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Miguel Angel

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Todo lo publicado por Miguel Angel

  1. Nombre: Daniel Walls Alquiler de moto: Si
  2. https://despistaos.es/profile/28657-el_bling/
  3. Nombre y Apellido que vayas a usar ingame: Daniel Walls López Edad y fecha de nacimiento (REAL): Edad: 49 años, nacido el 03/noviembre/1970 Experiencia previa en roleplay: Aprox. 2 años en diferentes servidores, como Callejeros RP con diferentes servidores y admind. por que cambio de manos, también en Profugos, en estos dos se podría decir que estuve el mayor tiempo, también ojeando algunos otros sin llegar a ser de mi gusto por motivos diversos siempre esperando la oportunidad de poder estar, y tener la experiencia en Despistaos que al fin tengo, gracias a mis buenos amigos con los cuales he disfrutado del RP al máximo, desempeñando papeles y trabajos diversos, Pasando por trabajos legales como EMS llegando a ser Jefe de EMS en CallejerosRP, Mafia pasando al lado oscuro, también he tenido un transito por la ciudad como ciudadano donde trabajaba desde barrendero a conductor de autobús en lo que fue un paso por la legalidad dentro de la cuidad, experimente el trabajo de Policía por poco tiempo ayudando a un amigo Admind mientras creaban el server y le daban forma, pero no llegue a desempeñar el papel de policía mucho tiempo fue solo de paso. Historia completa de tu personaje (cómo lo interpretarás, procedencia, qué pretende ser, aspiraciones, miedos etc...). Daniel Walls López, de 35 años, tuvo una infancia difícil, era pobre, cambiaba de lugar de residencia constantemente, y con frecuencia pasaba hambre. Todo esto provocado por el trabajo nómada de su padre. Así creció en la zona desértica del suroeste de los Estados Unidos y en las montañas de Virginia Occidental. De niño le costo llegar a experimentar lo que era la amistad, no permanecía más de 1 año en el mismo lugar, las personas y niños eran simples conocidos, siempre teniendo que establecer nuevas relaciones, en nuevos lugares lo que hizo desarrollar en él, ese afán de investigación y creación de historias en su mente, que fue desarrollando durante su adolescencia donde era común verlo siempre con una libreta y un lápiz, su pequeño lápiz. Llegar a casa al volver de las clases era todo un drama, su padre siempre fuera de casa viajando por trabajo, era comercial vamos eso decía él, pero en realidad lo que hacia era dedicarse a la compra y venta de coches usados, lo que les causaba los problemas de tener que abandonar los pueblos y ciudades por los chanchullos nada claros de su padre, su madre trabajando en horarios incompatibles con poder estar con el, hijo único pasaba horas al volver de casa vagando por los alrededores observando a los vecinos, sus actividades, como los niños jugaban con su padre y como sus madres abrazaban y besaban a sus hijos. No era un niño que le gustasen los deportes, más bien dejaba a los demás hacer y el observaba, no tenia ningún interés en participar, prefería pasar desapercibido, en pocas ocasiones se le veía participar en juegos donde primaba el trabajo en equipo, pocos eran los que llegaron a entenderle y muchos menos los que llegaron a conocerle. Hubo dos personas que si llegaron a entenderlo, llegaron a comprenderlo y supuso para el conocer el significado de tener personas a su lado, unos compañeros con los que pasar algunos ratos, uno de ellos se llamaba Owen, simpático y amable que lleva en su recuerdo al igual que otro chaval que le marco en su vida, Antón los cuales, ambos dos , y en diferentes etapas de su vida le acompañaban y compartían sus historias y de los cuales aprendió el significado de la amistad, compartían sus sueños, esperanzas y planeaban el futuro, Daniel les explicaba sus historias, y como les imaginaba en un futuro lejano, dramático eran las despedidas en las que dejaba atrás a las personas que más le entendían y comprendían, odiando un poco mas a su padre por el hecho de separarle de ellos, un trasiego de ciudades donde no llego a encontrar nunca más a nadie que llenara ese hueco en su corazón. Entraba en casa ya tarde y sentado en el escritorio de su habitación soltaba, expulsaba, liberaba su mente en las hojas de su libreta, inventando las más e insólitas historias, de su vecino, de aquella madre volviendo a casa del trabajo y jugando con su hijo, de aquel hermano o hermana que nunca tubo para compartir la infancia, todo ello quedaba plasmado día a día, año a año en aquellas libretas que le acompañaban siempre. En los momentos de ocio durante las clases sentía la necesidad de conocer que hacían los profesores, los alumnos, le encantaba seguir a los trabajadores del colegio como el conserje y a los de mantenimiento e intentar averiguar que escondían en su día a día. Su afán de saber de la vida de los demás y escribir después las experiencias y los comentarios recibidos por quien estaba siguiendo, entrevistando, etc..., todo en la búsqueda de la verdad de los que le rodeaban. No más suerte en el amor, chico agraciado, con fuerte musculatura, media melena, y siembre bien vestido, marcado este hecho por los problemas económicos que siempre sufrió de pequeño que le marco a la hora de cuidar su cuerpo e imagen, fácilmente atraía al sexo contrario pero sin llegar a establecer una relación seria hasta conocer a la que fue su mujer, y como no podía ser de otra manera realizando una de sus ansiadas búsquedas de la verdad en un bar de carretera en las inospidas montañas. Con el tiempo salió de la pobreza y se mudó a la ciudad de Nueva York, donde se convirtió en un escritor de columnas en periódicos y cuentos cortos. Sus padres Antoni Walls y Sonia López también se mudaron allí. Una noche, cuando se dirigía a una fiesta vestido con ropa elegante, Daniel vio a su mamá hurgando en un basurero. Agachó la cabeza y le pidió al conductor del taxi que la llevara de vuelta a casa. Dios mío, pensó. Su gran miedo a la soledad, a la falta de cariño, de abrazos, del beso a la llegada a casa, el cenar en compañía de su mujer y poder explicarle que averiguo, que trama esta por desvelar, con que gente esta en contacto, sin darse cuenta que estaba cayendo en los mismos errores que cometía su padre, dado que no aparecía por casa hasta la noche y no todas la noches a la hora de la cena, quedando su mujer sola con la mesa puesta, el solo pensaba en él mismo, solo se veía a él, y solo quería recibir, sin darse cuenta de que su mujer esperaba de el, lo mismo que el esperaba de sus padres cuando era niño sin obtenerlo. Se sentía aterrado, la soledad, el temor a perder lo que había conseguido, a pesar de que tenía una vida muy buena, una esposa que le amaba, un trabajo excelente que era su pasión, el no lo consideraba un trabajo si no una forma de vida, de alcanzar objetivos, una casa confortable y, a pesar de todo, se sentía un fraude. Entonces se obsesiono con la idea de escribir sobre esta situación vergonzosa, aunque sabía los riesgos que implicaba. A lo largo de 10 años, Daniel hizo cuatro intentos por empezar a escribir un libro, pero como cada vez se sentía más frustrado y temeroso, desechaba los escritos. Finalmente, con 25 años, publicó “El castillo de su vida”, el cual lleva casi tres años en la lista de éxitos de las librerías de New York, ha vendido más de dos millones de ejemplares, se ha traducido a 23 idiomas y pronto se convertirá en película. Suele pensar que ciertas cosas sólo nos pasan a nosotros y que reducen nuestro valor como personas. Constantemente alienta a la gente, para que escriba sobre su vida. Es algo que le da una nueva perspectiva. Para el, fue muy revelador. Aunque no se hubiera vendido ni un solo ejemplar del libro, había valido la pena. No necesitaba haber tenido una niñez difícil o unos padres excéntricos para escribir sus historias. Pensaba que tampoco hace falta contar algo dramático ni la necesidad de tener que publicarlo. La recompensa estaba en su esfuerzo y no en el elogio público, así que no necesitaba ser periodista reconocido ni ser un escritor profesional ni tener contactos en la industria editorial. Simplemente necesitaba poder escribir y contar sus experiencias para ser él mismo. Haciendo un examen de conciencia. Y eso implica honestidad. No podía escribir o contar unas historias sinceras preocupándose de lo que puedan pensar sus familiares o amigos. Aunque la verdad duela, si así sucedió, no hay otra manera de contarlas. Por lo menos le reconocían su valentía y le respetaban. El siempre ha creído que cuando se es realmente honesto y se revela todo, y se ayuda a los demás, dice Lorna su mujer. Te das cuenta de que no estás tan solo, el mayor de sus miedos y de que las cosas son anormales, y que alguien más se ha sentido exactamente igual que el o ha vivido o vive sus sueños. Si se escatima la verdad, entonces se perjudica a los otros. Siempre pensando que la honestidad no es un regalo sólo para los demás, si no que lo es también para uno mismo. El otro requisito en el cual creía para escribir historias veraces es la retrospección. No le bastaba con hacer una crónica de la propia vida como si uno fuera periodista de un diario. Las historias le exigen escribir sobre lo que ha aprendido de las experiencias personales, esa búsqueda es la que le hace adentrarse en las más oscuras intrigas y conocer a personajes realmente peligrosos. Daniel Walls escribió sobre su infancia como si fuera un observador imparcial, y el resultado, según su agente literario, fue una historia “envuelta en dramas”. Sólo cuando rememoraba sus sentimientos y emociones de chico, el relato cobraba fuerza y se volvía real. Cierta vez, un terapeuta le dijo que lo que había hecho en sus libros era justo lo que él trataba que hicieran sus pacientes, encarar la verdad. Walls. durante muchos años huyo de ella, pero la verdad y la realidad siempre le alcanzaba, escribir era su manera de encararla. Las cosas que le perseguían ejercen un poder muy fuerte sobre él, y pierden fuerza al afrontarlas. Muchas personas le dicen, ¿Cómo podía perdonar a sus padres cuando le habían tratado así?’ En realidad, a quien tuvo que perdonar fue a el mismo. Daniel piensa que algunas personas sólo tienen una historia que les parece importante o digna de contar, y otras no logran recordar ni contar ninguna. El mismo se aconseja hacer un diagrama de vivencias para ver las cosas en perspectiva. Rememora su pasado, pide ayuda a los amigos e identifica los seis momentos más relevantes. Hace esto a conciencia y con honestidad, sin duda le vienen a la memoria algunos sucesos que le dejaron huella por su importancia, con encanto o misterio. Hay muchas formas de vivir una vida, Intenta dividir la suya por decisiones críticas, personas influyentes, conflictos, creencias, lecciones e incluso errores. Experimenta hasta que encuentra la historia que quiere contar, la experiencia que le marcó, y la vida que le queda por recorrer. Con la calma infinita que sólo la experiencia le proporciona, lucha para salir adelante y continuar contando sus vivencias, sus historias y a vivir como si de otras o varias vidas se tratase. De lo que no se dio cuenta es de lo que estaba dejando abandonado, su mujer, su hogar, los días fuera de casa, la falta de demostraciones de amor y cariño, desembocaron una noche de las muchas en las que entraba en casa a altas horas, esperando un beso, un abrazo, se encontró en el pasillo de casa una maleta, su maleta, entrando en el salón su esposa sentada en la mesa con semblante cansado y muy nerviosa que pudo al fin soltar todo lo que sentía, todo fueron reproches, le recordaba las veces que ceno sola, los días esperando sin saber donde estaba, si estaba bien, sin la certeza de verlo entrar por la puerta una noche más, él sin entender que estaba pasando solo podía verse a el mismo reprochandole a sus padres lo mismo que a el le estaba reprochando su mujer, a un grito de Lorna reacciono y volvió a la conversación donde ya lo único que tenia eran las señales de su mujer echándolo de casa. Se encontraba frente a su mayor miedo la soledad, andando con su maleta hacia la parada de los autocares sin un lugar donde ir, esperando coger el primer autocar que llegase sin importar el destino, con su libreta, con su lápiz. Subido en el autocar sin saber que había pasado empezando a ser consciente de que había cometido los mismos errores que cometieron con el, las cosas que él más hecho en cara y reprocho a sus padres, y ahora se encontraba camino de una nueva ciudad una nueva vida en Los Santos. Trayecto muy largo en autocar, donde reflexionaba sobre que hacer al llegar, donde vivir, afloraban en el sus más grandes temores y miedos a estar solo, aunque en mente siempre un objetivo, la búsqueda de intrigas, complots, visitaría los periódicos de la isla en búsqueda que poder publicar sus vivencias, sus historias, sus cuentos, en una nueva ciudad por descubrir, sus barrios, su gente, o se adentraría en las zonas más peligrosas para conocer quien controla los bajos fondos de la ciudad, dudas y más vueltas a la cabeza intentando reconducir su vida, sabiendo que su pasión, su forma de vivir siempre le lleva a contar su historia.
  4. Nombre y Apellido que vayas a usar ingame: Daniel Walls López Edad y fecha de nacimiento (REAL): Edad: 49 años , 03/11/1970 Experiencia previa en roleplay: Aprox. 2 años en diferentes servidores, como Callejeros RP con diferentes servidores y admind. por que cambio de manos, también en Prófugos, en estos dos se podría decir que estuve el mayor tiempo, también ojeando algunos otros sin llegar a ser de mi gusto por motivos diversos siempre esperando la oportunidad de poder estar, y tener la experiencia en Despistaos que al fin tengo, gracias a mis buenos amigos con los cuales he disfrutado del RP al máximo, desempeñando papeles y trabajos diversos, Pasando por trabajos legales como EMS llegando a ser Jefe de EMS en CallejerosRP, Mafia pasando al lado oscuro, también he tenido un transito por la ciudad como ciudadano donde trabajaba desde barrendero a conductor de autobús en lo que fue un paso por la legalidad dentro de la cuidad, experimente el trabajo de Policía por poco tiempo ayudando a un amigo Admind mientras creaban el server y le daban forma, pero no llegue a desempeñar el papel de policía mucho tiempo fue solo de paso. Historia completa de tu personaje (cómo lo interpretarás, procedencia, qué pretende ser, aspiraciones, miedos etc...). Daniel Walls Lopez, tuvo una infancia difícil, era pobre, cambiaba de lugar de residencia constantemente, y con frecuencia pasaba hambre. Todo esto provocado por el trabajo nómada de su padre. Así creció en la zona desértica del suroeste de los Estados Unidos y en las montañas de Virginia Occidental. De niño no pudo llegar a experimentar lo que era la amistad, no permanecía más de 1 año en el mismo lugar, las personas y niños eran simples conocidos, siempre teniendo que establecer nuevas relaciones, en nuevos lugares lo que desarrollo en el ese afán de investigación y creación de historias en su mente, que fue desarrollando durante su adolescencia donde era común verlo siempre con una libreta y un lápiz, su pequeño lápiz. En los momentos de ocio durante las clases sentía la necesidad de conocer que hacían los profesores, los alumnos, le encantaba seguir a los trabajadores del colegio como el conserje y a los de mantenimiento y intentar averiguar que escondían en su día a día. Su afán de saber de la vida de los demás y escribir después las experiencias y los comentarios recibidos por quien estaba siguiendo, entrevistando, etc..., todo en la búsqueda de la verdad de los que le rodeaban. No más suerte en el amor, chico agraciado, con fuerte musculatura, media melena, y siembre bien vestido, marcado este hecho por los problemas económicos que siempre sufrió de pequeño que le marco a la hora de cuidar su cuerpo e imagen, fácilmente atraía al sexo contrario pero sin llegar a establecer una relación seria hasta conocer a la que fue su mujer, y como no podía ser de otra manera realizando una de sus ansiadas búsquedas de la verdad en un bar de carretera en las inospidas montañas. Con el tiempo salió de la pobreza y se mudó a la ciudad de Nueva York, donde se convirtió en un escritor de columnas en periódicos y cuentos cortos. Sus padres Antoni Walls y Sonia López también se mudaron allí. Una noche, cuando se dirigía a una fiesta vestido con ropa elegante, Daniel vio a su mamá hurgando en un basurero. Agachó la cabeza y le pidió al conductor del taxi que la llevara de vuelta a casa. Dios mío, pensó. Se sentía aterrado, su mayor miedo la soledad, el temor a perder lo que había conseguido, a pesar de que tenía una vida muy buena, una esposa que le amaba, un trabajo excelente que era su pasión el no lo consideraba un trabajo si no una forma de vida, de alcanzar objetivos, una casa confortable y, a pesar de todo, se sentía un fraude. Entonces se obsesiono con la idea de escribir sobre esta situación vergonzosa, aunque sabía los riesgos que implicaba. A lo largo de 10 años, Daniel hizo cuatro intentos por empezar a escribir un libro, pero como cada vez se sentía más frustrado y temeroso, desechaba los escritos. Finalmente, con 25 años, publicó “El castillo de su vida”, el cual lleva casi tres años en la lista de éxitos de las librerías de New York, ha vendido más de dos millones de ejemplares, se ha traducido a 23 idiomas y pronto se convertirá en película. Suele pensar que ciertas cosas sólo nos pasan a nosotros y que reducen nuestro valor como personas. Constantemente alienta a la gente, para que escriba sobre su vida. Es algo que le da una nueva perspectiva. Para el, fue muy revelador. Aunque no se hubiera vendido ni un solo ejemplar del libro, había valido la pena. No necesitaba haber tenido una niñez difícil o unos padres excéntricos para escribir sus historias. Pensaba que tampoco hace falta contar algo dramático ni la necesidad de tener que publicarlo. La recompensa estaba en su esfuerzo y no en el elogio público, así que no necesitaba ser periodista reconocido ni ser un escritor profesional ni tener contactos en la industria editorial. Simplemente necesitaba poder escribir y contar sus experiencias para ser él mismo. Haciendo un examen de conciencia. Y eso implica honestidad. No podía escribir o contar unas historias sinceras con la preocupación de lo que puedan pensar sus familiares o amigos. Aunque la verdad duela, si así sucedió, no hay otra manera de contarlas. Por lo menos le reconocían su valentía y le respetaban. El siempre ha creído que cuando se es realmente honesto y se revela todo, y se ayuda a los demás, dice Lorna su mujer. Te das cuenta de que no estás tan solo, el mayor de sus miedos y de que las cosas son anormales, y que alguien más se ha sentido exactamente igual que el o ha vivido o vive sus sueños. Si se escatima la verdad, entonces se perjudica a los otros. Siempre pensando que la honestidad no es un regalo sólo para los demás, si no que lo es también para uno mismo. El otro requisito en el cual creía para escribir historias veraces es la retrospección. No le bastaba con hacer una crónica de la propia vida como si uno fuera periodista de un diario. Las historias le exigen escribir sobre lo que ha aprendido de las experiencias personales, esa búsqueda es la que le hace adentrarse en las más oscuras intrigas y conocer a personajes realmente peligrosos. Daniel Walls escribió sobre su infancia como si fuera un observador imparcial, y el resultado, según su agente literario, fue una historia “envuelta en dramas”. Sólo cuando rememoraba sus sentimientos y emociones de chico, el relato cobraba fuerza y se volvía real. Cierta vez, un terapeuta le dijo que lo que había hecho en sus libros era justo lo que él trataba que hicieran sus pacientes, encarar la verdad. Walls. durante muchos años huyo de ella, pero la verdad y la realidad siempre le alcanzaba, escribir era su manera de encararla. Las cosas que le perseguían ejercen un poder muy fuerte sobre él, y pierden fuerza al afrontarlas. Muchas personas le dicen, ¿Cómo podía perdonar a sus padres cuando le habían tratado así?’ En realidad, a quien tuvo que perdonar fue a el mismo. Daniel piensa que algunas personas sólo tienen una historia que les parece importante o digna de contar, y otras no logran recordar ni contar ninguna. El mismo se aconseja hacer un diagrama de vivencias para ver las cosas en perspectiva. Rememora su pasado, pide ayuda a los amigos e identifica los seis momentos más relevantes. Hace esto a conciencia y con honestidad, sin duda le vienen a la memoria algunos sucesos que le dejaron huella por su importancia, con encanto o misterio. Hay muchas formas de vivir una vida, Intenta dividir la suya por decisiones críticas, personas influyentes, conflictos, creencias, lecciones e incluso errores. Experimenta hasta que encuentra la historia que quiere contar, la experiencia que le marcó, y la vida que le queda por recorrer. Con la calma infinita que sólo la experiencia le proporciona, lucha para salir adelante y continuar contando sus vivencias, sus historias y a vivir como si de otras o varias vidas se tratase.
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