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Helyxz

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  1. ID en el servidor: 11263. Hola buenas, me gustaría invitar al servidor a @Cueeck ya que es una persona que sé que puede aportar rol de calidad a la comunidad y seriedad. Además, he disfrutado mucho de los roles que hemos tenido desde que la conozco.
  2. Nombre y apellido que vayas a usar ingame: Daniela Cook. Edad y fecha de nacimiento (REAL): 21 años, 14/01/98. Experiencia previa en roleplay: Casi cinco meses roleando en un mismo servidor. Historia completa del personaje: Nombre: Daniela. Apellido: Cook. Nacionalidad: Española. Edad: 27 años. Daniela, como tantas otras personas, nació en el seno de una familia completamente desestructurada. Su padre era alcohólico y llegaba a las tantas de la madrugada apestando a vino y tirando todo lo que encontraba a su paso. Su madre, por otra parte, era una ama de casa que por no perder a su marido también se inició en ese mundo de perdición y soledad. La joven estuvo desde muy pequeña ligada a ese tipo de vida: nadie estaba para recogerla cuando salía del colegio, y tampoco para leerle un cuento por las noches. Estaba sola, la única compañía que tenía era la de su diario, que aún a día de hoy lo conserva y rellena de vez en cuando. Absolutamente todos los recuerdos de su infancia están empañados y borrosos por su padre, quien amargaba la vida tanto a su madre como a ella. Lo que sí recuerda perfectamente fue lo que pasó una tarde después de llegar del colegio. Mientras subía las escaleras de su casa, podía escuchar los gritos de sus padres, parecía que estaban teniendo una acalorada discusión. Daniela no le dio importancia porque ya estaba más que acostumbrada, pero cuando abrió la puerta de su casa y vio a su propio progenitor arrastrando a su madre por el pelo a lo largo del pasillo, supo que todos los límites los había cruzado. Que aquel hombre ya no respetaba nada, que había superado la fina línea que en múltiples ocasiones estuvo a punto de sobrepasar. Su madre la miraba con los ojos inyectados en sangre y con una expresión en su rostro en la que podía leerse: “¡Vete de aquí!” Jamás podrá olvidar ese momento, es algo que aún lleva consigo como una espina clavada en su corazón. Desde ese trágico suceso, servicios sociales se hizo cargo de la niña hasta la mayoría de edad, que fue cuando ella encontró un trabajo de camarera y así pudo empezar a ganarse la vida. Nunca más supo de sus padres. Aquellos meses en el centro de menores fueron duros, pero sinceramente fue la época donde más feliz había sido. Allí tenía amigos que estaban en su misma situación y unas cuidadoras que estaban pendientes de que no les faltara de nada. Hubo momentos buenos y malos, pero nada comparado a lo que anteriormente era su vida. Un verdadero infierno. Con dieciocho años conoció a un chico en su trabajo, y como si se tratase del mismísimo destino, ambos encajaron desde el primer minuto en que comenzaron a hablar. El tipo se llamaba Michael y era el prototipo de chico perfecto: alto, rubio, de ojos azules y con una personalidad arrolladora que la encandiló desde la primera palabra que le dedicó. Tras muchos meses conociéndose y quedando a solas, ambos decidieron comenzar una relación y fruto de aquel apasionado amor nació Ethan, su hijo. Un niño lleno de vitalidad, pero con una enfermedad que lo acompañaría el resto de su vida. Padecía la enfermedad conocida como “Piel de Mariposa” un trastorno que se caracteriza por una extrema fragilidad de la piel, originándole múltiples y dolorosas ampollas en su mayoría. Los médicos al principio no le daban demasiada esperanza, ya que es una enfermedad rara que a día de hoy no tiene cura, pero los años fueron pasando e Ethan fue creciendo ante la mirada de asombro de los especialistas. Era un niño feliz a pesar de los problemas, y su madre se dejaba la piel por conseguir algo de dinero y que no le faltara de nada. Lo más duro que Daniela recuerda de esos años era enfrentar día a día la enfermedad de su hijo sin nadie que pudiese ayudarla, no tenía familia ni tenía amigos dispuestos a brindarle su ayuda. El padre de su hijo por otra parte, pocos meses después del diagnóstico del niño, se fue con el único pretexto de que no podía vivir así y que necesitaba un tiempo. La joven se quedó literalmente sola con un niño enfermo a su cargo, sin nadie que pudiera echarle un cable con los gastos de sus medicamentos. Lejos de rendirse o de hundirse, Daniela sacó fuerzas del hueco más recóndito de su ser y comenzó una tortuosa búsqueda de alguien que pudiera brindarle su ayuda para conseguir que su hijo saliera adelante. Fueron largos meses de llamadas, de e-mails y de entrevistas hasta que por fin, recibió la llamada de un hospital en Washington que le ofreció una oportunidad única. Estaban desarrollando un tratamiento experimental para dicha enfermedad, no sabían que porcentaje de éxito tendría, pero mientras hubiese una posibilidad, era mejor que quedarse con los brazos cruzados. Daniela aceptó a pesar de que el coste del tratamiento más los gastos del viaje eran sumamente elevados, algo que no podía permitirse ya que había dejado su trabajo por falta de tiempo. La chica decidió dejar a su hijo con una familia de acogida de confianza para que lo cuidaran en su ausencia. Ella no tenía un trabajo, ni dinero para costear el tratamiento de su hijo, así que aquella fue la decisión más acertada. El destino elegido para comenzar a buscarse la vida fue Los Santos, pues había escuchado hablar muy bien de esa ciudad. Por lo menos seguro que trabajo no iba a faltarle. Lo único que tenía claro es que haría lo imposible por sacar a su hijo adelante y seguir viéndole crecer. Cuando llegó allí no tenía apenas nada, pero gracias a su pasión por los vehículos y a su gran habilidad para conducir y hablar con las personas no tardó en encontrar trabajo como taxista. Fueron buenos meses en los que iba y venía con aquel coche de un lado para otro y podría asegurar que en aquella época fue feliz. El único problema era que el sueldo era muy bajo y no podía permitirse el lujo de seguir perdiendo el tiempo. Justo en ese momento conoció a una chica llamada Tormenta Franxx. Ambas se enamoraron desde el primer minuto en que hablaron y comenzaron una relación. El único problema de todo aquello era que Tormenta estaba metida en muchos negocios turbios, y al conocer la historia de su hijo, no tardó en tenderle la mano y ayudarla en todo lo que estuviese a su alcance. Ser delincuente no era algo que Daniela soñase desde pequeña, pero era dinero fácil y rápido, justo lo que su hijo necesitaba ya que se le agotaba el tiempo. Así que aceptó la oferta. Atracos a mano armada, robos, extorsiones, torturas… El dinero iba creciendo en su bolsillo, pero también el miedo a perder la vida. Siempre se había sentido como un pez fuera del agua, aquel mundo no era para ella, pero nunca se quejó. Sabía que era la única manera de juntar dinero para su hijo, aunque no fuera de la forma más honrada. Una mañana el móvil de Daniela comenzó a sonar muy temprano. Abrió los ojos y se dio de bruces con su pareja Tormenta, aquella asiática de pelo blanco que le había robado el corazón meses atrás. Le dedicó una pequeña sonrisa y depositó un tierno beso sobre sus labios antes de levantarse de la cama. Se dirigió a la cocina y cogió el teléfono, era un número desconocido. —¿Daniela Cook? —le dijo una voz masculina al otro lado de la línea. —Somos del hospital, su hijo ha empeorado considerablemente y necesitamos con urgencia que acuda. Aquellas palabras le rompieron el corazón en mil pedazos, pero no dudo un segundo en preparar las maletas. Lo único que dejó en la casa de su chica fue una nota en la que decía: “Tengo que irme, mi hijo me necesita. Volveré. Te amo xXx.” Pocos días después en el hospital, Michael se presentó allí con la excusa de querer ver a su hijo, parecía bastante arrepentido por lo que había hecho, así que Daniela decidió volver a confiar en él y darle la oportunidad de quedarse. Estaba cambiado, tenía un brillo en la mirada especial, uno que no había visto nunca. Ambos decidieron darse una oportunidad esta vez como amigos, y comenzaron a quedar para recuperar el tiempo perdido. Una noche habían salido a cenar, lo habían pasado muy bien pero el único problema era que él había bebido más de la cuenta. La acompañó hasta su apartamento, y cuando ella se despidió, Michael le robó un beso de los labios. La chica pronto se apartó y le dijo que nunca más volviera a hacerlo, pero parecía que aquel hombre quería más. La agarró con fuerza del brazo y la metió en el interior de la vivienda, llevándola casi arrastras por el pasillo, como su padre a su madre en un pasado. Por más que gritaba que por favor no lo hiciera, él parecía no tener oídos. Era inexplicable el miedo que sentía en ese momento. La tumbó en la cama, la inmovilizó con sus manos, la despojó de su ropa y comenzó a penetrarla una y otra vez sin miramientos. Nadie escuchaba los gritos ahogados de esa chica, y por más que intentara zafarse del agarre, no había manera de quitarlo de encima. Lo único que se limitó a hacer fue cerrar los ojos y apretar en su mano un colgante que Tormenta le había regalado un día. “¿Dónde estás, mi amor?” pensó para sí misma mientras aquel hombre se movía encima de ella como un animal. A la mañana siguiente, Daniela se despertó primero que él y al verlo a su lado en la cama, no pudo hacer más que sentir asco incluso de sí misma. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y notaba su garganta dolorida de los gritos que había pegado, había sido una noche horrorosa que no podría olvidar nunca. Lentamente se levantó, fue a la cocina y cogió uno de los cuchillos más afilados que había. Sin pensárselo dos veces, con la mirada perdida, se lo clavó en el cuello y dejó que se desangrara en aquella cama donde ella había perdido parte de su inocencia. Seguidamente se vistió, hizo las maletas y compró un billete de ida pero sin vuelta a la ciudad donde ahora Tormenta residía. Se había convertido en una asesina, pero a pesar de eso, seguiría intentando sacar todo el dinero posible para su hijo, esta vez sin miedo alguno. Haría todo lo necesario para conseguirlo, costara lo que costara. Cualquier cosa que quieras añadir: Forma de ser: Antes de todo lo sucedido era una chica bastante tímida aunque cuando entraba en confianza llegaba a ser incluso divertida. Ahora, es una persona mucho más fría y distante, alguien que no necesita amigos y que tampoco desea hacerlos. Parece una chica fuerte, pero realmente es mucho más frágil de lo que aparenta. Miedos: Le aterra no conseguir sacar a su hijo adelante después de tanta lucha, también la soledad y la mentira. Además detesta que le creen falsas ilusiones y las personas con doble cara.
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