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Información personal

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    Jaylen Kelly

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  1. Nombre y Apellido que vayas a usar ingame (ej: Javier Perez): Duck Evans Edad y fecha de nacimiento (REAL): 23, 26-10-1996 Experiencia previa en roleplay: He jugado a juegos como Conan, Atlas, Life is Feudal y varios servidores de GTA V como SpainRP entre otros. También llevo cerca de 1 año jugando en LuRP en RAGE donde acumularé más de 1800 horas y ahora que se me ha abierto la posibilidad pues me gustaría poder rolear en Despistaos. Historia completa de tu personaje (como lo interpretaras, de donde viene, que pretende ser, sus aspiraciones y sus miedos etc...): Y aquí estamos otra vez tú y yo a solas, dando vueltas a la que quizá sea la mayor elección de mi vida. Pero para ello no debo olvidar de donde vengo y todo lo que he pasado. Esa infancia de tantos altibajos que pasé... pero primero contar algo antes. Un pequeño hospital a las afueras de Detroit, donde mi madre dio a luz en 1994. Ahí es donde de verdad comienza mi historia, unos 3,6 kg, el segundo de tres hermanos. Me crié en el seno de una familia afroamericana humilde. Mi padre, Steve Evans, trabajaba en una planta de automoviles en el sur de la ciudad, mientras mi madre, Sarah, se encargaba de nuestro cuidado. Mi primer recuerdo, es jugar con unos pequeños coches con mi hermano, Eden. Él llevaba uno de carreras y yo otro de policía y jugábamos a polis y cacos. Esto quizá explique alguna que otra cosa de la actualidad. Yo empecé a ir a la escuela y no me desagradaba, al menos no lloraba como muchos otros niños cuando les dejaban sus madres, o eso es lo que decía la mía. Con 4 años, la familia creció y apareció Ayana, mi hermanita pequeña. Ahí sentí que algo había cambiado, yo dejé de ser el pequeño de la familia y ahora tenía que preocuparme por ella también. Durante estos años, a parte de los coches despertó mi afición por el béisbol. Mi padre, mi hermano y yo pasábamos los fines de semana viendo a los Detroit Tigers y animándoles, mientras comíamos tortitas con crema de cacahuete; he de reconocer que el dulce siempre ha sido una debilidad para mi. El día del tercer cumpleaños de mi hermanita, llegaba de la escuela junto a mi hermano, para entonces teníamos 12 y 7 años e íbamos solos. Ese día debería de haber sido una fiesta pero nunca olvidaré a mi padre sentado en la mesa de la cocina con rostro serio junto a mi madre y hermana. La noticia no podía ser peor, la empresa en la que trabajaba cerró y despidió a todos los trabajadores. Este quizá fue el punto de inflexión de mi apacible vida. Mi padre entró en una profunda depresión, cambió la sonrisa por las botellas de Whiskey y los cigarrillos. Las discusiones en casa se sucedían y recuerdo que hasta yo me volví más reservado. La única escapatoria que tenía a todo esto era el refugio de los libros y la escuela. Siempre fui un chico bastante curioso y atento. Pasaron un par de años a trancas y barrancas mientras la situación empeoraba. Cuando tuve 9 años me acuerdo ver a mi hermano guardar una bolsa de plástico con algo verde dentro. Él no me quiso decir que era, solo que no dijese nada a nuestros padres. Lo pienso ahora y que ingenuo era... joder. Y entonces aquella noche... aquella rara noche. Se escucharon sirenas en el barrio y me asomé a la ventana sorprendido. Alguna que otra vez había pasado, a la gente del barrio la policía les causaba rechazo, pero a mi no. Esa noche la persona que bajaron del patrulla, me resultaba conocida. Entrecerré los ojos y me fijé bien. Un chaval de unos 14 o 15 años, lo llevaban agarrado de los brazos. Yo solo quería que no fuese él, pero por mucho que quisiese, lo era. Los agentes llamaron a la puerta y ahí estaba Eden. Los agentes traían su mochila con varias bolsas y esas hierbas verdes. La situación todavía podía ser peor, se encontraron a mi padre borracho. Recuerdo como este les empezó a lanzar improperios e insultar. Al final se lo llevaron a él detenido también. Mi madre no podía más con la situación. Al día siguiente, unas mujeres vinieron a casa, le entregaron unos papeles a mi madre y le dijeron que mi hermana y yo debíamos ir con ellas. Yo evidentemente no entendía mucho y tampoco quería irme con ellas. Las lágrimas caían por mi rostro mientras me dejaron recoger algunas de mis cosas, entre ellas estaban los coches con los que solía jugar con mi hermano. Nos llevaron a un centro con otros chavales de más o menos nuestra edad. Ahí me hice fuerte y traté de ser el pilar de mi hermana, aunque bueno todo lo fuerte que puede ser un niño de 10 años, al que le han separado de su familia. Pasó medio año, pero parecieron 2 o 3 de lo lento que pasaba el tiempo en ese lugar, no porque los cuidadores nos tratasen mal ni mucho menos, si no por la monotonía de los días. Las mismas chicas que vinieron a mi casa aparecieron en la habitación, en mi corazón quería que fuese para ir a casa de una vez por todas pero no. Me dijeron que mi hermana se iba a ir con una familia de acogida a San Francisco, que mi padre había sido ingresado en un centro de desintoxicación y mi hermano en un reformatorio. Y ahí llego la bomba. Se habían encontrado a mi madre dormida en la cama... y no volvería a abrir los ojos. En ese momento el mundo se vino abajo y sentí el mayor de mis miedos: la soledad. Si lo pienso, a día de hoy, también tengo miedo a quedarme solo en el mundo. Cumplí 11 años y al menos apareció un rayo de luz entre tanta oscuridad, una familia de San Diego había decidido acogerme en su casa. Jhon y Emily. Mis nuevos ''padres''. Aquel día estaba preparado para cualquier cosa. Me vinieron a buscar me montaron en un todo terreno y me llevaron al aeropuerto. Allí me esperaba un chico que me acompañaría en el vuelo. Esa sería la primera vez que me monté en un avión y digamos que fue un gran descubrimiento para mi y para darme cuenta que tenía bastante miedo a las alturas. Llegué a San Diego, en el aeropuerto estaban ellos. Una familia americana de tez blanca. Yo me mostré un poco excéptico. En Detroit había visto alguna que otra pelea entre blancos y negros y esto era raro para mi. Vivir con ellos. Llegué a su casa y allí estaba, una vivienda unifamiliar con jardín propio. Me enseñaron mi habitación y ahí fue mi sorpresa: estaba decorada con coches de policía, posters de jugadores de Béisbol y de las carreras. Mi nueva ''madre'' me comentó que le habían dicho que yo siempre estaba jugando con mis coches o viendo el béisbol y que me encantaba, así que decidió hacer eso porque pensaba que me gustaría. La adaptación no me costó mucho, mi nuevo padre también tenía esos gustos por el deporte. Él era seguidor de los San Diego Padres, no eran mis Tigres pero bueno, al menos compartíamos algo. Mis dudas entre blancos y gente de color quizá eran solo eso dudas y al haberlo visto solo desde un lado siempre me había hecho una idea equivocada. Con el paso del tiempo esto me dejó de preocupar y a día de hoy no me lo planteo. Al finalizar ese verano, comencé a ir al instituto de San Diego. Esto quizá fue lo mejor que me pasó en toda mi infancia. Mis compañeros de clase me recibieron como uno más. El primer día me senté atrás del todo, algo asustado, nos presentamos e hicimos las cosas típicas de primer día tras las vacaciones. Al llegar el recreo se me acercó Jack, un chico moreno bastante risueño. El instituto tenía una cancha de béisbol y me dijeron de jugar con ellos. Yo había visto muchas veces jugar pero nunca lo practiqué por lo que no se me daba muy bien. Al finalizar, vino junto a Diego, otro chico con un acento latino y estuvimos charlando. Recuerdo que me dijeron que tendría que practicar más entre bromas y yo estaba de acuerdo. Entonces Diego dijo algo que me acompañaría el resto de mi vida. Me dijo que él me llamaría Pato, ya que Duck, en su idioma, significa eso y yo parecía uno mareado jugando. Me hizo gracia y me lo tomé a bien. Al menos ya no estaba solo y ese miedo que tenía no estaba tan presente. Los siguientes años pasaron tranquilamente, mis notas mejoraron mucho en el instituto y la estabilidad que mi nueva familia me aportaba. A mi ''padre'' lo nombraron fiscal del Estado, fue todo un evento, me acuerdo de la felicidad que se respiraba esos días. Poco a poco fui dejando atrás mi vieja vida pero eso no quiere decir que lo olvidase al fin y al cabo eso era imposible. Y entre tanto llegó el 2012 y otra de las decisiones de mi vida. Mi indecisión estaba ahí de nuevo. Tenía que decidirme entre estudiar Derecho o trabajar para poder opositar a la policía. Se lo planteé a mis ''padres'' y fue quizá una de las pocas veces que les vi discutir. Mi padre quería que estudiase Derecho y fuese abogado como él, mientras que mi ''madre'' me invitaba a que siguiese con mi sueño. Y ahí estaba yo entre A o B y mil dudas. El tiempo se me echaba encima y tenía que decidirme, por aquel entonces Jack y Diego me recordaban una y otra vez que no se explicaban como podía llegar a ser una persona tan indecisa para algunas cosas y tan fuerte para otras. Yo simplemente hacía lo que muchas otras veces, sonreía y me hundía en mis pensamientos. Al final, elegí darle una oportunidad a la carrera de Derecho, al fin y al cabo pensé que la opción de la policía sería algo que siempre estuviese ahí. Me fui a vivir a un piso de estudiantes, más cerca de la Universidad. La idea me resultaba aterradora. Tener que conocer de nuevo gente, la posibilidad de no caerles bien y pasarlo mal. Por suerte solo eran pensamientos. Amy, Jason y Marlon, mis compañeros de piso eran personas muy diferentes, de hecho cada uno estudiaba una cosa y bastante distintas, desde la Literatura de Amy hasta las Matemáticas Aplicadas de Marlon. El vinculó se fortaleció con los años pero no todo iba tan bien. La carrera no me gustaba nada y ello se veía reflejado en mis notas. Empecé a dejar de ir a clase y centrarme en otras cosas. Por aquel entonces realizábamos fiestas en nuestro piso y ahora sí conocí de primera mano lo que hacían las bolsitas verdes que había visto a mi hermano. Me di cuenta que eso no era para mi. Al cumplir los 21, tuve una conversación con Amy. Ella era con quien más hablaba, quizá me costaba menos ya que siempre me hablaba de la vida e historias de sus libros y a mi me hacia despejar la mente. Me preguntó por mi vida. Todo lo que había sido hasta llegar allí. Fue la primera persona en mi vida que me había planteado esa pregunta. Yo le conté un poco por encima las cosas y obvie muchos detalles como el de mi madre y otras cosas, al fin y al cabo no me gustaba que pudiese sentir pena por mi o algo por el estilo. Me preguntó por mi vida sentimental entre risas y demás. Bueno yo le comenté que nunca me había enamorado ni nada similar. Ella llevaba 5 años con su pareja y siempre me decía: ''Duck, a veces que mostrases tus sentimientos estaría bien, seguro que debajo de esa coraza hay un corazoncito'' y se reía. Yo nunca mostraba mis sentimientos. Era algo que notaba tan mío que no me gustaba compartirlo y que pudiesen usarlo. Tras la charla me planteé que quizá no estaba siendo quien quería ser. Desde que me habían acogido me lo habían dado todo y yo nunca había conseguido nada por mi mismo. Entonces tras meditarlo y dudar como era típico en mi, decidí probar a ser más independiente, no depender de nadie. Se lo comenté a mis ''padres''. Mi ''madre'' con rostro apenado me animó y me dijo que si era mi decisión adelante. Mi ''padre'' no entendía nada. Dejé la carrera y pensé en la policía, pero claro si no había podido con la primera como iba a aguantar toda la responsabilidad que tiene el cuerpo, así que aunque fuese mi sueño lo dejé a un lado. Me busqué un trabajo normal, ponía cafés en una pequeña cafetería de Market St. No era el trabajo de mi vida pero bueno, no me podía quejar. Esto me ayudó a socializar con la gente y abrirme un poco más. Y así me pase 3 años de mi vida entre cafés y bayetas viendo la vida pasar detrás de la barra de un bar. Tanto tiempo ahí detrás y la soledad de cerrar el bar me hizo pensar en algo. Mis hermanos. Nunca había intentado hacer nada por saber de ellos. Que habría pasado con ellos, incluso con mi padre. La idea me rondaba la cabeza. Buscarles o no, quizá ya se habían olvidado de mi o también quizá tendrían otras vidas y lo último que debía ser yo es una carga para ellos. Y parece que alguien me hubiese leído la mente. Una mañana, mi ''madre'' me llamó y dijo que necesitaba contarme algo importante. Cuando llegué a casa, la encontré con el rostro serio y me preocupé. Al principio pensé que era algo de mi''padre'', pero me dijo que no. Me dio un papel con un número de teléfono y una dirección. Miré a mi ''madre'' con una sonrisa sincera, al fin y al cabo siempre he sido muy sincero y he detestado la mentira, le dije que necesitaba saber de mi hermana, que no podía dejar escapar esta oportunidad y que volvería, que siempre le estaría agradecido a Jhon y a ella por todo lo que habían hecho por mi. Volví a mi casa, cogí el teléfono y pensé en llamar. Marqué el número pero no llamé. Tenía miedo de la respuesta así qué lo pensé mejor, cogí mis pocos ahorros, algo de ropa y un billete para San Francisco. Al llegar allí busqué la dirección, con los nervios a flor de piel toqué el timbre de la casa. Salió una chica de tez muy blanca y unos ojos azules penetrantes. Me invitó a pasar dentro de la casa. Una vez ahí, me hablo de mi hermana, yo me mantuve callado atónito. Al parecer, Ayana también había tenido suerte con su familia. Cuando terminó de hablar le pregunté por ella, dónde se encontraba y cuando podría verla. Después de tanto tiempo era el momento. Kate, que así era como se llamaba la chica, mandó un mensaje a mi hermana. Esta no tardó nada en venir. Al verla supe que era ella, esos ojos no eran fáciles de olvidar. Por un momento dejé brotar mis sentimientos y las lagrimas recorrieron mi mejilla, eran lágrimas de alegría, de poder recuperar lo que una vez había perdido. Kate nos dejó a solas un buen rato. Ayana me contó todo lo que había vivido los últimos años. Un viaje por Europa, su familia, los estudios... Al parecer quería estudiar medicina. Tenía una buena nota y bueno, siempre le había interesado estos temas. Al parecer tenía la vida resuelta y yo sentía que no pintaba mucho ahí. Era mi hermana, sí, pero nuestros caminos debían tener rumbos distintos. Me contó también que este sería el último verano antes de que entrase en la Universidad, así que le prometí hacer todo lo posible por verla más. Ella también me contó que esto fue gracias a Kate, que sin ella nada hubiese sido posible. Al parecer Kate tenía familia policía. Esto hizo que yo pensase en Eden y en mi padre. Al llegar la noche, Kate me invitó a quedarme a cenar, me explicó que seguiría el camino de su madre y sería policía. Al parecer ella si era una chica decidida y tenía el arrojo que a mí me faltó a su edad. Me invitó también a quedarme más tiempo e incluso cuando volviese a San Francisco para ver a Ayana. En mitad de la conversación a mi me resultó inevitable preguntarle que si sabía algo más de mi familia. Su rostro no parecía tan alegre como antes. Me dio la noticia de que mi padre nunca superó su adicción al alcohol y había fallecido. Mientras Eden... estaba en la cárcel de Detroit cumpliendo cadena perpetua. Fue un golpe para mi y para Ayana. Rápidamente Kate, intentó cambiarnos el tema y me preguntó por mi trabajo y aspiraciones. Yo le conté que había empezado a estudiar Derecho pero lo dejé, que ahora estaba trabajando en una pequeña cafetería en San Diego y que siempre quise haber opositado para la Policía pero nunca di el paso. Por mucho que intentase cambiar el tema de conversación, yo no paraba de darle vueltas a Eden, ¿qué le habría ocurrido?, ¿habría alguna forma de ayudarle? o ¿sería posible aunque fuese verle?. Nunca dije nada. Los días pasaron de ese verano, y yo estaba entre San Diego y San Francisco, recuperando el tiempo perdido con mi hermanita y conociendo a Kate. Al fin y al cabo ellas dos eran inseparables. Esos días yo me quedaba a dormir en casa de Kate, por lo que hablábamos de nuestras cosas y de lo que teníamos en común. Era una sensación rara para mi, ya que no solía hablar tanto con nadie y con la única chica que me había pasado algo del estilo era con Amy, a quien veía sólo como una amiga. El verano iba a tocar a su fin y el momento tan ansiado para Kate estaba ya ahí cerca. Iba a poder ir a ser Policía. Por una parte me alegraba por ella pero por otra era separar nuestros caminos. La verdad es que esto tampoco nunca se lo he dicho a ella. Quizá debería no haber sido tan cobarde y mostrar mis sentimientos... Kate llegó un día con una carta para Ayana y para mi. Su hermano, quien trabajaba en el Departamento de Investigaciones de la policía, nos había conseguido una visita con Eden. En ese momento fue una sensación agridulce. Ir a ver a mi hermano, pero saber que nunca va a salir de esas celdas. En la carta ponía que esa visita sería en Septiembre. Mi cabeza al verlo empezó a dar vueltas. El motivo estaba claro, Kate, quien se había convertido en mi apoyo, ya no estaría. No podría acudir, ya que estaría con sus oposiciones. Evidentemente, no le dije nada, puse una sonrisa y le agradecí el gesto infinitamente. Quizá si simplemente le hubiese dicho que me gustaría que hubiese venido... quién sabe. Me acuerdo también del último día de Agosto. Ayana, Kate y yo sentados junto al lago en San Francisco. Era su lugar favorito y ya que sería el último día que estaríamos juntos decidimos aprovecharlo al máximo. Bromeé en como nos veríamos dentro de unos años, mi hermana con su bata blanca de médico y Kate con el uniforme de policía. Ella sabía que vestir ese uniforme era mi sueño también y no paró de animarme a ir con ella durante todo el verano. Este último día, también me lo recordó. Es una chica tan decidida... Y yo como un bobo puse mi sonrisa y le dije cumple tu sueño, no te preocupes por mi. Ayana me miró y no entendía nada. De hecho ella también me animaba a ir. Nos despedimos de Kate, le dije que me llamase cuando no estuviese ocupada que seguro que yo no estaría haciendo mucho mas que poner cafés en el bar. Mientras ella se alejaba y caía el sol, mis ojos se pusieron vidriosos y recuerdo las palabras de Ayana: ''ay hermanito, quizá deberías dejar de atar tus sentimientos''. Le sonreí y le abracé, no dije mucho más, la niña que se habían llevado, ahora la vida me la había devuelto hecha una mujer y parece que más madura que yo. Llegó Septiembre y el día de la visita. Ayana y yo cogimos un vuelo a Detroit. Nos presentamos en la cárcel y tras pasar los controles de seguridad nos pasaron a una sala. Allí estaba Eden, con ese traje naranja que desearía que no llevase. No me lo explicaba. Por qué estaba ahí fue lo único que me salió decirle. Después de tantos años y lo primero que me salió fue eso. Me comentó problemas de bandas, drogas y armas. No quise saber más de ese tema e intenté contarle algo sobre mi vida y la de Ayana. Le comenté sobre mi sueño de ser policía y de Kate. Él no tenía mucho cariño a los policías pero me dijo que si era mi sueño luchase por él. En menos de dos meses era la tercera persona que me lo decía. Quizá tenían razón y tenía que dar el paso. No tuvimos mucho tiempo tampoco, apenas una hora que se pasó volando. Al despedirnos recuerdo sus palabras: ''Duck, vive tu vida, no dudes tanto, que la vida es eso que pasa mientras tú estas ahí parado pensando. Y haz caso a esa blanquita, quizá ella también sabe que tu futuro es llevar placa y uniforme''. Tras esto me despedí de él y salí bastante pensativo de la cárcel. Volvimos al Aeropuerto y me despedí de Ayana, ella tenía que coger un avión rumbo a San Francisco y centrarse en sus estudios. Yo en cambio volvería a San Diego. Ahora ya no tendría el apoyo de Ayana tanto como antes y me sentiría un poco más solo. Y así es como llegamos al día de hoy, tras varias noches con las palabras de Eden y Ayana en mi cabeza. Aquí tirado en la cama. ¿Qué estará haciendo Kate? Seguro que pasando mil aventuras como las que yo he soñado. Creo que tienes razón hermano, debo vivir la vida y no dejar que otros decidan por mi, vidas solo hay una y tengo que aprovecharla. Tras esto, Duck entró en la pagina web y buscó un viaje a Los Santos, la ciudad a la que se había ido Kate. Su objetivo ahora lo tenía más claro que nunca, luchar por su sueño y sincerarse con Kate. ¿Y si lo que él sentía fuese recíproco?. Acto seguido, Duck cogió una pequeña bolsa y metió algunas de sus cosas. Bajó al salón y les dijo a sus ''padres'' lo que iba a hacer, ellos lo entendieron y sintieron que no podían retenerle de ninguna manera. El chico volvió a subir y se metió en la cama, al día siguiente tendría que tomar seguramente el avión más importante de su vida. Apariencias Físicas: Duck es un chico afroamericano de 25 años de edad. Su aspecto físico es de deportista, tiene los ojos verdes, mide 1.81 y el pelo castaño. Interpretación: La interpretación de Duck es la de un chico bastante tímido y callado con quien no conoce. Es bastante indeciso a la hora de tomar decisiones que puedan afectar a su vida así como de mostrar sus sentimientos. Quizá por todo lo que haya pasado se ha vuelto bastante fuerte y no le gusta mostrar su interior, pero eso no quiere decir que no lo tenga. La actitud que tiene ahora mismo es la de ir a cumplir su sueño y sus objetivos siendo constante y persistente con ello. Siempre buscará estar acompañado, ya que lo que más miedo le da es esa soledad de no tener a nadie. Duck siempre será sincero con la gente, es una de sus mayores virtudes y le gustará que lo sean con él, detestando así las mentiras.
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