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JuananXXV

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    Oliver Jones

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  2. - Nombre y Apellido que vayas a usar ingame: Jarvis Jenkins - Edad y fecha de nacimiento (REAL): 31 años, nacido el 08/03/1989 - Experiencia previa en roleplay: He jugado a servidores de Rolplay anteriormente como SAMP, cuando había que teclear todo y últimamente en servidores GTAV sin Whitelist donde destacaría por número de horas Leyendas Urbanas. - Historia completa de tu personaje : Soy Jarvis Jenkins y tengo 31 años, me encuentro en mitad del vuelo Baltimore – Los Santos en busca de nuevos caminos y esta es mi historia: Nací el 8 de Marzo de 1989, en un pueblo de la bahía de Cadiz, en Rota concretamente, España. Mi madre es de origen andaluz y mi padre es estadounidense, concretamente de Baltimore, Maryland. Hijo único, aunque tengo poco de ello, más bien de educación militar pero a su vez sensible e inestable emocionalmente debido a los acontecimientos ocurridos en mi vida. A finales de los años 80 mi padre, Jhon Jenkins pertenecía al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y fue trasladado a la base americana situada en Rota. Mi madre, Teresa Martin, por entonces, con 19 años trabajaba tras la barra de un bar a la orilla de la playa y allí fue donde se conocieron. Lo que parecía un amor de verano terminó con ambos viviendo bajo el mismo techo y trayéndome a mi al mundo. Los recuerdos que tengo de mi infancia son muy felices, tuve una madre que me adoraba y me dio todo el cariño del mundo, no tengo foto de mi infancia en la que no esté en sus brazos, ella fue quien me trasmitió el amor por el mar y la naturaleza, mientras que mi padre, como buen militar, me preparó desde bien pequeño a la dura realidad de la vida, a saber levantarme en cada caída, a no rendirme nunca, me enseño la lealtad, el compromiso y quizás lo mas importante, a perseguir mis sueños hasta conseguirlos. Me crié a orillas del Atlantico por lo que casi aprendí a nadar antes que andar. Recuerdo jugar muy a menudo en la playa con mi madre, en la arena y en el agua, mientras que mi padre pasaba mucho tiempo fuera de casa por sus maniobras militares. Mi madre me enseño desde bien pequeño a coger olas con la tabla de Surf, pasión que conservo hoy en día, aunque no lo practico. En el colegio era un niño muy sociable y buen estudiante, no me costaba hacer amistades con nuevos niños y me encantaba practicar deporte a todas horas, ya fuera darle patadas a un balón, nadar en el mar o coger la bicicleta con mis amigos. Mis recuerdos de mi niñez era perderme con David y Moises, mis mejores amigos, a pesar de tener solo 12 años, cogíamos las bicicletas por el pueblo y se nos iban las horas muertas y tanto nos perdimos una vez que tuvo que salir la Guardia Civil a buscarnos, encontrándonos al anochecer bajo el faro de mi pueblo natal. En 2003, cuando tenía catorce años, a mi madre le diagnosticaron cáncer de pecho y a los pocos meses falleció. Esto fue un duro golpe en mi vida, mi madre era todo para mí y mi padre, el cual pasaba bastante tiempo fuera de casa tuvo que dejar el Cuerpo de Marines para hacerse cargo de mí. Esta adaptación no fue fácil para mí, en plena adolescencia perder a mi madre a la que estaba tan unido me hizo desviarme un poco de mis amigos de siempre y empezar a relacionarme con un grupo de chicos de las casas bajas, los cuales estaban siempre metiéndose en problemas. En esta etapa comencé a fumar marihuana, cambié mi vestimenta de surfero por la de parecer un pandillero de pantalones caídos y a cometer pequeños hurtos, obligando a mi padre alguna vez a tener que ir a recogerme al cuartel de la guardia civil. Me encontraba incomprendido y creía que todo el mundo estaba en mi contra, empecé a traer malas notas del instituto y mi padre intento salvar la situación de la mejor manera que se le ocurrió, mudándonos a Baltimore, su ciudad natal, evidentemente en contra de mi voluntad. Y allí estaba yo, con 14 años y sin apenas saber hablar el idioma, en un país nuevo, en una ciudad nueva, en un colegio nuevo y un nuevo circulo de amigos, de los que hoy en día recuerdo con cariño a James, un chico de color de familia des-estructurada el cual hoy en día cumple condena en prisión. Vamos, se estaban reuniendo todos los ingredientes necesarios para acabar de tirar mi vida por la borda. Si en Rota probé la marihuana aquí me convertí en todo un fumeta de esta y a meterme en peleas callejeras de la mano de mi nuevo amigo, no eran problemas de importancia, o al menos en comparación con los de los chicos de mi distrito, pero ya comenzaba a desviarme del camino mientras mi padre trabajaba de basurero y estudiaba para entrar al cuerpo de policía de la ciudad para poder ofrecerme una vida mejor. No se lo puse fácil, me encontraba en mi etapa mas rebelde, incluso me volví violento, ya que recuerdo una vez, la única en toda mi vida, en la que mi padre me puso la mano encima y fue al recogerme de la comisaria de policía por ir en una moto robada cuando, al recriminarme esta acción, le plante cara y mi padre me dio una bofetada de las que humillan más de lo que duelen. Llego 2005, cuando yo tenia 16 años y mi padre aprobó las oposiciones e ingreso en la policía en una de las ciudades con un indice de criminalidad más alto del país. Y ese mismo día, con su uniforme reluciente, me sentó frente a él y me dio una de esas charlas que él me solía dar, de las que te hacen "click" en la cabeza. Aun puedo recodar fragmentos de aquella conversación “Jarvis, que pensaría tu madre si te viera en lo que te estas convirtiendo” “Coño Jarvis, espabila o vas a entrar en una espiral de la que no vas a poder salir” “Quieres verte como esas personas sin hogar que tienen que robar para su dosis diaria” Y lo consiguió, escuché ese click. Había decidido cambiar mi vida y lo hice. Retomé mis estudios en el instituto y el deporte, cambie por completo de amistades y abandoné mis adiciones. Ya por entonces mi padre y yo nos habíamos mudado a un distrito más tranquilo de casitas blancas con jardín donde conocí a Mark. Mark era mi vecino justo,al lado y gracias a él este cambio fue mucho mas fácil. Comenzamos a salir con chicas y descubrí que no se me daba mal ligar con ellas. Ya me manejaba bastante bien con el idioma y como siempre he sido una persona muy extrovertida no me costaba conocer gente nueva. Me saque el carne de conducir y comenzamos a viajar por los alrededores de Baltimore, íbamos a la montaña y a la playa, retome mi afición por el futbol y jugábamos ambos en un equipo de nuestro distrito, deporte que me enseño el compromiso y el compañerismo y gracias a este pude conseguir una beca en la universidad. Fui a la universidad Johns Hopkins a estudiar Bussines (Dirección de empresas), ya que me quería convertir en un rico y famoso hombre de negocios y allí conocí a Mery. Por entonces yo tenia 18 años, de complexión atlética, no era muy alto, sobre los 170 cm y tenía el pelo largo y moreno, mientras que ella, un poco más joven que yo, era una chica delgada, teñida de pelirrojo, ojos marrones y un poco mas bajita que yo. Comenzamos a salir durante nuestros estudios y con ella el descubrí el verdadero sentido de la universidad, con sus estudios y sus fiestas. Ella también era una chica muy extrovertida y alegre como yo, nos gustaba salir, asistir a fiestas universitarias y viajábamos a festivales de Rock por toda la costa. Recuerdo mi etapa universitaria como la etapa mas feliz de mi vida, sin preocupaciones, salvo la de estudiar y debido a que me considero una persona bastante inteligente no tenia problemas con ello. La conocí en mi primer curso y al terminar nos fuimos a vivir juntos. No me veía preparado aun para salir del nido de papá pero ella me lo propuso y yo no supe decirle que no. Los primeros años de convivencia fueron difíciles ya que ahora nuestra supervivencia dependía de nosotros. Tuve diferentes trabajos temporales como camarero, vigilante de un club nocturno y taxista mientras que ella regentaba un pequeño negocio, una pequeña cafetería en el centro de la ciudad heredada por sus padres. A mis 22 años, a pesar de conseguir un buen trabajo en las oficinas del puerto de Baltimore, me sentía frustrado, ya que no había conseguido mi sueño, ese de ser un hombre rico y famoso de negocios. Esto hizo florecer problemas en la pareja del tipo discusiones y algún que otra maleta a casa de mi padre. Ya estaba cansado de aquello. Me encontraba en esa etapa de mi vida en la que necesitaba evolucionar, incluso nos planteamos ampliar la familia con un hijo pero vimos que esa no era la solución. Me dí cuenta, que una persona tan activa como yo, no podía estar los próximos treinta o cuarenta años tecleando delante de un ordenador por lo que decidí seguir los pasos de mi padre e ingresar en el cuerpo de policía de Baltimore. No me costo mucho, como he comentado anteriormente, me considero una persona bastante avispada y fisicamente seguía practicando ciclismo, salía a correr y nadar en el mar. Con estudio y dedicación lo conseguí y el 2 de Enero de 2011 fue mi primer día patrullando la ciudad junto a mi compañero Dave, lo recuerdo como si fuera ayer. Un veterano policía de la ciudad, que conocía a mi padre y se encargó de enseñarme todo sobre este oficio y cuando digo todo es todo, lo bueno y malo, le gustaba siempre implantar justicia aunque esta estuviera en el limite de la ley. Me encantaba mi trabajo, quizás fuera el hecho de que ningún día fuera igual que el anterior o la satisfacción de ayudar a los demás, la que me hacia irme a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Esta faceta mía de ayudar a los demás, creo que me viene por mi madre, ya que siempre la recuerdo como defendía a las clases menos favorecidas, justificándolas incluso cuando no actuaban de manera correcta mientras que mi padre las criticaba por no cumplir la ley. Era feliz y me sentía orgulloso de la vida que estaba construyendo y cuando digo vida, me refiero a la que crecía en el vientre de Mery, estaba embarazada, incluso ya teníamos preparada la habitación de la bebe, Sheila. Y como la vida es así, todo volvió a cambiar. Fue en Diciembre del 2015, en vísperas de navidad, cuando recibo el aviso por radio de un accidente de trafico, un sedan de color rojo se ha salido de la vía y hay victimas mortales. Mery se encontraba dentro de ese vehículo, volviendo del trabajo junto a su compañera y amiga Alice. Ambas perdieron la vida en aquel accidente. Otra vez, la persona a la que aferraba mi felicidad y la niña que traia al mundo me dejaban. Y si la muerte de mi madre me hundió, esta perdida me hizo tocar fondo. Caí en el alcohol, perdí mi trabajo, mi casa y amistades. En apenas unos meses pasé de tener una vida plena y feliz junto a mi pareja y mi nueva pasión, la policía, a encontrarme en un sofá tirado de un fumadero de crack con una botella de alcohol barato en mi mano, mientras unos toxicómanos me insultaban por mi pasado policial. Aprendí que nada en esta vida es seguro ni nada es para siempre. Fueron un par de años de los que tengo pocos recuerdos mas allá de alguna cicatriz por alguna pelea. Deambulaba por la ciudad, vivía y dormía en un asentamiento chabolista bajo un puente, pedía limosna en la puerta de la iglesia y robaba en el interior de algún vehículo para comer un bocadillo al día y beber algo de alcohol barato para olvidar mi vida, vida que muchas veces pensé en acabar con ella ya que no le encontraba el sentido. Me pasaba el día escondido de mi padre y de mis antiguos compañeros, los cuales me andaban siempre buscando para sacarme de ese mundo. El Jarvis de siempre ya no existía, ahora era un melancólico borracho que su única meta en la vida era la de anestesiarse en alcohol. Y esa era mi vida, hasta hace un par de años, cuando desperté a base de las bofetadas que me estaba dando mi compañero Dave junto a mi padre en uno de esos fumaderos donde me escondía. Me despertaron, me cogió mi padre por los hombros y me llevó a su casa. Recuerdo levantar la mirada mientras me llevaba en volandas y ver sus ojos vidriosos, creo que fue en ese momento cuando me dí cuenta del amor que tenia mi padre hacía mí. Me ayudó, como un padre ayuda a su hijo, me llevo a terapia, me volvió a inculcar mi pasión por el deporte, me busco un trabajo como tendero en una tienda de alimentación, en definitiva, estuvo junto a mi todos y cada uno de los días siguientes hasta hace una semana cuando falleció por un ictus cerebral. No se lo puse fácil, me escape alguna que otra vez, pero él fue quien me enseño a no rendirse jamas. Yo no tenía mejor manera de devolverle ese amor, que demostrándole, que tanto esfuerzo por su parte había surgido efecto. Mi padre me acaba de dejar si, pero me ha enseñado todo lo que yo soy hoy en día, hasta la ciudad a la que viajo en este momento, Los Santos. Él me hablo de ella, me contó que es una ciudad con muchas oportunidades, con playa y naturaleza, mis dos pasiones, un lugar donde empezar de cero una nueva vida con una sociedad abierta a los nuevos visitantes. Hoy en día puedo decir que me encuentro rehabilitado, no pruebo una gota de alcohol desde hace 461 días, y aunque tengo miedo de no encajar en un grupo de personas que me aporten estabilidad y caer de nuevo en lo mas marginal de la ciudad, me siento seguro de mi mismo y de lo que puedo ofrecer, he recobrado la sonrisa y las ganas de vivir, lo quiero hacer por mi padre, por mi madre y por Mery y mi hija. No me importa trabajar de lo que sea, he sufrido mucho en esta vida pero también he madurado a pasos agigantados, buscare un trabajo en Los Santos, me mudare a una casa en una zona tranquila y ahorrare para montar mi negocio y convertirme en ese hombre que una vez de niño soñé ser. No será fácil, pero ¿A caso mi vida lo ha sido hasta ahora? - Cualquier cosa que quieras añadir: En este momento me encuentro bien conmigo mismo, mido 180cm y aunque aun no me encuentro en condiciones físicas optimas aun conservo algo de aquel físico que lucia de uniforme. Soy una persona extrovertida a la que no le cuesta relacionarse con los demás y hacer amigos. En mi corta vida he descubierto lo que es vivir en lo más hondo de la sociedad lo que me ha hecho madurar a pasos agigantados. He descubierto el mundo delincuencial desde dentro y desde fuera y sé que no es lo que quiero en este momento. Mis vicios hoy en día son la buena comida y el café, que lo desarrollé trabajando de noche mientras patrullaba la ciudad de Baltimore. Llevo el pelo rapado y alguna marca de mi mala vida. Soy una persona valiente, amante de la naturaleza y el deporte y aunque no me guste demostrarlo, soy una persona sensible e inestable emocionalmente.
  3. - Nombre y Apellido que vayas a usar ingame: Jarvis Jenkins - Edad y fecha de nacimiento (REAL): 08/03/1989 - Experiencia previa en roleplay: He jugado a servidores de Rolplay anteriormente como SAMP, cuando había que teclear todo y últimamente en servidores GTAV sin Whitelist donde destacaría por número de horas Leyendas Urbanas. - Historia completa de tu personaje : Soy Jarvis Jenkins y tengo 31 años, me encuentro en mitad del vuelo Baltimore – Los Santos en busca de nuevos caminos y esta es mi historia: Nací el 8 de Marzo de 1989, en un pueblo de la bahía de Cadiz, en Rota concretamente, España. Mi madre es de origen andaluz y mi padre es estadounidense, concretamente de Baltimore, Maryland. A finales de los años 80 mi padre, Jhon Jenkins pertenecía al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y fue trasladado a la base americana situada en Rota. Mi madre, Teresa Martin, por entonces, con 19 años trabajaba tras la barra de un bar a la orilla de la playa y allí fue donde se conocieron. Lo que parecía un amor de verano terminó con ambos viviendo bajo el mismo techo y trayéndome a mi al mundo. Los recuerdos que tengo de mi infancia son muy felices, tuve una madre que me adoraba y me dio todo el cariño del mundo, no tengo foto de mi infancia en la que no esté en sus brazos, ella fue quien me trasmitió el amor por el mar y la naturaleza, mientras que mi padre, de educación militar como tal, me preparó desde bien pequeño a la dura realidad de la vida, a saber levantarme en cada caída, a no rendirme nunca, me enseño la lealtad, el compromiso y quizás lo mas importante, a perseguir mis sueños hasta conseguirlos. Me crié a orillas del Atlantico por lo que casi aprendí a nadar antes que andar. Recuerdo jugar muy a menudo en la playa con mi madre, en la arena y en el agua, mientras que mi padre pasaba mucho tiempo fuera de casa por sus maniobras militares. Mi madre me enseño desde bien pequeño a coger olas con la tabla de Surf, pasión que conservo hoy en día, aunque no lo practico. Me gustaba practicar deporte a todas horas, ya fuera darle patadas a un balón, nadar en el mar o coger la bicicleta. En 2003, cuando tenía catorce años, a mi madre le diagnosticaron cáncer de pecho y a los pocos meses falleció. Esto fue un duro golpe en mi vida, mi madre era todo para mí y mi padre, el cual pasaba bastante tiempo fuera de casa tuvo que dejar el Cuerpo de Marines para hacerse cargo de mí. Quizás este fue el punto de inflexión en mi vida. Yo, que siempre había sido una persona muy inteligente y en mis notas lo reflejaba, empecé a no asistir al colegio y a relacionarme con personas que tonteaban con las drogas y la delincuencia. Mi padre, con el cual, la relación tampoco era muy fluida; quizás él me culpaba insconscientemente de tener que abandonar su carrera militar, tomó la decisión de trasladarnos a los Estados Unidos, a Baltimore, su ciudad de origen, evidentemente en contra de mi voluntad. Y allí estaba yo, con 14 años y sin apenas saber hablar el idioma, en un país nuevo, en una ciudad nueva, en un colegio nuevo y un nuevo circulo de amigos. Vamos, se estaban reuniendo todos los ingredientes necesarios para acabar de tirar mi vida por la borda. Comencé a consumir marihuana, a meterme en peleas callejeras y a cometer pequeños hurtos, no eran problemas de importancia, o al menos en comparación con los de los chicos de mi distrito, pero ya comenzaba a desviarme del camino mientras mi padre trabajaba de basurero y estudiaba para entrar al cuerpo de policía de la ciudad para poder ofrecerme una vida mejor. Y lo consiguió, en 2005 mi padre aprobó las oposiciones e ingreso en la policía en una de las ciudades con un indice de criminalidad más alto del país. Y ese mismo día, con su uniforme reluciente, me sentó frente a él y me dio una de esas charlas que él me solía dar, de las que te hacen "click" en la cabeza. Aun puedo recodar fragmentos de aquella conversación “Jarvis, que pensaría tu madre si te viera en lo que te estas convirtiendo” “Coño Jarvis, espabila o vas a entrar en una espiral de la que no vas a poder salir” “Quieres verte como esas personas sin hogar que tienen que robar para su dosis diaria” Y un largo etcetera.... Y lo consiguió, escuché ese click. Había decidido cambiar mi vida y lo hice. Retomé mis estudios y el deporte, cambie por completo de amistades y abandone mis adiciones. Fui a la universidad Johns Hopkins a estudiar Bussines (Dirección de empresas) y allí conocí a Mery. Por entonces yo tenia 18 años, de complexión atlética, no era muy alto, sobre los 170 cm y tenía el pelo largo y moreno, mientras que ella, un poco más joven que yo, era una chica delgada teñida de pelirrojo, ojos marrones y un poco mas bajita. Yo era un joven que había vivido mucho a mi corta edad, tenía un don de gentes innato, heredado de mi madre y no me costaba mucho ligar con chicas, a pesar de no ser tampoco ningún guaperas. Y así fue, comenzamos a salir durante nuestros estudios y al terminarlos nos fuimos a vivir juntos. Era joven, tenía trabajo y vivía con mi pareja. Eso hice florecer en mí que a mis 22 años me sentíera estancado conmigo mismo. Ya había tenido diferentes trabajos donde apenas ganaba para sobrevivir (camarero, vigilante en un club nocturno, taxista...) y actualmente trabajaba en las oficinas del puerto de Baltimore, delante de un ordenador, día tras día... Y ya estaba cansado de aquello. Mery, mientras tanto, tenía su pequeño negocio, una pequeña cafetería en el centro de la ciudad heredada por sus padres. Por ahora no teníamos pensamiento de ampliar la familia, nos gustan los niños, pero un rato y los de los demás y tampoco nos lo podríamos permitir. Me dí cuenta, que una persona tan activa como yo, no podía estar los próximos treinta o cuarenta años tecleando delante de un ordenador por lo que decidí seguir los pasos de mi padre e ingresar en el cuerpo de policía de Baltimore. No me costo mucho, como he comentado anteriormente, me considero una persona bastante avispada y fisicamente seguía practicando ciclismo, salía a correr y nadar en el mar. Y el 2 de Enero de 2011 fue mi primer día patrullando la ciudad junto a mi compañero Dave. Un veterano policía de la ciudad, que conocía a mi padre y se encargó de enseñarme todo sobre este oficio. Me encantaba mi trabajo, quizás fuera el hecho de que ningún día fuera igual que el anterior o la satisfacción de ayudar a los demás, la que me hacia irme a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Era feliz y me sentia orgulloso de la vida que estaba construyendo. Y como la vida es así, todo volvió a cambiar. Fue en Diciembre del 2015, en vísperas de navidad, cuando recibo el aviso por radio de un accidente de trafico, un sedan de color rojo se ha salido de la vía y hay victimas mortales. Mery se encontraba dentro de ese vehículo, volviendo del trabajo junto a su compañera y amiga Alice. Ambas perdieron la vida en aquel accidente. Otra vez, la persona a la que aferraba mi felicidad me dejaba. Y si la muerte de mi madre me hundió, esta perdida me hizo tocar fondo. Caí en el alcohol, perdí mi trabajo, mi casa y amistades. En apenas unos meses pasé de tener una vida plena y feliz junto a mi pareja y mi pasión por la policía, a encontrarme en un sofá tirado de un fumadero de crack con una botella de alcohol barato en mi mano, mientras unos toxicómanos me insultaban por mi pasado policial. Aprendí que nada en esta vida es seguro ni nada es para siempre. Deambulaba por la ciudad, vivía y dormía en un asentamiento chabolista bajo un puente, pedía limosna y robaba para comer un bocadillo al día y beber algo de alcohol barato para olvidar mi vida, vida que muchas veces pensé en acabar con ella ya que no le encontraba el sentido. Y así fue hasta hace un par de años, cuando desperté a base de las bofetadas que me estaba dando mi padre en uno de esos fumaderos donde me escondía tanto de él como de mis antiguos compañeros, (quiero hacer constar que no llegué nunca a consumir crack). Me despertó, me cogió por los hombros y me llevó a su casa. Recuerdo levantar la mirada mientras me llevaba en volandas y ver sus ojos vidriosos, creo que fue en ese momento cuando me dí cuenta del amor que tenia mi padre hacía mí. Me ayudó, como un padre ayuda a su hijo, me llevo a terapia, me volvió a inculcar mi pasión por el deporte, me busco un trabajo como tendero en una tienda de alimentación, en definitiva, estuvo junto a mi todos y cada uno de los días siguientes hasta hace una semana cuando falleció por un ictus cerebral. Yo no tenía mejor manera de devolverle ese amor, que demostrándole, que tanto esfuerzo por su parte había surgido efecto. Mi padre me acaba de dejar si, pero me ha enseñado todo lo que yo soy hoy en día, hasta la ciudad a la que viajo en este momento, Los Santos. Él me hablo de ella, me contó que es una ciudad con muchas oportunidades, con playa y naturaleza, mis dos pasiones, un lugar donde empezar de cero una nueva vida con una sociedad abierta a los nuevos visitantes. No se que me deparara el futuro, no se que camino terminare escogiendo en mi nuevo destino, solo espero conocer gente nueva, conseguir un buen trabajo y vivir junto a la playa para disfrutar de ella. Me gustaría retomar mi pasión por el surf en las olas de los Santos. Cualquier cosa que quieras añadir: En este momento me encuentro bien conmigo mismo, mido 180cm y aunque aun no me encuentro en condiciones físicas optimas aun conservo algo de aquel físico que lucia de uniforme. Soy una persona extrovertida a la que no le cuesta relacionarse con los demás y hacer amigos. En mi corta vida he descubierto lo que es vivir en lo más hondo de la sociedad lo que me ha hecho madurar a pasos agigantados. He descubierto el mundo delincuencial desde dentro y desde fuera y sé que no es lo que quiero en este momento. Mis vicios hoy en día son la buena comida y el café, que lo desarrollé trabajando de noche mientras patrullaba la ciudad de Baltimore. Llevo el pelo rapado y alguna marca de mi mala vida. Soy una persona valiente, amante de la naturaleza y el deporte y aunque no lo demuestre, me asusta la soledad y el ser rechazado por la sociedad.
  4. Gracias amigo. Ya participé, ahora a esperar la suerte!
  5. Muy buenas a todos! Me llamo Juanan, tengo 30 años y soy del sur de España. Aunque aún no pueda disfrutar del servidor soy un adicto a los vídeos de este. Estoy enganchadisimo a las historias de algunos personajes, son unos maquinas. Espero algún día poder disfrutar con vosotros del magnifico proyecto que os tenéis entre manos. Un saludo y suerte a todos en el sorteo.
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