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Samuuel

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  1. Nombre y Apellido que vayas a usar ingame: Charlotte García Rodríguez Edad y fecha de nacimiento (REAL): 13/03/2000 Experiencia previa en roleplay: Prácticamente ninguna. No obstante, llevo desde octubre del pasado año viendo directos de jugadores de este servidor tales como DinoYT, por lo que creo entender de antemano y en gran medida la mecánica de todo, o al menos la policial. Historia completa de tu personaje: La historia de este chico se remonta a una lluviosa noche del 13 de marzo del 2000 en un hospital madrileño siendo asi hijo de Juan García Díaz y de Clara Rodríguez Campos. Pese a la creencia popular, el nacimiento bajo un día de lluvia no trajo sino un nivel de vida bastante aceptable en un tranquilo barrio al norte de la capital española. Por aquel entonces, nuestro chico, al que llamaron James, tuvo una infancia bastante feliz rodeado de gente para la cual él era su centro de atención. En sus primeros años de vida, James se caracterizó por ser una persona bastante curiosa y que siempre estaba pendiente de todo lo que le rodeaba. Gracias a ello consiguió ser un chico bastante espabilado, que ya en sus primeros años en la primaria destacó por saber entender los problemas de la gente y poner todo su corazón para solucionarlos. James fue educado en un colegio católico, aprendiendo desde pequeñito así a creer en un ser superior y a intentar hacer el bien siempre que pudiese. De esta época, uno de los pocos recuerdos que conserva es la vez que en casa de su abuela, una tarde, decidió hacer algo de lo que se arrepentiría. Él siempre la veia los días que se quedaba con ella, que guardaba un puñado de monedas cada vez en una pequeña cajita metálica en su dormitorio. Asi, una tarde mientras su abuela preparaba la merienda, guiado por la curiosidad decidió abrir la cajita que su abuela tenia, aunque para ello tuvo que trepar por una silla para alcanzarla, y al abrirla descubrio un tesoro lleno de monedas. Pensó en llevarse algunas de ellas y enseñarle así a sus padres el gran hallazgo que había hecho, sin embargo, todo su plan fue frustrado debido a un mal paso que dió acabando así en el suelo y con un gran estruendo toda la caja llena de monedas acabó desparramada por la habitación. Cuando su abuela vio lo que había sucedido se disgusto muchísimo, llegando casi a soltar alguna lagrima. Obviamente cuando sus padres se enteraron de lo sucedido se llevaron una gran desilusión, así como un enfado que le costaría una grave pérdida de confianza con ellos. Desde ese día James se prometió no volver a hacer una cosa así pues él era un chico responsable que había sido educado para hacer el bien y es lo que tenía que hacer. Por aquel entonces sus padres seguían con los mismos trabajos que tenían cuando el nació. Su madre era una gran trabajadora en un banco y su padre un pequeño autónomo que aunque bien no destacaban por tener un alto nivel de vida, cualquier capricho que podía tener sus padres estuvieron siempre ahí para cubrírselo. Poco antes de empezar secundaria, y sin saber muy bien por qué, un día los padres de James le dijeron que dentro de poco se mudarían y eso le afecto profundamente, pues se vio en un abrir y cerrar de ojos, solo, perdiendo así todos los amigos que tenía y en un colegio totalmente nuevo. Su nuevo colegio no fue católico como el anterior y eso lo notaría muy pronto. Poco a poco en los primeros años de secundaria, fue descubriendo que la vida no era tan fácil como parecía en aquellos felices años de la infancia y es que descubrió que existía gente que se divertía pegando a los más débiles por los pasillos o haciendo la vida imposible algunos de sus compañeros de clase. James sabía que eso estaba mal y además, debido a la capacidad que tenía para comprender a los demás , descubrió un profundo dolor que emanaba de aquellas personas que día a día sufrían semejantes circunstancias. Así que como buen chico qué era decidió que era su responsabilidad parar aquello y tuvo la idea de avisar al director del Centro de las peleas y abusos que se estaban produciendo dentro de la clase. Sin embargo, James se dio cuenta de que no se tomaron las medidas necesarias pues sin saber muy bien como se empezó a rumorear que él había sido el que había dado el chivatazo y sin comerlo ni beberlo se vio, en apenas unos días, como una víctima más de aquellos abusones, aunque por suerte poco después sus padres comprendieron lo que estaba sucediendo y debido a lo protectores que eran, se plantaron una tarde en el colegio plantandole cara a esos niñatos por lo que gracias a ello James pudo disfrutar tranquilo de los años venideros, no sin antes sentirse frustrado por no poder ayudar a todos aquellos niños que siguieron sufriendo toda clase de actos por parte de aquellos abusones. Pero fue entonces, allá por 4º de secundaria cuando James descubrió a una persona que cambiaría su vida radicalmente, y esa era su gran amigo Jeremy. El era un chico de barrio y de calle con un nivel de vida mucho más modesto que el de James. Así descubrió un mundo que había estado oculto todos estos años para el. Gracias a Jeremy pudo descubrir que la vida no era tan fácil como sentarse todas las noches con un buen plato de comida en la mesa y entendió que sus quejas acerca de ir al colegio quedaban relegadas a un simple niño quejica cuando vio que a su amigo no le quedaba otra de robar lo que podía por las calles para así poder mantener a su familia, la cual estaba formada por tres hermanas y su madre, la cual era una drogadicta que no traía dinero a casa. Durante ese año las notas de James fueron desastrosas debido a que comprendió que no estaba feliz con la vida que llevaba, que aunque sus padres fueran unos grandes trabajadores que se lo habían dado todo él no estaba dispuesto a seguir el mismo camino que ellos y durante ese año se dedicó a ayudar a su amigo a reunir dinero y iniciarse en el mundo de los robos. Aún recuerda cuando su amigo le dijo por primera vez de robarle un par de billetes a un abuelo sentado en la parada del bus, casi sin poder creerselo, James se replanteaba asi toda su vida, educado como un chico que debia respetar las normas y seguir el camino del bien. Pero debido a lo curioso que era, James decidió hacer caso a su amigo y descubrió , tras robarle los billetes, que sentía una adrenalina que no había sentido nunca, le encantaba utilizar la comprensión con los demás para engañarles y así poder ayudar a su amigo, aunque más adelante descubriría que esto lo hacía por beneficio propio y para despejarse de la dura vida que sus padres le imponían teniendo que acatar a todas horas las rigurosas normas que regían su casa. Así poco a poco el nivel de los robos fue subiendo hasta que una noche fue pillado por la policía intentando robar una tienda y sus padres sufrieron un duro golpe al tener que ir a comisaría a buscarle y pagar lo correspondiente, asi como conocer la vida que estaba llevando su hijo a sus espaldas. Sin embargo sus padres no tuvieron más remedio que tomar represalias contra el y durante el verano tuvo que acudir a numerosas academias para recuperar el tiempo perdido durante el curso. James se dio cuenta así de que era mucho más rencoroso de lo que el recordaba, pues le pareció deplorable lo que hicieron sus padres y una semana antes de empezar nuevamente las clases decidió fugarse lejos, muy lejos, tan solo quería perder de vista a sus padres porque le carcomía por dentro el odio que sentía hacia ellos, debido al horrible verano que había sufrido sin poder ir siquiera una sola vez a la piscina del barrio. Asi, una noche hizo la maleta mientras sus padres estaban cenando fuera de casa y se dirigió al aeropuerto de Barajas para empezar una nueva vida. Por suerte, gracias a su madura apariencia y al don que tenía con las palabras , consiguió no hacer sospechar al taxista de su menoría de edad. En ese momento, James se sentía intranquilo, nervioso, pero muy furioso con sus padres además de que sentía unas ansias de libertad que le habían sido arrebatadas durante todos esos largos meses, queriendo asi huir y alejarse de todo. También cabe destacar que perdió el contacto con su amigo al empezar el verano ya que sus padres se enteraron que todos los problemas habían sido ocasionados por el y estuvo obligado a no volver a verle ni hablarle nunca más. Así James se planto en medio del aeropuerto con una simple maleta con ropa y unos cuantos billetes en el bolsillo, en ese momento se percato de lo difícil que sería decidir adónde se dirigiría, y como tras mucho pensar no supo decidir cuál era el mejor lugar, decidió que la suerte escogiera su destino y desplazó su tembloro dedo hacia el cartel de salidas y cerró los ojos. Así, el destino le hizo ir a parar a París, capital de Francia. -Francia!!; James no se lo podía creer, no tenía ni la más remota idea de francés y de nuevo se rió tontamente pensando en todos aquellos años que había desperdiciado aprendiendo inglés, pero más decidido que nunca decidió acercarse al mostrador a comprar un billete para el próximo vuelo. Durante el transcurso del viaje, se pregunto numerosas veces si estaba haciendo lo correcto, pero rápidamente desviaba ese pensamiento convenciéndose a sí mismo de que para madurar y volverse independiente necesitaba vivir aquello. Al llegar a suelo parisino, James se vio obligado a espabilar rápidamente aprendiendo a comunicarse mediante signos y conseguir así comida y un hospedaje decente para pasar la noche. En los siguientes días, estuvo vagando sin rumbo por la ciudad intentando encontrar algún establecimiento donde solicitaran empleados o algún sitio donde pudiera empezar una nueva vida con la edad que tenía. Estaba convencido de que no quería volver a la vida criminal de antaño con la cual contaba con una respetable experiencia, y menos en un país extranjero. Pero pasados unos días entendió que aquello no tenía futuro, ya que había gastado la mitad de sus ahorros y aún no había podido encontrar nada de provecho. Así, se convenció a sí mismo de que lo mejor sería regresar a casa, disculparse con sus padres y volver aquella vida que tanto odiaba, monótona y aburrida. La última noche que tenía pensado pasar en París decidió dar una vuelta por un pequeño parque que había cerca de donde se alojaba. Era medianoche y una gélida brisa le azotaba el pelo mientras caminaba tranquilamente por el suave césped aún húmedo de la tormenta de aquella tarde. Aquel sitio parecía un bosque de ensueño, debido a la redonda luna que asomaba por encima de su cabeza y los innumerables grillos que dotaban al parque de un aura sobrecogedora. A lo lejos divisó entonces unos pequeños columpios y en ese momento la vena chica le asomó, deseando poder sentir el frío de las cadenas en sus manos. Pero fue entonces, y mientras se acercaba, que descubrió que los columpios no estaban vacíos, sino que una bella silueta femenina se balanceaba lentamente sobre uno de ellos. James estaba confundido, pues sabía lo tarde que era y le parecía extraño qué una chica andara por aquellos lares a estas horas de la noche. Movido nuevamente por la curiosidad, decidió acercarse a ver quién era aquella misteriosa chica, y cuando la tuvo delante se presentó. Entonces, la chica le miro y sintió que se le paraba el corazón, unos grandes y claros ojos azules envolvieron su corazón acompañados del suave ondeo de su pelo rubio mecido bajo la brisa de la noche. En ese momento, James supo que se había enamorado y era extraño pues en todos aquellos años no había habido ninguna chica por la que James sintiese algo. La chica parecía estar llorando y en un breve susurro le dijo cómo se llamaba: -Charlotte; fueron las palabras que salieron de su boca y las cuales James no olvidaría nunca. Parecía como si un ángel se le hubiese aparecido y no estaba dispuesto a permitir que llorase. Rápidamente consiguió hacerla reír con su hábil gracia para las palabras debido a que por suerte, la chica conocia algo de español. Y descubrió que se habia escapado de casa, harta de sus padres, pero que ahora quería regresar y no encontraba el valor suficiente. Por suerte, consiguió convencer a Charlotte de que regresara, y tambien convencerla para verse al día siguiente en el mismo sitio. Así, el viaje de regreso a Madrid de James se aplazó, pues cada día estaba deseando que llegará la noche para poder reunirse en aquel parque con aquella chica que le había robado el corazón. Poco a poco se hicieron muy amigos y cuando James estuvo falto de dinero, Charlotte no tuvo reparos en ofrecerle una grata suma de dinero, cosa que al verlo, a James casi se le disloca la mandíbula. Las semanas pasaron hasta que en una noche llegó el momento y James reunió el coraje suficiente para declararse a Charlotte. Ella se rió débilmente y agarrando los cordones de la sudadera de James, se fundieron en un cálido beso. En pocos días, Charlotte le propuso a James conocer a sus padres y aunque James aceptase, se le hizo un poco raro que Charlotte le obligara a llevar un esmoquin, como si de una cena de gala se tratase. Sin embargo, cuando llegó la noche descubrió por qué, y es que la casa de Charlotte era un pequeño palacio a las afueras de París. Los padres de Charlotte le recibieron algo extrañado al verle, vestían ambos prendas extremadamente formales y su forma de hablar puso en serios aprietos a James, que aún no se había acostumbrado en exceso al idioma. Pero debido a su excelente capacidad para adaptarse a las situaciones, James consiguió superar aquella velada con lo que parecía una aprobación por parte de los padres de ella. Así, todo para James parecía ir bien, había encontrado un pequeño trabajo en una heladería a media jornada y las horas que pasaba con Charlotte eran cada vez más y más apreciadas por el. Así vivió unos meses de ensueño, hasta que un día James se percato de que algo iba mal, pues Charlotte no le había respondido en un par de días. Decidió entonces pasarse por su casa a ver qué es lo que ocurría y la respuesta le dejo helado. El padre de Charlotte salio a recibirle, comunicandole que hace un par de días ella les había revelado de donde provenia exactamente el chico y le dijo a James que no volverían a hablarse debido a que ella necesitaba, según ellos, a alguien que estuviera a su mismo nivel social y la fuese a mantener y no a un chico que habia huído de su casa hace unos meses atrás. Sin siquiera dejarle despedirse de ella, el padre se despachó de el, diciéndole que su única opción seria regresar con una gran cantidad de capital a su nombre. Y sin mediar mas palabras, cerro la puerta tras de sí, dejando a James sin todo lo que era su vida para él. En las semanas venideras, James entró en una profunda depresión, debido a lo mucho que había significado y seguía significando Charlotte en su vida. Dejó el puesto en la heladería y se volvió rápidamente adicto al tabaco. Sin futuro, sin dinero, sin amigos y sin su amor platónico decidió que la única salida que le quedaba era regresar a su ciudad natal y volver a ver a sus padres después de todo este largo tiempo y quizás volver a estudiar para alcanzar la gran fortuna que necesitaba si quería volver a ver aquella mujer qué significaba todo para él, así que hizo las maletas y regreso a Madrid. Pero al llegar, y antes de ver a sus padres, dio el paso a hacer una cosa que llevaba tiempo pensando, y es que el nombre que llevaba tan solo representaba una parte de su vida que quería dejar atrás, llena de una infancia vacía, una adolescencia difícil acompañada de un amor que había quedado sin un destino fijo. Así pues, decidido a entregar todo lo que tenía a aquella chica, decidió ya habiendo cumplido la mayoría de edad, cambiarse el nombre en el registro civil por Charlotte. Tenía muy claro lo que eso significaba, toda su vida estaría marcada por rumores acerca de si sería chico, chica o alguna otra circunstancia, pero James estaba decidido a hacerlo y no había marcha atrás. Desde entonces sería conocido como Charlotte, en honor a ese gran amor, aunque seguiría manteniendo sus apellidos en honor a sus padres que habían marcado toda su infancia y parte de su adolescencia. Habiendo pues realizado aquello puso rumbo a su antiguo hogar con una chispa de emoción, deseando poder ver a sus padres y pensando si le habrían echado de menos. Quizás también con algo de miedo por si no lo reconocía o no querían volver a aceptarle en aquella casa. Sin embargo, todas aquellas dudas fueron llevadas a un segundo plano cuando en la puerta de su casa se encontró con un cordón policial y una puerta entreabierta que hacía temerse lo peor. Con el corazón en un puño, Charlotte entró a su hogar y se encontró con una sala de estar llena de objetos por el suelo, paredes pintadas y lo que parecían ser restos de una investigación policial. Charlotte recuerdó entonces, investigando el resto de la casa la existencia de un diario que escribía su madre cuando aún el era pequeño y que guardaba debajo de un tablón de madera en su viejo cuarto de suelo color haya. Entró en la habitación de sus padres, revuelta como toda la casa y con restos de cintas policiales, pero por fortuna el diario seguía intacto debajo de esa vieja tabla de madera y al leerlo descubrió como, cada día desde que había estado fuera de casa hacía ya año y medio, su madre había escrito todos los días sus experiencias y como había ido preocupándose cada día más acerca del estado de su chiquitín, hasta que hace 3 meses las páginas del diario se habían detenido. Supo entonces que algo había pasado y rápidamente puso rumbo a la comisaría local de su barrio para recibir información de lo sucedido. El policía cuando le vio no supo que decirle, hasta que buscando en los archivos encontró ese caso ya archivado por el cual su casa había sido robada estando sus padres dentro. Durante las siguientes semanas, estuvo informandose más acerca de aquello, que llegó a salir incluso en los telediarios y gracias a numerosas fuentes policiales descubrió que sus padres, en su desesperada búsqueda por encontrarle, les habían llevado a hablar con la gente equivocada y esa era la razón por la que su casa había sido robada y ellos habían desaparecido sin dejar rastro. Tras mucho investigar, Charlotte por fin descubrió algo que le llevaría al siguiente paso, y es que un dia, un agente de la ley de una barrio cercano, cuando Charlotte le preguntó acerca de la situación de sus padres, le dijo que su apellido le sonaba y rebuscó en sus archivos hasta que encontró un documento que afirmaba que había habido señales de sus padres en algún lugar al otro lado del charco, en la ciudad a la que llamaban Los Santos, pero que la policía de allí se negaba a investigar. Charlotte no se lo pensó dos veces y decidió que lo que tenía que hacer era volar inmediatamente a aquella ciudad por partida doble, por una parte, sentía la necesidad de averiguar el paradero de sus padres, aunque para ello tuviese que unirse al cuerpo de seguridad de aquella ciudad para intentar averiguar algo en aquellas oficinas. Aunque por otro lado, el amor que sentía por Charlotte quizá lo obligaría a adentrarse en el mundo de las sombras para poder amasar una gran fortuna y volver con esa chica que le esperaba en aquella lujosa casa del barrio parisino, con aquellos ojos azul cielo que no podía olvidar. Charlotte se enfrenta ahora a una gran decisión acerca del rumbo que debe tomar una vez llegado a la ciudad, teniendo claro que será él y con la ayuda de la gente que se encuentre, lo que determinará el camino que debe seguir y por tanto, el futuro que le deparará la vida. Aspiraciones: Tiene claro los 2 objetivos que tiene, ganar dinero y descubrir el paradero de sus padres y aunque ello suponga la elección de uno de dos caminos muy distintos, esta convencido de que el destino le marcara los pasos a seguir. Miedos: Sobre todo a coger cariño a personas, pues sus experiencias pasadas no son buenas, tampoco se plantea cualquier tipo de amor o relacion que no sea su amada Charlotte. También miedo a la gente que pueda anticiparse a sus pensamientos, le gusta ser el quien controla y entienda a las personas desconocidas. Hobbies: Aun recuerda aquellas tardes con su tío cuando solía dejarle manejar su moto. En algún momento le gustaría adquirir alguna y volver a sentir esa sensación de libertad y el rugir del motor. También, como no, le encantan los helados. Descripción fisica: Estatura mediana, 1,60m pelo castaño con un ligero tupé, blanco de piel. Le gusta vestir informal aunque eso no quita que no sepa actuar, si la situación lo requiere, como un autentico magnate empresarial.
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