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la_rroca

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    Brianna Redwood

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  1. Nombre y apellido: Alice Rivers Edad y fecha de nacimiento del personaje: 27 años, nacida el 18/10/1993 (Edad y fecha de nacimiento: 33 años, nacida el 18/10/1986) Experiencia previa en roleplay: no tengo experiencia, pero llevo años viendo streamings de GTA roleplay (sobretodo de DespistaosRP como los canales de Dino, Cristinini, Carola, Kitoh, Karma, Poseidon entre otros). Aún si no tengo experiencia, sé que puedo aprender y hacerlo bien. Soy muy fan de los videojuegos y este me encanta. Personaje: La historia de Alice no es una gran historia, pero para ella, es un mundo entero que la ha revolucionado y la ha hecho crecer como persona. Los padres de Alice crecieron juntos en el que ellos llamaban, “el barrio”. Se enamoraron a los 15 años y desde entonces son inseparables. Tuvieron 3 hijos a los que educaron con muchísimo amor y comprensión. Su padre trabajó para una pequeña empresa durante toda su vida y su madre, aunque tenía una licenciatura, trabajó en el pequeño negocio de su familia desde bien pequeña. Los padres de Alice tenían claro que querían que sus hijos tuvieran una buena educación y por eso trabajaban muy duro para poder pagar los mejores colegios y universidades. Eso hacía que su economía muchas veces se viera afectada. Siempre quisieron que sus hijos fueran quienes quisieran, pero con unos valores y siguiendo unos buenos principios éticos (se basaban sobre todo en los valores cristianos). Alice adaptó esos principios, pero a medida que se fue haciendo mayor, los fue moldeando según como ella veía el mundo. Ella nunca creyó en Dios ni se declaró cristiana, aun así, sí se guardó algunos de los valores cristianos (o de sentido común) como ser generosa, ayudar a los demás, ser honesta, ser justa entre otros pero abandonó otros como la devoción por Dios, la santidad, la castidad, vivir según la palabra de Dios, etc. Creció como una niña feliz hasta que llegó la etapa de secundaria en el colegio dónde empezaron los bullyings con compañeros de su clase que ella no soportaba ver. Al final, de tanto defender a esos compañeros e intentar ayudarlos, también empezaron a meterse con ella y acabó siendo víctima del acoso escolar de su curso y cursos inferiores. Mucho más que sus otros compañeros a los que había defendido pues a los bullies les daba demasiada rabia que alguien defendiera a los demás. Era duro, pero ella tenía claro que, si tenía que sufrir ese bullying por defender a otros, lo sufriría. Peleaba duro por defender las cosas en las que creía. Aun así, muchas tardes llegaba triste a su casa. Ahí, por suerte tenía a su familia que era su mayor apoyo y estando en casa, era feliz. Al terminar la secundaria, Alice decidió romper con todo y cambiar de colegio para cursar el bachillerato. Allí se encontró otro mundo totalmente diferente. Empezó a sonreír de nuevo. Pero las cosas no duraron mucho. Durante el primer año de bachillerato conoció a un chico y se enamoró perdidamente de él. Bueno, más bien obsesivamente. Todo su mundo giraba entorno a él. Todo. Dejó de lado sus estudios, sus amigos y lo que más quería, su familia. Lo único que no abandonó fue el trabajo. No se lo podía permitir porque gastaba cantidades enormes de dinero para verle y por él. Lo hacía todo por él. Se rindió a sus pies. Todo lo que él decía, ella lo cumplía. Estaba envuelta en una burbuja de la que no lograba salir. Muchas veces discutían. Él la engañaba siempre que podía. Ella se hacía la ciega. Sus padres y sus hermanos intentaban que Alice se diera cuenta del tipo de persona que tenía al lado, pero ella no veía nada más a su alrededor. Discutía con ellos, les decía que estaban equivocados, que ellos no lo conocían. Y se envolvía cada vez más en esa burbuja oscura que la hacía pequeña y más pequeña cada día. Poco a poco, esa chica alegre, inocente, extrovertida y feliz fue despareciendo. Su autoestima desaparecía con ella. Estuvieron juntos 3 años en los que ella cayó en lo más profundo (tres años son pocos, pero en una relación así, se vuelven una eternidad) hasta que un día descubrió una de las infidelidades. Alice no necesitó nada más, era la prueba que le faltaba. Le dejó, pero él era tan absorbente y la tenía tan seducida que recayó y volvieron una vez más. Aun así, la relación ya no era la misma, se resintió. Alice despertaba. En una de sus habituales discusiones, él le dijo que tenía que cambiar otra cosa más de ella y en ese momento, Alice no pudo más y por fin abrió los ojos por primera vez en mucho tiempo y dijo “basta”. Durante los 5 años siguientes, Alice estuvo trabajando en recuperar todo aquello que había perdido, incluyéndose a si misma. Recuperó sus estudios, sus amigos, su familia (que nunca la abandonó) y su vida. Pero ya era otra persona totalmente diferente. Esa relación y todo lo que hizo durante ese tiempo muchas veces la seguían atormentando por las noches, pero era fuerte y continuaba adelante. Consiguió recuperar su alegría y su felicidad. Siguió en la universidad. Se licenció en gestión de la información. Al terminar tenía 24 años y había conseguido un buen puesto de trabajo de lo suyo dónde le pagaban bien y se sentía a gusto (aún con todos sus problemas, Alice había estado trabajando desde los 16 años sin parar. Siempre había querido pagar sus propios gastos, sabía que la economía familiar no era buena y no quería ocasionar más gastos a su familia. Además, era muy independiente en ese sentido). La relación con su familia estaba mejor que nunca. Muchas veces ella seguía sintiéndose culpable por todo lo que les había hecho pasar, pero ellos, bueno, ellos eran de otro mundo. También había trabajado muy fuerte en su autoestima, pero aun así algunas veces, le faltaba confianza y se podía volver algo introvertida con la gente. A los 25 años, Alice estaba en un muy buen momento en su vida. La empresa para la que trabajaba estaba muy feliz con ella tras ese año de trabajo y decidieron promocionarla. Ese ascenso consistía en el traslado a una ciudad llamada San Diego en EUA. Cobraría el doble, tendría un piso increíble y le darían dietas y un coche. Alice siempre había deseado vivir un tiempo en el extranjero y explorar mundos nuevos. Sabía que era una muy buena oportunidad, pero le daba mucho miedo abandonar a su familia. Ahora que los había recuperado no quería volver a perderles. Ellos siempre habían sido un gran apoyo para ella así que decidió comentar el ascenso con ellos para ver cuál era su opinión. Los familiares de Alice, muy a su pesar, entendieron que era una situación única y la animaron a reflexionar sobre la oportunidad que tenía delante. Alice estuvo pensando qué quería hacer, hacía dónde tirar, ¿seguía con su vida en la ciudad o aceptaba la oferta que le ofrecía su empresa y que su cuerpo cada vez le pedía más? Sabía que era el momento de elegir, pero dudaba mucho porque tendría que separarse de su familia y eso la apenaba muchísimo. Finalmente entendió que era su momento. Había trabajado duro para ser quién era ahora. Se sentía orgullosa de haber podido recuperarse a sí misma. Estaba estable y feliz. Era el momento de vivir nuevas experiencias. Aceptó la oferta. Estuvo trabajando dos años en San Diego. Disfrutó como nunca. Conoció muchísima gente, salió, descubrió la ciudad, se relacionó con varios chicos, aprendió muchísimo en el trabajo, se unió más a sí misma, volvió a España varias veces a visitar a su familia, era feliz. En el trabajo se formó muchísimo. Le gustaba, pero tenía un puesto de gran responsabilidad y era duro, muy duro. La empresa empezaba a ir mal y tenía que pasar largas noches al teléfono con España y en el ordenador. Era estresante y a la vez inútil. La economía no iba bien y finalmente, un día, llegó la llamada. La empresa cerraba y ella se quedaba literalmente en la calle porque lamentablemente la empresa no pudo pagar los últimos meses de renta del piso y gran parte de los ahorros que Alice había ido acumulando, tuvo que usarlos para pagar ese gasto ya que el casero la había amenazado con denunciarla sino pagaba ella (sabía que nunca ganaría ese juicio). Alice se encontraba en otro punto decisivo. Tenía que decidir si volver a casa y empezar de cero ahí o quedarse y hacerlo aquí. En caso de quedarse, sabía que no quería que fuese en San Diego. Esa ciudad ya le había ofrecido todo lo que tenía por ver, necesitaba cambiar. En esos dos años en la empresa, había hecho algunos viajes de trabajo a varias ciudades. Los viajes no duraban más de un día y, pese a que esa ciudad sólo la había pisado una vez, se quedó con su nombre, Los Santos. Aunque sólo había estado un día ahí, le dio tiempo para hacer algo de turismo y le encantó que la ciudad tuviera tantos sitios para explorar como bosques, montañas, ríos, lagos, la propia ciudad. También le gustó mucho que hubiera tanta gente de todas partes y de culturas tan diferentes. Y sobre todo le gustó que tuviera mar, el mar era algo que ella necesitaba en su vida. Siempre que visitaba el mar, este le ayudaba a pensar y a calmarse. Imaginándose su vida ahí, Alice sentía que aún no era el momento de volver a casa, tenía 27 años y se sentía joven y con ganas de experimentar qué más le podía ofrecer la vida. Tomó una decisión, no volvería a casa, se mudaría a Los Santos. ¿De qué trabajaría? Tenía claro que ya no quería trabajar de lo suyo, se había cansado de tanto ordenador y tanta llamada. Había escuchado que la ciudad tenía algunos problemas de delincuencia y ella siempre había ayudado de voluntaria en hospitales (y a los demás en general), quizás plantearse la idea de EMS no era tan descabellada. O quizás mejor empezar con algo más tranquilo después de esos dos años de estrés constante… ¿Y dónde viviría? su economía estaba horrible así que de momento había encontrado un motel barato dónde pasar las noches. Tocaba trabajar y ahorrar para un minipiso o para poder compartir habitación con alguien. La verdad es que esas preguntas le daban un poco igual porque no tenía miedo. Ya nada le daba miedo. Ella iba a por el Carpe Diem y a por nuevas aventuras. Información adicional del personaje: Es feliz, pero tiene demonios que la perseguirán para siempre (en esa relación tormentosa, hizo cosas de las que no está orgullosa engañó, robó, mintió, decepcionó a los suyos, se arrastró por amor y otras cosas de las que no se siente orgullosa, esos demonios son actitudes, recuerdos, gritos, lloros que aún deambulan en su cabeza). Es buena porque siempre le ha gustado ayudar a la gente (ella es consciente de que tiene una parte oscura, maliciosa dentro de sí pero también sabe que usarla no es bueno, y no lo hace porque podría llegar a volverse muy mala si quisiera). Es lista, sabe cómo conseguir las cosas (en los estudios no era mala y en su trabajo supo ir subiendo puestos). A veces peca de inocente y puede no parecer tan lista por culpa de eso. Es responsable, pero le gusta salir y pasarlo bien. Extrovertida, observadora, muy leal, bastante desconfiada con los hombres (no le importan unos cuantos besos, pero le cuesta enamorarse tras lo vivido), tiene un humor raro, es torpísima y está algo sorda. Totalmente orientada a vivir y experimentar todo. Muy familiar, si le tocan la familia, se puede volver muy loca. Ha vivido mucho, pero a veces sigue cagándola en las mismas cosas (sobre todo en confiar demasiado en las personas y en no ver el lado malo de estas). Puede perder los nervios rápidamente si ve alguna injusticia o se siente amenazada. Es coqueta, le gusta vestirse bien e ir cambiando, aunque también puede aparecerte con pijama y un moño mal hecho si tiene un mal día. Si está en un ambiente cómodo, es más simpática y habladora. Se desenvuelve mejor. Es perfeccionista, le gusta hacer las cosas bien y aunque toma decisiones, las piensa bien (pero, si llega a un punto que está cansada de pensar, lo manda todo a tomar viento y se vuelve impulsiva).
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