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  1. Id del padrino: Usuario apadrinado: Rovyh Motivo: Llevo algo más de 1 año roleando con él, su rol es bastante divertido y creo que puede aportar diversión a la ciudad. Ha roleado en otros servidores con Whitelist así que creo que está preparado para entrar https://despistaos.es/foro/profile/23240-rovyh/
  2. Soy Paco Seto, nací el 25 de marzo de 1995 en la costa de Castellón, concretamente en Benicasim. Para empezar a hablar sobre mi tenemos que retroceder hasta el Hospital de Santa Feliciana, en la planta 2, sala 8 ahí estaba yo, en brazos de mi madre. Recuerdo que no fue un parto muy alegre el cual se pudiera celebrar ya que en esa habitación solo estábamos cuatro personas; mi madre, mi abuela, la enfermera y yo. No hubo señales de mi padre pues el muy caradura y sin sentimientos no volvió a aparecer y nos dejó tirados como si fuéramos basura. Hasta los cinco años mi madre y yo vivimos en casa de mi abuela, un piso pequeño, pero no pedíamos nada más. Vivíamos allí porque no teníamos una economía muy buena y mientras mi madre buscaba trabajo mi abuela Catalina era la única esperanza que teníamos. Un día mientras mi abuela y yo comíamos, mi madre llego a casa muy eufórica y contenta con la noticia de haber encontrado un trabajo. Nos dijo que la habían contratado para ser camarera en una discoteca la cual cosa significaba que trabajaría de noche y eso a mí no me gustaba, pero bueno si a ella le hacía ilusión yo no iba a ser nadie para impedírselo. Si hablamos de mis estudios, tengo que decir que yo no he ido nunca a la escuela todo lo que aprendí fue gracias a los conocimientos de mi abuela y a las ayudas y anécdotas de los ancianos de mi barrio. Todos parecíamos muy felices ya que todo nos salía bien. Mi madre consiguió trabajo, yo aprendí a multiplicar y dividir… Hasta que un día al despertarme por la mañana gire la cabeza para darle los buenos días a mi abuela y ella no me contesto, me acerque para tocarla y tenía un tacto frio y duro. Avise rápidamente a mi madre ya que ella al estar trabajando toda la noche se había acostado hace poco. Al avisarla y ver lo que estaba pasando mi madre me encerró la su habitación y me dijo que no saliera hasta que me lo dijera. Vi entrar a tres hombres vestidos con traje negro. Al oír las duras palabras de “esta mujer está muerta” me escondí debajo de la cama con las orejas tapadas ya que no me creía lo que estaban diciendo. Me costó muchísimo superar esa dura perdida ya que mi abuela era una de las pocas cosas que tenía en esta vida. Desde entonces yo seguía a mi madre, María, a todos los sitios donde iba a trabajar, y no era exactamente un trabajo común como el de las demás madres, sino que era meretriz. Jugaba rodeado de personas poco agraciadas y de antros asquerosos. Con los años me di cuenta que llegaba demasiado dinero a casa y que mi madre no podía estar cobrando tanto, cuando solo era una simple camarera. Al largo del tiempo empecé a saber cuál era la verdad sobre el trabajo de mi madre, y ya no me creía esa mentira de que era camarera, aunque con la perdida de mi abuela nos habíamos quedado sin un duro y ahora lo fundamental era traer dinero a casa para poder sobrevivir. A los 10 años María me abandonó, dejándome entonces en la puerta del club donde ella trabajaba. De ella no volví a saber nada más... El dueño del local no quiso hacerse responsable de mí, así que me entregó a un centro de menores. Yo no sabía cómo sentirme, ya que estaba en shock, todo el día me preguntaba el “por qué estaba pasando eso”, si todo iba bien, el “por qué mi madre me abandonó”, cuando éramos lo único que teníamos, el uno al otro. Los primeros meses en el centro se hicieron duros ya que no conocía a nadie y echaba en falta algunas de sus antiguas cosas, pero no sabía el qué. Iban pasando los meses y no sabía qué echaba de menos, hasta que un 24 de diciembre, los encargados del centro nos hicieron una fiesta para celebrar la Nochebuena. Esa noche con las luces, la bebida, el ambiente a club o en ese caso más bien de discoteca, descubrí lo que realmente extrañaba tantísimo. A partir de entonces tuve un objetivo esencial, escaparme del centro para poder salir de fiesta. Encerrado en mi habitación ideaba planes para poder salir y regresar sin que nadie se diera cuenta. Me pasaba de lunes a jueves ideando ideas para así cuando llegara el fin de semana poder salir. La cuestión es que era menor, ya que tan solo tenía 14 años, lo que significaba que no tenía edad para salir. No dude en llamar a Vladimir, el encargado de seguridad del antiguo trabajo de mi madre, y también experto en la suplantación de documentos de identidad. Con un problema menos, no dudé ni un segundo y me eché a la aventura. Sentía una felicidad inexplicable, como si estuviera en mi salsa, como un niño pequeño en una piscina de bolas. Con esa actitud de persona amable y sin ningún tipo de vergüenza, ya que me relacionaba con todo el mundo. Aunque esa felicidad tenía un coste… Salir de fiesta cada fin de semana me suponía bastantes gastos. Así que pensé hasta dar con la clave. ¿Cómo puedo entrar a una discoteca sin pagar? Pues muy fácil y beneficioso: conseguir que ellos me pagaran por entrar. Si eres famoso, conocido, influencer… los dueños de las discotecas te contratan por ir. Nada más se me ocurrió esa idea, volví a pensar en cómo poderme dar a conocer. Tras años de espera, sin ninguna idea triunfal y con la expulsión del centro porque llevaba un año viviendo allí por la cara (ya tenía 19 años), recibí una llamada de un numero el cual no tenía agregado, pero decidí cogerlo. Esa llamada fue hecha por Mediaset para ofrecerme ir a Gran Hermano 2015, pues una de las personas que había estado conmigo de fiesta me había recomendado. Entusiasmado y exhausto no dudé en decir que sí, ya que vi ahí una grandísima oportunidad para darme a conocer. El 11 de septiembre entraba en Gran Hermano y allí iniciaba esa gran aventura en la cual mi vida podía dar un cambio, ya fuese para bien o para mal. En la casa, tuve un papel bastante importante ya que daba mucho juego y diversión, y a la gente eso le gustaba. Los espectadores se enamoraron de lo que decía a la hora de saludar a alguien, mi frase típica era “¡Qué pasa, nenc!”, y fue a partir de entonces cuando me pusieron el nombre de “El Nenc”. Un recuerdo que tengo de GH fue que allí conocí a la Yesi, mi amor platónico durante esos 3 meses. Al acabar el reality me nombraron ganador y quise empezar una nueva vida, dejando atrás todo lo vivido hasta entonces. Para empezar esa nueva etapa tuve que dejar muchas cosas atrás como mi vida en Benicasim, el amor con la Yeni, incluso me dejé de llamar Paco para ser El Nenc. Me mudé a Ibiza, donde cada noche estaba invitado a una discoteca diferente, y me sentía privilegiado de poder adquirir casi todo lo que quisiera. Pero con el tiempo me di cuenta de que la gente solo me quería por quien era, aunque a mí eso no me importara, ya que me proporcionaban muchas cosas que a mí me interesaban. Esa vida me dio muchas alegrías, pero también muchos problemas. Con la fama me creía un ser supremo y me enganché a las drogas, consumía: cannabis, anfetaminas y cocaína. Con esa adicción perdí mucho de mi dinero hasta que un día, allá por el 2018, con yo tan solo 21 años, me vi en la ruina. Desesperado y cabreado conmigo mismo decidí hacer un cambio de nuevo, empezar a espabilar y dejar esa mala vida. Me reinserté en la sociedad en cuestión de unos cinco meses. Con una nueva vida por delante, empecé a trabajar de repartidor de pizzas. No era un trabajo muy glamuroso, pero conseguía el dinero suficiente para mantenerme. En uno de esos repartos conocí a la Vane, la que ha sido mi novia durante estos dos últimos años. Incluso pensamos en tener nuestros propios hijos, ya que me ascendieron de cargo en la pizzería y nos podíamos dar el privilegio de mantener alguna boca más. Con la vida medio resuelta me di cuenta de que eso no era lo mío, que no estaba cómodo teniendo una rutina diaria, así que decidí dar un cambio radical. En abril de 2020 lo dejé con la Vane. Al no estar casados, ni tener hijos, fue una separación bastante tranquila. Lo único que hicimos fue volver a nuestras antiguas vidas. Mi condición fue que regresara a su antiguo piso para yo poder vender el actual, que era mío. Con el piso medio vendido, el trabajo dejado y sin ningún obstáculo de por medio, decidí empezar por última vez una nueva vida. Y aquí estoy, con 26 de camino a Los Santos, la ciudad que será mi corazón en estos próximos años.
  3. Nombre y Apellido IC: Paco Seto Edad y fecha de nacimiento real: 19 años 25/03/2001 Experiencia previa en roleplay: He roleado en otros servers como SpainRP, CallejerosRP y SkylineRP Historia completa del personaje: Soy Paco Seto, nací el 25 de marzo de 1995 en la costa de Castellón, concretamente en Benicasim. Para empezar a hablar sobre mi tenemos que retroceder hasta mi infancia. Fue diferente a la de los demás niños, ya que no jugaba en parques, ni a fútbol en la calle con mis amigos. Yo seguía a mi madre, María, a todos los sitios donde iba a trabajar, y no era exactamente un trabajo común como el de las demás madres, sino que era meretriz. Jugaba rodeado de personas poco agraciadas y de antros asquerosos. Con los años empecé a saber cuál era la verdad sobre el trabajo de mi madre, y ya no me creía esa mentira de que era masajista, aunque no me importaba ya que lo fundamental en esa época era traer dinero a casa para poder sobrevivir. Tema académico no podemos hablar mucho ya que nunca he ido a clase, todo lo que sé, me lo enseñó la vida a base de errores. Mi escuela eran los clubs y las calles. A los 10 años María me abandonó, dejándome entonces en la puerta del club donde ella trabajaba. De ella no volví a saber nada más... El dueño del local no quiso hacerse responsable de mí, así que me entregó a un centro de menores. Yo no sabía cómo sentirme, ya que estaba en shock, todo el día me preguntaba el “por qué estaba pasando eso”, si todo iba bien, el “por qué mi madre me abandonó”, cuando éramos lo único que teníamos, el uno al otro. Los primeros meses en el centro se hicieron duros ya que no conocía a nadie y echaba en falta algunas de sus antiguas cosas, pero no sabía el qué. Iban pasando los meses y no sabía qué echaba de menos, hasta que un 24 de diciembre, los encargados del centro nos hicieron una fiesta para celebrar la Nochebuena. Esa noche con las luces, la bebida, el ambiente a club o en ese caso más bien de discoteca, descubrí lo que realmente extrañaba tantísimo. A partir de entonces tuve un objetivo esencial, escaparme del centro para poder salir de fiesta. Encerrado en mi habitación ideaba planes para poder salir y regresar sin que nadie se diera cuenta. Me pasaba de lunes a jueves ideando ideas para así cuando llegara el fin de semana poder salir. La cuestión es que era menor, ya que tan solo tenía 14 años, lo que significaba que no tenía edad para salir. No dude en llamar a Vladimir, el encargado de seguridad del antiguo trabajo de mi madre, y también experto en la suplantación de documentos de identidad. Con un problema menos, no dudé ni un segundo y me eché a la aventura. Sentía una felicidad inexplicable, como si estuviera en mi salsa, como un niño pequeño en una piscina de bolas. Con esa actitud de persona amable y sin ningún tipo de vergüenza, ya que me relacionaba con todo el mundo. Aunque esa felicidad tenía un coste… Salir de fiesta cada fin de semana me suponía bastantes gastos. Así que pensé hasta dar con la clave. ¿Cómo puedo entrar a una discoteca sin pagar? Pues muy fácil y beneficioso: conseguir que ellos me pagaran por entrar. Si eres famoso, conocido, influencer… los dueños de las discotecas te contratan por ir. Nada más se me ocurrió esa idea, volví a pensar en cómo poderme dar a conocer. Tras años de espera, sin ninguna idea triunfal y con la expulsión del centro porque llevaba un año viviendo allí por la cara (ya tenía 19 años), recibí una llamada de un numero el cual no tenía agregado, pero decidí cogerlo. Esa llamada fue hecha por Mediaset para ofrecerme ir a Gran Hermano 2015, pues una de las personas que había estado conmigo de fiesta me había recomendado. Entusiasmado y exhausto no dudé en decir que sí, ya que vi ahí una grandísima oportunidad para darme a conocer. El 11 de septiembre entraba en Gran Hermano y allí iniciaba esa gran aventura en la cual mi vida podía dar un cambio, ya fuese para bien o para mal. En la casa, tuve un papel bastante importante ya que daba mucho juego y diversión, y a la gente eso le gustaba. Los espectadores se enamoraron de lo que decía a la hora de saludar a alguien, mi frase típica era “¡Qué pasa, nenc!”, y fue a partir de entonces cuando me pusieron el nombre de “El Nenc”. Un recuerdo que tengo de GH fue que allí conocí a la Yesi, mi amor platónico durante esos 3 meses. Al acabar el reality me nombraron ganador y quise empezar una nueva vida, dejando atrás todo lo vivido hasta entonces. Para empezar esa nueva etapa tuve que dejar muchas cosas atrás como mi vida en Benicasim, el amor con la Yeni, incluso me dejé de llamar Paco para ser El Nenc. Me mudé a Ibiza, donde cada noche estaba invitado a una discoteca diferente, y me sentía privilegiado de poder adquirir casi todo lo que quisiera. Pero con el tiempo me di cuenta de que la gente solo me quería por quien era, aunque a mí eso no me importara, ya que me proporcionaban muchas cosas que a mí me interesaban. Esa vida me dio muchas alegrías, pero también muchos problemas. Con la fama me creía un ser supremo y me enganché a las drogas, consumía: cannabis, anfetaminas y cocaína. Con esa adicción perdí mucho de mi dinero hasta que un día, allá por el 2018, con yo tan solo 21 años, me vi en la ruina. Desesperado y cabreado conmigo mismo decidí hacer un cambio de nuevo, empezar a espabilar y dejar esa mala vida. Me reinserté en la sociedad en cuestión de unos cinco meses. Con una nueva vida por delante, empecé a trabajar de repartidor de pizzas. No era un trabajo muy glamuroso, pero conseguía el dinero suficiente para mantenerme. En uno de esos repartos conocí a la Vane, la que ha sido mi novia durante estos dos últimos años. Incluso pensamos en tener nuestros propios hijos, ya que me ascendieron de cargo en la pizzería y nos podíamos dar el privilegio de mantener alguna boca más. Con la vida medio resuelta me di cuenta de que eso no era lo mío, que no estaba cómodo teniendo una rutina diaria, así que decidí dar un cambio radical. En abril de 2020 lo dejé con la Vane. Al no estar casados, ni tener hijos, fue una separación bastante tranquila. Lo único que hicimos fue volver a nuestras antiguas vidas. Mi condición fue que regresara a su antiguo piso para yo poder vender el actual, que era mío. Con el piso medio vendido, el trabajo dejado y sin ningún obstáculo de por medio, decidí empezar por última vez una nueva vida. Y aquí estoy, con 26 años de camino a Los Santos, la ciudad que será mi corazón en estos próximos años. Miedos y objetivos: El único miedo que puede poder sacar de quicio a Paco es imaginarse una ciudad sin fiesta Su objetivo principal y esencial es ser conocido mundialmente por su forma de ser
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