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Invitación - Elesstra


Victor94

Publicaciones recomendadas

PADRINO APTO

 

Recuerda @ Victor94  que en el caso de que tu APADRINADA pasase la WHITELIST, eres el encargado de guiarla en el servidor durante sus inicios, como recoge la normativa.

 

La usuaria @ Elesstra  puede continuar con el proceso.

 

¡Mucha suerte!

 

 

"Sabiduría y paciencia es divina ciencia..."

 

http://twitch.tv/Antho7

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Nombre y Apellido que vayas a usar ingame: Alice Parker

Edad y fecha de nacimiento (REAL): 28 años, 8 de noviembre de 1991

Experiencia previa en roleplay: Empecé a rolear en el San andreas, estuve roleando como un año y medio, más o menos. Después tuve un parón bastante grande. Volví a rolear en GTAV a finales de 2018. Pasé por varios servidores, incluso formé parte del staff de uno de ellos.

  Historia completa de tu personaje (como lo interpretaras, de donde viene, que pretende ser, sus aspiraciones y sus miedos etc...):

 

Hola, me llamo Alice Parker y te voy a contar mi historia.

 

Nací el ocho de febrero de mil novecientos noventa y ocho, en New York.

 

Mi padre, Arthur Parker, era el Capitán del Departamento de Policía de la Ciudad de New York “NYPD”. Él nació y se crió allí. Era un hombre honesto, honorable, siempre sabía qué hacer, qué decir. Ningún tipo de problema que se le presentara en la vida suponía obstáculo para él. Admirado por sus compañeros, su esposa, sus amigos. El padre que todo quisieran tener.

Mi madre, Natalie Parker, nació en Arizona. Ella no trabajaba. Su dedicación se enfocaba a la familia, a mí, a mi padre, con sus labores de casa. Siempre tenía una sonrisa en la cara, incluso en los momentos duros. La dulzura con la que te habla, apaciguaba a cualquier fiera.

 

Crecí en un entorno familiar muy sano. Mi padre me enseñaba los valores esenciales de la vida, algo que él creía que toda de persona de buen corazón debía tener. Mi madre me mostraba el lado comprensivo y amable de la vida. Según ella, todo en la vida se podía solucionar con una actitud positiva y alegre.

 

Estudié en el colegio Moordale High. No era una niña de sobresalientes, pero si sacaba mis estudios adelante. Mi padre siempre intentaba meterme presión con los estudios. Pero él no entendía que, al salir del colegio, cuando llegaba a casa, lo que más me apetecía era comer y encender mi playstation 3. Pelearme con mi yo interior al no saber si prefería en ese momento ser una más de la unidad especial de combate, bajo la supervisión del Gobierno de los Estados Unidos en el “Medal of Honor”; o sentir el poder en mis manos, con una fábula sobre el crimen organizado en “Mafia II”. Me encantaba jugar a videojuegos. Intentar creerme que formaba parte de esa historia que jugaba.

 

Recuerdo, en una tarde cualquiera, estar jugando al Mafia II. Mi padre apareció en mi cuarto, preguntándome por un examen de matemáticas que había hecho hace tres días. La nota que había sacado era una B. Yo estaba contenta con mi “super” nota, incluso se lo había contado a mamá feliz. Ella me sonrió, como siempre, y me dijo: “muy bien hija”. Pero a mi padre no le pareció que fueses una nota para estar conforme con ella. Me empezó a dar una charla sobre el esfuerzo que hay que hacer en la vida para lograr aspiraciones. A lo que yo le contesté: “Lo siento, Joe no era parte del trato”. Mi padre se quedó mirando extrañado y me preguntó que qué tipo de contestación era esa. Mi contestación fue que me gustaba mucho “Mafia II” y era una frase perfecta del juego, en el momento perfecto. Mi padre me apagó la pantalla del televisor y tocó escuchar una charla sobre que había que jugar menos y estudiar más. Al finalizar la charla me tuve que poner a hacer los deberes de clases. Mi madre apareció con una bandeja en donde estaba mi merienda. Me miró, sonrió y me dijo: “No te preocupes, todo va bien, tu padre solo quiere siempre lo mejor”.

 

Y era cierto, mi padre es un hombre muy correcto, muy sistemático; e intentaba inculcarme todo lo que él sabía y había aprendido en el transcurro de su vida. Obviamente yo entendía esa postura, nunca me sentí que fuera una niña tonta. Pero, era una niña, prefería estar mil horas jugando a la playstation que hacer los deberes. Al final siempre los acababa haciendo por la noche para seguir escapando con mis notas.

 

Esa anécdota siempre me ha parecido una bonita explicación de mi entorno familiar.

 

En el colegio en donde estudiaba, se podía cursas todos los grados escolares. Eso era una ventaja, así no te distanciabas de tus amigos.

Tenía un grupo de amigos estupendo. Mi mejor amigo era Darío. Compartí con él todos los grados escolares, éramos uña y carne. Nos entendíamos a la perfección, y, sobre todo, jugando a la playstation 3. Nunca nos metíamos en líos. Nuestra mayor preocupación era poder jugar y, después, sacar los cursos sin repetir.

 

Recuerdo una mañana, después de las clases, donde estaban unos chavales del colegio metiéndose con otro chaval. Al ver esa situación, recordé lo que siempre decía mi padre: “Siempre hay que intentar hacer lo correcto, sino, nada te diferenciará de la gente con mal corazón”. Cuando esos matones le quitaron la gorra a aquel chaval, me acerqué muy decidida. Darío me miraba con cara de “ni se te ocurra”. En una milésima de segunda me vi en la situación de tener al matón delante de mí, y sin saber realmente ni el por qué, ni el cómo; lo miré de muy malas formas, me acerqué más a él y le dije: “Como no dejes a este chaval en paz te cortaré la picha a cachitos, para que después puedas ir llorándole a tu mami sobre lo que te ha hecho una niña”. El chaval se quedó parado, como si no estuviera acostumbrado a que nadie le plantara cara. Seguidamente, él y sus amigos se fueron corriendo.

Me di la vuelta y ahí estaba el chaval, Christopher Gordon. Le ayudé a levantarse y usé la táctica de mi madre, sacar una sonrisa y decirle: no te preocupes, ya está.

A partir de ahí hice muy buenas migas con él, y se convirtió en otro integrante de mi grupo de amigos. Era un poco tímido al principio, pero cuando entraba en confianza esa timidez pasaba a un segundo plano.

 

Al final, conseguí tener un buen grupo de amigos. Incluso, algunas tardes, aparcábamos los videojuegos para ir a un parque a pasar el rato con nuestras tonterías.

 

 

Más adelante sucedieron ciertas cosas que trastocaron mi vida.

 

A mis dieciséis años, una noche, estaba haciendo mis deberes. Era tarde, muy tarde. No recuerdo muy bien la hora, pero pasada las dos de la madrugada. Mientras yo terminaba mis deberes, escuché como tocaron la puerta de mi casa. Pero no era algo que me inquietara. Al fin y al cabo, estaba acostumbrada. Ya que, en muchas ocasiones, compañeros del trabajo de mi padre lo habrían venido a buscar por tener que atender algún suceso de la ciudad.

 

Pero esa noche algo era diferente, el llanto de mi madre, tras abrir la puerta. Me quedé inmóvil durante dos minutos, sin pensar ni analizar que podría estar pasando. Decidí salir de mi habitación y bajar las escaleras despacio, con mucho miedo, mucha incertidumbre. Y ahí estaba ella en la puerta, llorando frente a dos policías, dos compañeros de mi padre, en una noche cálida y despejada. Yo me mantuve ahí, en la escalera, como si de un fantasma se tratara. Vi cómo le entregaban a mi madre un gorro de policía de plato negro. Ese gorro llevaba una placa dorada. Parecía que se trataba del gorro de mi padre. Pero no lo asimilé, o, simplemente, no quería asimilarlo. Lo único que pude escuchar desde la escalera era algo sobre una redada, una banda y poco más. Tampoco recuerdo bien ese momento.

Acto seguido, mi madre se despidió de los policías y cerró la puerta lentamente. Comencé a subir las escaleras hasta llegar a mi cuarto. Encendí la playstation y me puse los cascos.

Mi madre apareció en mi habitación, se quedó en la puerta contemplando como jugaba mientras se me caían las lágrimas por el rostro. Me percaté de su presencia y la miré. Ahí estaba ella, de una forma que nunca había visto. Destrozada, sin sonrisa en su cara, sin expresión positiva, con los ojos hinchados de llorar, conmovida. Intentó sonreírme y decirme algo, pero, rápidamente paré la música y le dije que no me dijera nada. Se quedó callada, sin moverse, sin articular palabra alguna. Yo seguí jugando, con mi música. Las dos rotas, llorando, con un metro de distancia, ninguna se acercaba a la otra. Pasados 10 minutos, mi madre cerró lentamente la puerta, dejándome sola; supongo que, entendiendo el momento de cada una. Seguí jugando y llorando, sin poder asimilar nada, ni pensar. Solo me esforzaba en centrarme en el juego. Pasadas 3 horas, el sueño me inundaba y me fui a la cama. Me había pegado tres horas llorando intentando no llorar.

 

A la mañana siguiente, me desperté y bajé a desayunar. Mi madre ya tenía el desayuno preparado como todos los días. Pero esta vez, había un dibujo hecho con sirope de chocolate en las tortitas de una cara feliz. De nuevo las lágrimas invadían mi rostro y luchaba contra ellas. Miré a mi madre, estaba fregando la cocina sin mirarme. Creo que, simplemente, no podía.

Esa mañana no asistí a clases, me quedé en casa. No articulé palabra con mi madre sobre el tema. En realidad, nunca hablamos sobre lo ocurrido, simplemente, pasó.

A los dos días fue el funeral de mi padre. Mi madre y yo asistimos vestidas de negro. Estaba lleno de compañeros y amigos de mi padre. Todo el mundo se acercaba a mi madre, le decían algo y se apartaban luego. A mí solamente me miraban y sonreían, una sonrisa forzada. Supongo que nadie sabía que decirme.

 

Pasados unos días retomes las clases. Me limitaba a atender en clases, hacer mis deberes nada más llegar a casa, y poco más. Mi amigo Darío siempre intentaba que jugáramos juntos. Al principio no lo hacía, después me resigné y fingía un poco de diversión en mi ser.

 

Una tarde, estaba haciendo mis deberes en el comedor y sonó el teléfono. Mi madre lo cogió y de repente la vi cabreada y solo decía: “Pero, ¡cómo es esto posible! ¿Y ahora qué? ¡¿Nadie piensa hacer nada al respecto?!

Mi madre seguía hablando por teléfono mientras yo intentaba enterarme de lo que estaba ocurriendo. Por lo que pude entender en ese momento, resulta que, la investigación sobre lo que le ocurrió a mi padre la paraban, debido a que, los Servicios Secretos de los Estados Unidos se iban a ser cargo de este asunto. Eso era algo que yo no comprendía. No entendía que pintaban aquí los Servicios Secretos. Cómo era posible que, los compañeros de mi padre, ese cuerpo de policía, dejaran a un lado el caso sin luchar. ¿Dónde estaban ahora todas esas cosas que mi padre me había enseñado?

Mi madre colgó el teléfono. Yo seguía sin entender nada. Ella se viró, me vio, se percató de que había escuchado la conversación o parte de ella. Se esforzó en sonreírme y acto seguido me dijo: “No te preocupes, todo irá bien”. Cerré mi cuaderno y me fui a mi habitación. No lo entendía y lo único que sabía es que, la supuesta gente de buen corazón y que siempre hacían el bien, le dieron la espalda a mi padre cuando él ya no estaba. Él no lo hubiera hecho.

 

 Pasaron los días, las semanas, y todo seguía igual. Ningún cambio, ninguna información nueva, nada.

A mí, me dejó de interesar el colegio. Ya no quería seguir con el tipo de vida que mi padre me había enseñado que era la correcta. Si, total, ellos tampoco hicieron lo correcto. Sentía que todo estaba perdiendo ese sentido que daba mi padre.

Mi madre se empezó a percatar de mis malas notas, no hacía los deberes, salía más a la calle. Pero ella no me decía nada, solo que todo irá bien.

Un día me desperté, fui a la cocina, y mientras estaba desayunando le dije que no quería continuar estudiando, que quería trabajar. Ella me miró desorientada. Se quedó callada durante varios segundos. Finalmente me dijo: “Vale, no te preocupes, no pasa nada. Busca un trabajo”.

Empecé a buscar trabajo y rápidamente me di cuenta que no se me daba nada bien. Todos me cerraban la puerta. Intenté trabajar en una tienda de ropa, un bar, una tienda de comics, etc.

 

Una tarde, estaba en el parque con mis amigos. Les estaba contando que no había manera de que nadie me contratara para trabajar. Después una larga charla, nos fuimos cada uno para nuestras casas.

 

Al día siguiente, mi amigo Cristopher, me envió un mensaje diciéndome que fuera a hablar con el director del periódico Daily Bugle, que tenía algo para mí. No entendía nada, pero esa misma tarde me dirigí a las oficinas de dicho periódico.

 

Cuando llegué, le pregunté a una chica que estaba en un mostrador. Me dijo que me estaban esperando en la tercera planta, la puerta de la derecha. Me dirigí hacia donde me dijo y toqué la puerta. Una voz grave de un hombre me dio paso para entrar. Acto seguido ese hombre me preguntó que si yo era Alice Parker. Le dije que sí. Me comentó que me iba a dar una oportunidad de trabajo en el periódico, que lo hacía por hacerle un favor al padre de Cristopher. Obviamente acepté la oferta sin que me explicara realmente cual sería mi función y me fui.

 

Al llegar a casa le conté a mi madre lo ocurrido y se puso muy feliz. Hacía tiempo que no veía una sonrisa verdadera en su cara. Aunque creo que se alegraba más por la felicidad que desprendía yo en ese momento que por el hecho de tener un trabajo.

 

Una nueva mañana había empezado para mi ese día, estaba muy ilusionada. Me dirigí a mi nuevo trabajo y esperé a que me dijeran de que se tratara. Para mi sorpresa, mi función era escribir el horóscopo diario en el periódico. Mi cara era todo un poema. Pensé que escribiría sobre asesinatos súper interesantes de la ciudad o robos de gran escala. Pero no, era la responsable del horóscopo. Algo que siempre me ha parecido una estupidez. Pero bueno, no pasaba nada, tenía trabajo.

 

Durante un año mi vida era, escribir por las mañanas el horóscopo del periódico. Después, por las tardes, me iba con mi amigo Darío a tomarnos unas cervezas en un bar. Para mi madre, esas cervezas eran batidos de plátano con sirope de chocolate y nata. Pero en una de esas tardes, casualmente me encontré con un ex compañero de mi padre. Me reconoció y me preguntó qué tal estaba, como me iba la vida. En ese momento, recordé que estaba harta de escribir la mierda que escribía en el periódico. He de reconocer que aproveché este momento para hacerme la víctima y sacar provecho de esto. Comencé a decirle que, por culpa del cuerpo de policía, al no seguir con la investigación, he terminado trabajando donde trabajo. La verdad que me puse en un modo muy dramático. El policía se quedó conmovido y le hice sentir un sentimiento de culpa sobre lo sucedido. Me ofreció chivarme sobre sucesos que fueran ocurriendo en la ciudad para yo poder escribir sobre ellos, y escalar un poco en el trabajo. Nos intercambiamos los teléfonos y ahí se quedó la conversión. Darío, en ese momento, me miró con una cara que no sabría expresar ahora mismo. Era una mezcla entre sorprendido, riéndose, no sé.

 

En unas semanas todo cambió para bien. Me llegaba algún chivatazo de algún suceso. Aparecía en el lugar “misteriosamente”, nótese mi ironía, y podía escribir que estaba ocurriendo, o qué había ocurrido. Al presentarle ese tipo de artículos a mi jefe, rápidamente me puso en la sección de redacción de sucesos del periódico.

 

Durante varios años estuve escribiendo en esa sección, y me gustaba. Me sentía cómoda. Por las tardes seguía yendo a tomar alguna cerveza con Darío, y mi madre seguía pensando que tomaba algún batido. Aunque, tengo que admitir, que a veces, no era simplemente tomarse unas cañas, sino que nos íbamos de fiesta.

 

Una tarde, en vez de llegarme un chivatazo de aquel policía, me llegó un mensaje en donde me decía que teníamos que quedar. Nos vimos y me contó algo que no esperaba ni entendía. Por lo poco que pude entender, resulta que los Servicios Secretos se habían encargado del caso de mi padre porque se trataba de una especie de banda o mafia. La cual estaba metida en temas de drogas, blanqueo de dinero y demás. Según lo que me contó, mi padre, juntos a otros compañeros estaban investigando esa organización. Pero algo salió mal, se enteraron de que mi padre los investigaba y, en una supuesta redada, aprovecharon para quitárselo de en medio. Y digo supuesta porque nunca me quedó claro quién, ni por qué, se hizo esa redada. Esa parte nunca la comprendí. Terminó contándome que se trataba de algo muy peligroso, no era como esos casos que yo escribo. Se trataba de personas muy peligrosas con las que era mejor no tener nada que ver. Básicamente me invitó a irme de la ciudad junto con mi madre por mi seguridad. Me dijo que tenía que entender ese punto sí o sí.

Cuando llegué a casa, mi madre me estaba esperando sentada en la cocina. Me dijo que me acercara y justamente, me contó lo mismo que me había contado el excompañero de mi padre. Ella quería irse, y yo lo entendía. Me habló sobre irnos Arizona, con su hermana. Al ver su cara de preocupación, lógicamente le dije que sí. Incluso ella ya habría empezado con los preparativos para la mudanza.

 

Esa misma noche, estaba en mi habitación intentando dormir. Pero no podía. La idea de irme a Arizona a mí no me gustaba. Había encontrado algo que me gustaba hacer, escribir noticias para que el mundo supiera que estaba pasando en sus alrededores. Tras horas de meditar llegué a una conclusión. Saqué una maleta de viaje y la preparé. Seguidamente abrí uno de mis antiguos cuadernos de clase, arranqué una hoja y me dispuse a escribir una carta a mi madre. En esa carta le explicaba que entendía todo, la entendía a ella y la situación. Pero que después de todo lo vivido, no me podía ir a Arizona sin más. Yo ahí no pintaba nada. Le escribí que mi plan era irme a Los Santos, para poder seguir curtiéndome en esta profesión que había empezado. Había encontrado el norte y no lo quería perder. Finalicé la carta con un: “No te preocupes mamá, todo irá bien”.

 

Cogí mi maleta y me fui. Y ahora estoy en Los Santos, contándote como llegué hasta aquí.

 

Personalidad:

Alice Parker es una persona muy leal, honesta, sincera y clara, pero solamente con las personas que considera ella en las que puede confiar ciegamente. Todo lo que le pasó al padre hizo que se volviera una persona desconfiada y fría de primeras. No le incomoda sacar a flote sus artimañas para conseguir lo que quiere, siempre y cuando no pase de unos límites que ella considera indispensables. Pero es una fina línea que en ocasiones es muy difícil se saber gestionar.

 

Expectativas:

Alice tiene una oportunidad de poder ser ella quién elija su destino. No le interesa remover su pasado, le ha costado mucho enterrarlo para que salga a flote en un mal momento. Su principal motivación es crearse un hueco en el mundo de las comunicaciones. Continuar con la profesión que dejó en New York.

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HISTORIA APROBADA

 

Tu invitación ha sido aceptada. Te recomiendo leer la NORMATIVA a conciencia y comprenderla bien antes de pasar a hacer el examen oral.

También te dejo dos post muy útiles sobre COMANDOS /ME Y /DO y ROL DE ENTORNO

 

Ya puedes acceder al TS3 (ts3.despistaos.es) para realizar el examen.

 

Aquí tienes los horarios de entrevistas, puedes escoger el que mejor te venga: HorarioEntrevistas

 

Cualquier duda, puedes preguntarla en las salas de ayudas en nuestro servidor TeamSpeak3

 

¡Buena suerte @ Elesstra ! 

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ENTREVISTA ORAL SUSPENSA

 

 


Fallos comentados y resueltos por TS3


  

Podrás volver a realizarla una vez pasadas 24 horas.

 

Te dejo por aquí todos los enlaces que deberías repasar antes de volver a realizar la entrevista oral. ¡Suerte!

 

Normativa del servidor

Normativa para bandas y mafias

Explicación rol de entorno

[Guía / Consejos] Comandos /me & /do

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ENTREVISTA ORAL APROBADA

 

Enhorabuena por tu reciente acceso al servidor  @ Elesstra

 

Te voy a dejar por aquí varios enlaces de interés para que puedas echar un vistazo desde ya, para empezar de la mejor manera posible tu vida en Despistaos.

 

 

[MOD] Mejora Visual y MiniMapa

Normativa General

 

Normativa para bandas y mafias

Explicación rol de entorno

[Guía / Consejos] Comandos /me & /do

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