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Invitación - dikon66s


ToneStark

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Pienso que @ dikon66s  es un buen fichaje, es una persona que he jugado con el a otros juegos y  es muy divertido, y siempre me lo paso muy bien con el, y seguro que puede llegar a dar mucho juego
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Claudio De Luca

34 años 16/9/85

Poca Experiencia previa

 

Me llamo Claudio. Tengo 34 años, trabajo en un programa musical de radio,es un programa nocturno en un pequeño estudio en la ciudad de Boston. Cuento pequeñas historias y pongo música para entretener a los que trabajan o no duermen y me escuchan. Cada programa introduzco un argumento y recibo llamadas en directo de los oyentes a los que dedico una pieza de música.
Me gusta la música, durante años la música fue mi pasión, yo quería tener un grupo como mi tía Inés, ya que de joven formaba parte de una banda heavy. La tía Inés cuando cumpí quince años me regalo su batería, es una tía fantástica, con la que hablaba mucho y a la que confesaba mis inseguridades de adolescente y ella en cambio me echaba las cartas del tarot. Un verano mi tia Inés, me echó las cartas y salieron el loco y el mundo, mi tía me dijo que eran las cartas de un poeta, de un narrador de historias, es decir, de uno que no tiene miedo de la vida, ni del amor. Sus palabras misteriosas se grabaron en mi memoria. Seguramente mi tía, sin yo saberlo, cambió mi vida. El caso es que cada noche, en el inicio de mi programa, cuento pequeñas reflexiones de cosas que me han sucedido o hablo de personas que he conocido. Hablar, contar y escuchar historias es lo que mejor sé hacer. En cuanto a la música soy solo un aficionado, no he heredado ningún talento, como batería soy un negado.
Mis padres Giovanni e Laura Ferri viven en Italia, en Bolonia, mi padre es fotógrafo, tenía un pequeño estudio de fotogafía cerca de nuestra casa y mi madre era maestra. Ahora, los dos se han jubilado, y se han ido a Italia con mi hermano pequeño. Somos cuatro hijos, dos chicos y dos chicas: yo soy el mayor, Alice es enfermera, trabaja en un hospital en New Jersey, Anna ha estudiado psicología y pedagogía y se ocupa de adolescentes en un instituto, en Philadelfia. Por otra parte, mi otro hermano Edoardo está buscando trabajo.
Al menos una vez al mes voy a Bolonia y paso dos, e incluso tres días con mi hermano Edoardo, él es mi mejor amigo, una persona muy especial. Hablamos todos los días y me cuenta todo de su vida. No siempre fue así, yo tenía seis años cuando nació mi hermano Edoardo. Yo era el más feliz de toda la familia cuando me dijeron que era un chico, incluso le elegí yo el nombre, durante meses soñe todo lo que podría hacer con mi hermano, los dos juntos. Luego mis padres me dijeron que mi hermano era “especial”, yo pensaba que mi hermano tenía súper poderes, que era un superhéroe y cuando descubrí que en realidad mi hermano era ''down'' para mi fue un 'shock', yo esperaba mucho de mi hermano, que pudiese jugar conmigo al baloncesto, escalar, ni siquiera podía jugar conmigo a la Wii… él necesitaba otro tiempo y otro ritmo.           
Yo lo rechacé porque era diferente, incluso me avergonzaba de él, no quería que nos viesen juntos, cuando terminé la escuela y pasé al istituto no dije a mis nuevos compañeros de clase que tenía un hermano, decía que tenía dos hermanas, nada más. Construí un muro entre los dos, no quería hablar de él con mis amigos, no quería tener que justificar sus extrañezas. Mi equilibrio consistía en separar totalmente casa e instituto. Una vez que mi madre me pidió que lo llevase al parque, mientras él se columpiaba yo estaba sentado en un banco, cuando llegaron uno chicos que conocía del instituto, me marché del parque y le dejé durante una hora, en ese tiempo yo no dejé de llorar. Yo no conseguía ser como mis dos hermanas que se comportaban con naturalidad con Edoardo, y lo protegían. A pesar de todo, Edoardo sonreía siempre y era feliz, era y es espontáneo y afectuoso, dulce y simpático, es uno que consigue entusiasmar a todos. Poco a poco me contagió y empece a verlo como era.
Edoardo ha aprendido de memoria todas las canciones, de todos los grupos que me gustaban, ha leído todas las revistas que yo coleccionaba, Edoardo me admiraba. Me ha costado aceptar su diversidad, hasta que comprendí que la diversidad es algo positivo, que nos hace únicos. Necesité diez años para valorar la diversidad de mi hermano y entrar en su mundo. Cuando por fin me sentí libre de complejos, le llevé conmigo a un concierto en el que tocaban música de U2, fue la vez que más me divertí con Edoardo. Desde entonces he aprendido a no rechazar a nadie, a no ser prepotente. Einsten decía que ''cada uno es un genio, pero si por ejemplo juzgamos un pez por su capacidad de trepar a los arboles, entonces el pez pasará toda su vida creyendo que es estúpido''.
Gracias a mi familia, ahora soy mejor persona, trato de ser sincero, soy leal y buen amigo, busco la felicidad en los pequeños momentos, me gusta mi trabajo. Nunca he sido brillante en los estudios, dejé la facultad de periodismo en el primer curso, pero no me ha faltado trabajo, respeto a mis colegas y no soy ambicioso, por eso sigo en esta pequeña radio en un programa de noche, a mí no me importa terminar de trabajar a las 3 de la mañana. Ahora vivo solo, en una ciudad lejos de mis padres y hermanos. Durante cinco años me fui a vivir con Andita, pero no funcionó. Andita era estupenda, guapísima pero muy insegura y no sabia decir que no a nada, la gente se aprovechaba de su pequeña debilidad y le vendían de todo cada vez que entraba en una tienda a comprar, aunque no lo necesitase, lo que se convirtió en un problema económico, pero era también un problema en nuestra relación de pareja. Andita no era capáz de decir no a los amigos , lo que conllevó a que la terminasen  manipulando y se aprovechaban pidiéndole favores y varias cosas de las que ella no rehusaba. A pesar de acudir a varios terapeutas, Andita no logró resolverlo y yo no supe ayudarla. Todo ello minó nuestra relación, vivimos situaciones extrañas y ella decidió dejarme, han pasado ya tres años. Reconozco que no la echo de menos, que he encontrado mi equilibrio, después de Andita he tenido alguna otra historia. Me siento libre para hacer muchas cosas. Vivo de alquiler y en cualquier momento puedo cambiar de ciudad y de trabajo.
El último fin de semana que estuve en Bolonia, hace más de un mes, había huelga de controladores aéreos, por lo que anticipé mi regreso y cogí un tren nocturno a Roma, en el aeropuerto de Roma, pasé toda la noche deambulando, hasta que finalmente anunciaron mi vuelo de regreso a Boston. Ya en el avión, me senté en mi asiento, cuando una desconocida entró y se sentó a mi lado. La mujer sacó del bolso un pequeño libro de poesías de García Lorca. Reconocía inmediatamente el libro de poemas, porqué me lo leía mi tía Inés, a raíz de eso nos pusimos a hablar, nos presentamos y me dijo su nombre: Valeria. Era española y estaba en Italia por trabajo y ahora volaba a Bostón para ver a su hermana. Se quedaría un mes en EEUU y después ya decidiría, tenía entre manos un proyecto del que no me habló.
Valeria me preguntó por el perfume que yo usaba y le dije que no sabia cuál era, que deambulando por el aeropuerto había entrado en una perfumería y me había puesto uno sin mirar ni el nombre, ni la marca, ella  me dijó que le agradaba y que le evocaba el mar, un perfume ambiguo, poco común. Valeria me explicó la dificultad que tenemos para describir los olores. Al llegar a Boston, a Valeria le esperaba su hermana y se fue sin apenas despedirnos. Sin embargo, Valeria me dejó el recuerdo de una agradable conversación y las ganas de volverla a encontrar, era una mujer estupenda, y creo que congeniamos bastante pues se encontraba en una edad cercana a la mía, en torno a los treinta años.
No he dejado de pensar en Valeria, incluso he hablado en mi programa de radio de Valeria, continúo a repensar en las cosas que me hubiese gustado decirle y no pude. Boston es una ciudad pequeña y he hecho de todo para encontrarla. Esperando que el destino me echase una mano pasaban los días, hasta que una noche en un local de copas, mientras bebía unas cervezas con mis colegas de la radio encontré a Valeria, esa noche hablamos poco, reímos mucho y nos organizamos para pasar tiempo juntos, durante la semana paseabamos por la ciudad, comíamos juntos y me acompañaba a la radio. Estamos conociéndonos. Lo nuestro es más que una historia pasajera.
Valeria me ha hablado de su trabajo, es arquitecta y trabaja como fotografa freelance. En breve piensa viajar a Los Santos, donde permanecerá al menos dos años para trabajar con un estudio que se ocupa de proyectos sostenibles  en el territorio para reducir el impacto medioambiental. Ella se emociona hablando de conceptos arquitectonicos como “construcción verde”, defiende una arquitectura que no comprometa el futuro. A Valeria le gusta mi seguridad, mi ostinada decisión de querer salvar y a ayudar a las personas.
He encontrado la persona justa. No quiero ser obsesivo, pero soy consciente que la vida de Valeria no está aquí en Bostón, que se irá. Sé que Valeria no me pedirá nada. Yo no la quiero dejar escapar, tengo que tomar una decision que no es fácil sobre nuestro futuro. Puedo dejar Bostón, pedir que me sustituyan en el programa e irme con Valeria a esa isla, al menos por dos años. No soy capaz de imaginar los próximos años de mi vida sin ella. Si, iré con Valeria a Los Santos, tengo que decírselo y organizarme. Tengo el presentimiento de que seremos felices y de que podremos disfrutar toda una vida por delante.

En primer lugar diría que soy feliz. Destacaría mi apertura a la experiencia, no me asustan los cambios, aprecio y observo ideas y experiencias variadas, poco habituales. Tengo buena imaginación y soy curioso, siempre intento mejorar. No soy dogmático y evito la rutina. Me gusta viajar y conocer gente diversa. Me gusta la conversación y dedico tiempo a pensar. Mi familia es importante en mi vida, aunque no vivímos cerca estamos conectados. Soy generoso con mi tiempo y mi persona, creo que debemos aportar algo a nuestra sociedad. Me llevo bien con mis colegas de trabajo, me gusta el trabajo en equipo, echo una mano cuando veo alquien en dificultad. Soy émpatico, sociable y cordial. Valoro la sinceridad, aunque perdono la mentira.

Soy un gran optimista, mi único miedo no confesado sería perder a mi hermano Edoardo, no estoy preparado a que él muera, aunque en una persona down la vida es más corta.

 

 

 

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¡Buenas @ dikon66s !

 

Tu invitación ha sido DENEGADA momentáneamente. 

 

Se me hace corta la historia, recuerda que queremos saber todos los miedos, aspiraciones e incluso cómo piensas llevar a cabo la historia dentro del juego. También te recomiendo que desarrolles un poco mas la infancia ya que se habla muy poco de ella.

 

Un saludo,

 

PD: No edites tu mensaje, responde a este mismo.

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Claudio De Luca

34 años 16/9/85

Poca Experiencia previa

 

Me llamo Claudio. Tengo 34 años, trabajo en un programa musical de radio, un programa nocturno en un pequeño estudio en la ciudad de Boston, cuento pequeñas historias y pongo música para entretener a los que trabajan o no duermen y me escuchan. Cada programa introduzco un argumento y recibo llamadas en directo de los oyentes a los que dedico una pieza de música.
Me gusta la música, durante años la música fue mi pasión, yo quería tener un grupo como mi tía Inés, que de joven formaba parte de una banda heavy. La tía Inés cuando cumplí quince años me regalo su batería, es una tía fantástica, con la que hablaba mucho y a la que confesaba mis inseguridades de adolescente y ella en cambio me echaba las cartas del Tarot. Un verano mi tía Inés, me echó las cartas y salieron el loco y el mundo, mi tía me dijo que eran las cartas de un poeta, de un narrador de historias, de uno que no tiene miedo de la vida, ni del amor. Sus palabras misteriosas se grabaron en mi memoria. Seguramente mi tía, sin yo saberlo, cambió mi vida. El caso es que cada noche, en el inicio de mi programa, cuento pequeñas reflexiones de cosas que me han sucedido o hablo de personas que he conocido. Hablar, contar y escuchar historias es lo que mejor sé hacer. En cuanto a la música soy solo un aficionado, no he heredado ningún talento, como batería soy un negado.
Mis padres Giovanni e Laura Ferri viven en Italia, en Bolonia, mi padre es fotógrafo, tenía un pequeño estudio de fotografía cerca de nuestra casa y mi madre era maestra. Ahora, los dos se han jubilado, y se han ido a Europa con mi hermano pequeño. Somos cuatro hijos, dos chicos y dos chicas, yo soy el mayor, Alice es enfermera, trabaja en un hospital en New Yersei, Anna ha estudiado psicología y pedagogía y se ocupa de adolescentes en un instituto, en Filadelfia. Edoardo busca trabajo. Al menos una vez al mes voy a Bolonia y paso dos, tres días con mi hermano Edoardo, él es mi mejor amigo, una persona muy especial. Hablamos todos los días y me cuenta todo de su vida.
Mi infancia no fue fácil. Cuando yo tenía poco más de dos años nació Alice y un año después nació Anna. Mi madre se ocupaba de las niñas y yo fui el primero en ir al kínder, fue duro, mi madre estaba en casa con las niñas y yo me sentía abandonado, mis hermanas eran tranquilas y buenas y yo ponía de los nervios a mi madre, que no tenía tiempo para mis pataletas. Hubo un periodo que me divertía esconder los juguetes de mis hermanas y romper las cabezas de sus muñecas, a Alice y a Anna parecía no importarles, con paciencia lo arreglaban, Anna pensaba que yo era tonto y me explicaba cómo se tenía que jugar con las muñecas sin necesidad de sacarles la cabeza. Mi madre era feliz con mis hermanas, las peinaba, las vestía con cariño y cantaba con ellas. Mis hermanas siempre han sido más espabiladas que yo y colaboraban en las tareas de casa. Cuando nació mi hermano Edoardo yo tenía seis años, acabábamos de mudarnos a una casa más grande con un pequeño jardín en un barrio de New Yersei. Yo era el más feliz de toda la familia cuando me dijeron que era un chico, incluso le elegí yo el nombre. Durante meses soñé todo lo que podría hacer con mi hermano, los dos juntos. Deseaba tanto un hermano para equilibrar la situación con dos hermanas que imponían en casa sus juegos y gustos, sintiéndose en mayoría, las chicas en casa ya no serían mayoría. Luego mis padres me dijeron que mi hermano era “especial”, yo pensaba que mi hermano tenía super poderes, que era un superhéroe y cuando descubrí que en realidad mi hermano era down para mí fue un shock, yo esperaba mucho de mi hermano, que pudiese jugar conmigo al baloncesto, escalar, ni siquiera podía jugar conmigo a la wii…él necesitaba otro tiempo y otro ritmo. Al principio yo me centre en observar a mi hermano, y estimularlo para que fuese como yo, que le gustasen las mismas cosas, fue un desastre, porque no lo conseguía. Si nos sentábamos a ver en la tele un partido de futbol a los 10 minutos dejaba de interesarle, ver una película era peor, no dejaba de hablar él, y quería cambiar el final. A mis hermanas no les importaba, pero yo cada vez me sentía más frustrado. En el colegio mi vida no era mejor, estudiaba lo justo, sin ningún interés, tenía pocos amigos, cuando traía a casa a alguno a merendar y a jugar, Edodoardo intervenía en todo, quería estar con nosotros, y si no se ponía a llorar, poco a poco mis compañeros dejaron de venir a casa. Además, en casa, compartíamos la habitación que estaba repleta de peluches que Edoardo adoraba, yo en cambio colgaba poster por las paredes. Cuando me sentía mal o triste me ponía los cascos y escuchaba música. Edoardo en cambio no paraba de leer libros de animales, de planetas. Cuando pasé al instituto, elegí uno lejos de casa, no conocía a nadie, pero resultaba una ventaja para mí, podía empezar de nuevo. No sabía gestionar mi relación con mi hermano y no quería dar pena en clase, no quería que me marginasen. Así tome la decisión de mentir y no decir que tenía un hermano. Me avergonzaba de él, no quería que nos viesen juntos, Construí un muro entre los dos, no quería hablar de él con mis nuevos amigos, no quería tener que justificar sus extrañezas. Mi equilibrio consistía en separar totalmente casa e instituto. Una vez que mi madre me pidió que lo llevase al parque, mientras él se columpiaba yo estaba sentado en un banco, cuando llegaron uno chicos que conocía del instituto, me marché del parque y le dejé durante una hora, en ese tiempo yo no dejé de llorar. Yo no conseguía ser como mis dos hermanas que se comportaban con naturalidad con Edoardo, y lo protegían. Yo me sentía mezquino, pero no sabía como resolver la situación. Una vez invite a casa a un par de amigos, sabiendo que no había nadie en casa, merendamos y nos pusimos en el garaje a tocar música, yo con la batería que me había regalado mi tía el año anterior, Tony con un teclado y John con una vieja guitarra de mi padre, fue una tarde estupenda. Lo que yo no calculé es que una semana después se presentaron en casa sin avisarme, cuando les ví, traté de remediar y esconder a Edoardo en nuestra habitación, merendamos en la cocina y fuimos al garaje, al rato mientras yo estaba absorto con la batería apareció Edoardo, Tony y John siguieron tocando. Yo no dije nada, ni hice nada. Les propuse después jugar a la canasta y hacer unos tiros, mientras Edoardo se puso a tocar la batería y nos dejó con la boca abierta, lo hacía mejor que yo. Mis amigos se pusieron a tocar con él, y estaban encantados, después se fueron a sus casas. Edoardo sonreía siempre y era feliz, él problema era yo. Yo tenía miedo de ser rechazado, y trataba de justificarme, cuando la realidad es que durante un par de años había negado a mi hermano, que era afectuoso, dulce y simpático. Poco a poco Edoardo me contagió su espontaneidad y su despreocupación y empecé a verlo como era. Edoardo había aprendido de memoria todas las canciones, de todos los grupos que me gustaban, leía todas las revistas que yo coleccionaba, Edoardo me admiraba. Me costó aceptar su diversidad, hasta que comprendí que la diversidad es algo positivo, que nos hace únicos. Tenía dieciséis años cuando empecé a valorar su diversidad y entrar en su mundo. Cuando me sentí libre de complejos, le llevé conmigo a un concierto en el que tocaban música de U2, fue la vez que más me divertí con Edoardo. Desde entonces he aprendido a no rechazar a nadie, a no ser prepotente. Einsten decía que cada uno es un genio, pero si por ejemplo juzgamos un pez por su capacidad de trepar a los árboles, entonces el pez pasará toda su vida creyendo que es estúpido. Terminé mis estudios en el instituto, pasando como un alumno corriente, del montón. No era bueno en ninguna de las materias, ni siquiera en deportes. Fui a la universidad, esta vez elegí una cerca de casa, empecé periodismo, pero el mundo universitario no estaba hecho para mí, demasiada teoría en las clases y demasiadas fiestas en el campus. Dos años después dejé los estudios y busqué trabajo, lo encontré rápido y no he dejado de trabajar desde entonces en la radio, respeto a mis colegas y no soy ambicioso, por eso sigo en esta pequeña radio en un programa de noche, a mí no me importa terminar de trabajar a las 3 de la mañana.
Ahora vivo solo, en una ciudad lejos de mis padres y hermanos. Durante cinco años me fui a vivir con Sabrina, pero no funcionó. Sabrina era estupenda, guapísima pero muy insegura y no sabía decir NO a nada, la gente se aprovechaba de su pequeña debilidad y le vendían de todo cada vez que entraba en una tienda a comprar, aunque no lo necesitase, lo que se convirtió en un problema económico, pero era también un problema en nuestra relación de pareja. Sabrina no era capaz de decir NO a amigos que la han manipulado y se aprovechaban pidiéndole favores, cosas y ella no rehusaba. A pesar de acudir a varios terapeutas, Sabrina no logró resolverlo y yo no supe ayudarla. Todo ello minó nuestra relación, vivimos situaciones extrañas y ella decidió dejarme, han pasado ya tres años. Reconozco que no la echo de menos, que he encontrado mi equilibrio, después de Sabrina he tenido alguna otra historia. Me siento libre para hacer muchas cosas. Vivo de alquiler y en cualquier momento puedo cambiar de ciudad y de trabajo.
El último fin de semana que estuve en Bolonia, hace más de un mes, había huelga de controladores aéreos, por lo que anticipe mi regreso y cogí un tren nocturno a Roma, en el aeropuerto de Roma, pase toda la noche deambulando, hasta que finalmente anunciaron mi vuelo de regreso a Boston. Ya en el avión me senté en mi asiento, cuando una desconocida entró y se sentó a mi lado. La mujer sacó del bolso un pequeño libro de poesías de García Lorca. Reconocía inmediatamente el libro de poemas, porqué me lo leía mi tía Inés, nos pusimos a hablar, nos presentamos y me dijo su nombre, Andita, era española y estaba en Italia por trabajo y ahora volaba a Boston para ver a su hermana. Se quedaría un mes en EEUU y después ya decidiría, tenía entre manos un proyecto del que no me habló. Andita me preguntó por el perfume que yo usaba y le dije que no sabía cuál era, que deambulando por el aeropuerto había entrado en una perfumería y me había puesto uno sin mirar ni el nombre, ni la marca, Andita me dijo que le agradaba y que le evocaba el mar, un perfume ambiguo, poco común. Andita me explicó la dificultad que tenemos para describir los olores. Al llegar a Boston, a Andita le esperaba su hermana y se fue sin apenas despedirnos. Andita me dejó el recuerdo de una agradable conversación y las ganas de volverla a encontrar, era una mujer estupenda, en torno a los treinta años.
No he dejado de pensar en Andita, incluso he hablado en mi programa de radio de Andita, continuo a repensar en las cosas que me hubiese gustado decirle y no pude. Boston es una ciudad pequeña y he hecho de todo para encontrarla. Esperando que el destino me echase una mano pasaban los días, hasta que una noche en un local de copas, mientras bebía unas cervezas con mis colegas de la radio encontré a Andita, esa noche hablamos poco, reímos mucho y nos organizamos para pasar tiempo juntos, durante la semana paseamos por la ciudad, comíamos juntos y me acompañaba a la radio. Estamos conociéndonos. Lo nuestro es más de una historia pasajera.
Andita me ha hablado de su trabajo, es arquitecto y trabaja como fotógrafa freelance. En breve piensa viajar a Los Santos, donde permanecerá al menos dos años para trabajar con un estudio que se ocupa de proyectos sostenibles en el territorio para reducir el impacto medioambiental. Andita se emociona hablando de conceptos arquitectónicos como “construcción verde”, defiende una arquitectura que no comprometa el futuro. A Andita le gusta mi seguridad, mi obstinada decisión de querer salvar las personas, mis oyentes, con las palabras.
He encontrado la persona justa. No quiero ser obsesivo, pero soy consciente que la vida de Andita no está aquí en Boston, que se irá. Se que Andita no me pedirá nada. Yo no la quiero dejar escapar, tengo que tomar una decisión que no es fácil sobre nuestro futuro. Puedo dejar Boston, pedir que me sustituyan en el programa e irme con Andita a esa isla, al menos por dos años. No soy capaz de imaginar los próximos años de mi vida sin ella. Si, iré con Andita a Los Santos, tengo que decírselo a Andita y organizarme, seremos felices, tenemos toda la vida por delante. Yo buscaré trabajo allí, no me asustan los cambios, me gusta la idea de cambiar de ciudad. También es bueno para mí profesionalmente el cambio, encontrare alguna emisora en la que trabajar, con nuevos compañeros, me sirve para crecer profesionalmente, para no estancarme. Soy optimista y creo en un futuro junto a Andita. Podríamos incluso construir una familia. No tengo miedo a que esto no funcione, al contrario, el error sería quedarme en Boston, perdiendo esta oportunidad, mi fracaso sería renunciar a Andita, sin intentarlo. Hasta ahora no he pensado en tener hijos, quizás tiene algo que ver mi hermano Edoardo y el síndrome de down. No estoy preparado a la idea que mi hermano pueda morir, sé que en una persona down la vida es más corta.
Mis proyectos en un futuro inmediato en Los Santos, además de vivir con Andita e intentar construir una relación de pareja sólida, con la posibilidad de tener hijos, buscaría una casa próxima al mar y poder disfrutar de todas las actividades que se pueden hacer en el mar. Sería un sueño para mí, levantarme todas las mañanas y poder nadar, darme un chapuzón. Me encantaría apuntarme a un curso de buceo, soy un apasionado del mar y cuando íbamos de vacaciones al mar yo aprendí a bucear en apnea, el buceo libre, sería el momento de aprender a utilizar las bombonas de oxigeno y todo el material de buceo, para poder descubrir el fondo marino espectacular que hay en Los Santos. Después, con calma, terminado el curso de buceo podría aprender surf, nunca me he subido a una tabla. Además, para moverme por la isla, sería interesante que me hiciese mandar la moto de mi padre que guardo en mi garaje de Boston. Los Santos se puede recorrer fácilmente en moto. Tengo que reconocer que la moto, es algo más que un medio de locomoción es un estilo de vida más libre. En Boston, la moto no la uso, demasiada contaminación, pero en Los Santos la usaría con gusto y podría hacer amistad con otros moteros.
En cuanto a mis miedos, debería afrontar de forma madura la paternidad. Superar el miedo del síndrome de down y la fragilidad de mi hermano Edoardo. En cualquier caso, ese cromosoma de más no es ni contagioso ni hereditario. Tengo también una fobia absurda a los médicos y hospitales, he acompañado muchas veces a mi madre al hospital, en análisis, pruebas, visitas, operaciones a los que se ha sometido mi hermano. Detesto las agujas. Por último, tengo fobia a los crustáceos, debido a una intoxicación, un verano en Luisiana comiendo cangrejos de río, exagere y comí demasiados, terminé en el hospital, desde entonces no como ningún crustáceo (cangrejos, langostas, erizos…) espero que la langosta no sea el plato típico de Los Santos.
En primer lugar, diría que soy feliz. Destacaría mi apertura a la experiencia, aprecio y observo ideas y experiencias variadas, poco habituales. Tengo buena imaginación y soy curioso, siempre intento mejorar. No soy dogmático y evito la rutina. Me gusta viajar y conocer gente diversa. Me gusta la conversación y dedico tiempo a pensar. Mi familia es importante en mi vida, aunque no vivimos cerca estamos conectados. Soy generoso con mi tiempo y mi persona, creo que debemos aportar algo a nuestra sociedad. Me gusta el trabajo en equipo, echo una mano cuando veo alguien en dificultad. Soy empático, sociable y cordial. Valoro la sinceridad, aunque perdono la mentira.

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Tu invitación ha sido ACEPTADA. Te recomiendo leer la NORMATIVA a conciencia y comprenderla bien antes de pasar a hacer el examen oral.

También te dejo dos post muy útiles sobre COMANDOS /ME Y /DO y ROL DE ENTORNO

 

Ya puedes acceder al TS3 (ts3.despistaos.es) para realizar el examen.

 

Aquí tienes los horarios de entrevistas, puedes escoger el que mejor te venga: HorarioEntrevistas

 

Cualquier duda, puedes preguntarla en las salas de ayudas en nuestro servidor TeamSpeak3.

 

¡Mucha suerte @ dikon66s !

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  • 2 weeks later...

ENTREVISTA ORAL APROBADA 

 


Ya puedes acceder a la ciudad


Te dejo un par de guías por si te surge cualquier duda.

Primeros pasos en el Wipe

[MOD] Mejora Visual y MiniMapa

Normativa General

**La normativa está sujeta a cambios constantes** 

¡¡Que disfrutes la experiencia, @dikon66s

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