Nombre del personaje: Jacobo Cortés (el gitano humilde).
Edad: 28 años.
Edad y fecha de nacimiento real: 28 (10/10/90)
Historia del personaje:
La puerta de madera se abría y cerraba al compás del viento, iluminada por la Luna llena, hacía mal tiempo, pero no tan malo como lo que iba a suceder a continuación...
El patriarca estaba dando las últimas instrucciones a la familia sobre el golpe que estaban apunto de acometer, el día en que pondrían en práctica aquél plan que llevaban tiempo preparando.
Eran muchos en aquella vieja casa destartalada en mitad de la huerta murciana. La familia al completo reunida en pos de la delincuencia y sobre todo del dinero en cantidad. No estaban nerviosos a pesar de todo lo que estaba en juego ¿por qué iban a estarlo? tenían todo controlado, hasta el más mínimo detalle.
- Vamoh a robal pero semoh gitanoh humildeh ¿eh? no se oquivoqueih. –sentenció el patriarca–
Hubo silencio por un instante, la puerta cesó su obstinado repiqueteo contra el marco y se abrió, dejando salir al grupo.
Fue la última vez que la familia se reuniría.
Montaron en tres viejas furgonetas y se dirigieron a su destino.
Gente corriendo en todas direcciones, gritos, tiros de escopeta, masacre. Los estaban esperando, solo uno pudo escapar de aquél sitio, un campo de melones que pretendían robar para venderlas en el mercado la mañana siguiente.
Solo escapó Jacobo Cortés, de 28 años, el hijo del patriarca. Un chico listo pero despistado. Criado en el campo pero curtido en la ciudad, nunca le gustó robar pero era lo que mejor se le daba.
No era el típico gitano, su picaresca subía hasta el siguiente nivel. Había estudiado hasta llegar a la universidad, privada, por supuesto, financiada con el dinero de los hurtos. Su objetivo no era el de estudiar, sino el de robar a niños ricos de papá y venderles cualquier cosa que hacía llamar droga. Era un tipo simpático y feliz, por lo menos hasta que ocurrió aquella masacre que dio la vuelta al país y parte del extranjero a través de las portadas de periódicos y telediarios.
Había estado investigando, quería atrapar a los asesinos y vengarse de la forma más cruel posible. Oficialmente no había sospechosos, nadie sabía lo que aquella noche pasó a ciencia cierta, ni quienes fueron los artífices de la masacre. Corrían rumores en el pueblo, hasta que los rumores pasaron a ser sospechas tras recibir una llamada oculta con origen en Los Santos, Estados Unidos.
El rumbo de Jacobo Cortés estaba claro, su venganza más cerca, y en su mente... siempre resonando las palabras de su padre: ser un "gitano humilde".
