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blakos

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    Anna Jones

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  1. Nombre y Apellido que vayas a usar ingame (Ej: Javier Pérez): Ana Salvatore Edad y fecha de nacimiento (REAL): 03-11-1996 23 años. Experiencia previa en roleplay: Nunca rolee antes. Conocí el roleplay con los streams hace un año. Con los streams aprendí muchas cosas sobre rol y sobre la normativa. Historia completa de tu personaje (cómo lo interpretarás, procedencia, qué pretende ser, aspiraciones, miedos etc...): Ana nació en buenos aires el 05-07-2002 18 años. Vivía con su madre y su padrastro. Era una noche nublada y lluviosa de junio en Buenos Aires, Ana que tenía 7 años estaba jugando con unos juguetes, que había encontrado hacía unas horas atrás en una bolsa por la calle mientras caminaba a su casa desde la escuela. La niña tenía el pelo negro como la noche y ojos azules, su sonrisa era de alguien mayor, no representaba a la niña de 7 años, iba vestida con la ropa donada de unos vecinos y le quedaba holgada, varias veces tenía que coserla para achicarla ya que era flacucha. Estaba sentada con las piernas cruzadas mientras sonreía con los juguetes. En la habitación contigua estaba su madre peleando con su padrastro. Las voces iban aumentando por el pasillo. La niña alzó la vista con sobresalto y paro de jugar, mirando hacia la puerta que tenía cerrada. Su madre continuaba gritando y ella no entendía el porqué, ¿Porque peleaban siempre? no lo entendía. Dudo en ir a ver que sucedía, su madre no le prestaba mucha atención, ni siquiera sabía de su existencia o de si había comido algo ese día. La niña si había comido algo, lo que había encontrado en la basura de un restaurante antes de encontrar los juguetes. Pues, tenía que buscar en la basura, prefería rebuscar en la basura ya que no se animaba a robar. No conocía otra forma de obtener la comida, ¿A su edad en que trabajaría? otra familia no tenía que supiera, en la escuela ni siquiera los maestros le preguntaban sobre su vida fuera del colegio. Sus amigos eran diferentes a ella, por eso nunca los llevaba a su casa por miedo a que se burlaran, ya era suficiente humillante que se burlen de su ropa a diario. Solo tenía una amiga que era mayor como de 12 años, la cual le enseñó a robar sin que se diesen cuenta y a defenderse de alguien mayor. Se llamaba Emilia, no sabía mucho de ella, solo sabía que tenía muchos hermanos y sus padres trabajaban de lo que podían todo el día, y ella hacía lo que quería. Era como su hermana mayor y le enseñaba muchas cosas útiles. También le enseñaba a no confiar en desconocidos, lo que su madre nunca se molestó en enseñarle. Después de clases estaba siempre con ella practicando a mentir y a robar, aunque robar no le gustaba, Emilia decia que era util, algun dia lo utilizaría. La niña se incorporó de golpe cuando escucho un ruido como si se rompiese un cristal y camino hacía la puerta que estaba entre abierta, miro por la abertura y escuchó los gritos de su madre, parecía muy enfadada. Camino por el pasillo en puntillas de pie y se paró al lado de la entrada a la cocina donde se encontraba su madre y su padrastro discutiendo. Miró la situación, su madre estaba de espalda, a su padrastro no lo veía. Su madre tenía la cara roja de furia y sostenía algo en su mano derecha no podía verlo desde su posición. Intentó ver a su padrastro pero le era imposible no quería que la viesen. La niña tenía la mirada triste, siempre peleaban por algo, su padrastro era un hombre bastante malo con su madre, pero nunca le había hecho daño a Ana, trataba de evitar verlo o cruzarse con el. A ella no le gustaba que los demás pelearán, sea por el motivo que sea, eso le ponía nerviosa. En la cocina su madre y padrastro seguían discutiendo, parecían a punto de hacerse daño, la niña caminó rápido hacia el teléfono que tenían en el pasillo, tratando de no hacer ruido. Tomó el teléfono y marcó a la policía. *…911, ¿Cuál es su emergencia?*Dijo una voz femenina* *Ho-hola, mis padres p-pelean…*Dijo la niña medio susurrando* *¿Hola? Aquí 911, Hable más alto por favor...* La niña se aclara la garganta e intenta hablar un poco más claro. *Mis padres pelean, por favor vengan rápido.-Dijo la niña con la voz temblando.* *De acuerdo, tranquila. Dime tu dirección y enviaré una patrulla.* Le dio la dirección y colgó. Luego de colgar volvió a esconderse detrás de la puerta. Su madre tenía la peor cara que nunca le había visto. Parecía otra persona, le caía sudor por la cara y tenía las manos llenas de sangre. Su padrastro intentaba defenderse con algo que no llegaba a ver y su madre seguía intentando acuchillarlo. Cuando ve esa escena la niña comienza a llorar en silencio tapándose la boca. A lo lejos se oían sirenas y ladridos de todos los perros del vecindario. Camino despacio hacia la puerta sin hacer ruido, en la puerta tomó las llaves y con cuidado abrió la puerta. La madre continuaba gritando e insultando. Cuando consigue abrir la puerta escucha que su padrastro lanza un grito desgarrador, y se oye como cae al suelo. La niña mira hacia atrás paralizada por el grito y ve como esta su madre mirándola, pues el grito era de Ana al ver como lo acuchillaba y caía su cuerpo sin vida al suelo. La niña al ver eso corre hacia la calle y un policía la detiene, estaba llorando y no oía nada de lo que le decían. Todavía veía a su madre acuchillar a su padrastro, y verle los ojos sin vida. Los ojos de su madre se veían vacíos. Esa misma noche durmió en la comisaría. Al día siguiente la llevaron a un orfanato católico donde había muchos niños y monjas de todas las edades. Los primeros días Ana no habló, los médicos dijeron que tenía mutismo postraumático. Tardó un mes en hablar de nuevo. Solo fue una palabra pero ya era algo. Las monjas la trataban bien y se emocionaron cuando oyeron su voz, ella seguía sintiéndose triste pero comenzaba a sonreír y a jugar con otros niños. Pasaban los meses y aún tenía pesadillas, pero ahí estaba su peluche para abrazarla. Tenía que decirse a sí misma que su mamá no estaba ahí mirándola con un cuchillo ensangrentado. Tenía que ir a psicólogos tres veces por semana, para ayudarla a entender lo que había pasado y también tenían que controlar que no tenga la misma condición que su madre. Habían pasado los años y Ana había pasado por muchas familias adoptivas pero siempre volvía al orfanato. Vivió hasta los nueve años en el orfanato, a esa edad la adopto una familia católica, vivió con ellos por un año, pero le costaba adaptarse a ellos y a sus creencias, antes de cumplir los diez años volvió al orfanato, continuó estudiando allí y aunque tenía problemas con la enseñanza sabía que no tenía otra opción, y no quería vivir en la calle, al menos allí tenía techo y comida. Cuando cumplió 15 años le explicaron que su madre estaba en un Hospital psiquiátrico, decidieron que tenía la edad suficiente y la madurez para saber sobre su condición, la habían diagnosticado como psicópata. Era así desde hace mucho tiempo, además abusaba de las drogas le habían hecho estudios y habían decidido dejarla de por vida en un Hospital psiquiátrico que en una prisión. Ana estuvo en el orfanato hasta los 18 años cuando ya era mayor de edad pudo irse, luego de irse del orfanato vivió en la calle unas semanas, trabajo de lo que pudo y a veces robaba para comer. Un día robando se topó con su amiga de la infancia Emilia. Estaba tan feliz de volver a verla y de contarle su vida que se olvidó de huir de la escena del robo y los policías la pillaron. Ofreció pagar las cosas junto con Emilia explicando porque robaba y también inventando historias para que no la llevaran los polis, los dueños de la tienda no quisieron hacer la denuncia, se lo habían creído todo. Solo tuvo que cumplir con trabajo comunitario y se libró de la cárcel. Solía ser bastante torpe cuando robaba y trataba de no hacerlo muy seguido. Emilia en cambio era muy astuta y sabia robar más que comida, robaba autos y a veces casas. Pero no quería arriesgarse demasiado, y estaba de acuerdo con ella. Ese mismo día Emilia la invitó a su casa, aceptó y estuvo unos meses viviendo en su casa. Después de vivir su infancia y adolescencia en Buenos Aires, Ana decide viajar con su amiga Emilia a Los Santos, para comenzar una nueva vida, lejos de su madre loca. Antes de irse del país visitó a su madre en el Hospital psiquiátrico porque había solicitado llamarla. Acepto ir con miedo de lo que le diría, no quería verla pero quería cerrar esa etapa de su infancia. Cuando fue, ella le contó sobre su padre, solo le dijo que su apellido verdadero era Salvatore y que la había abandonado porque no la quería. Ana no sabía que creer, solo tenía su apellido y un dato de que vivía en Italia. No sabía nada más y tampoco le importaba. O eso quería creer. Luego de esto emprende su viaje para no volver. Ana tiene solo 18 años y no sabe qué hacer para ganarse la vida. Aunque a ella le da igual ganar o perder siempre quiere hacer las cosas bien. Eligió alejarse de la violencia que siempre la persiguió desde pequeña. En Los santos Emilia recibe una llamada de su familia en buenos aires, eran malas noticias, a lo que decide volver a buenos aires y deja a Ana sola en Los santos. Ana se encontraba sola en la ciudad y no sabía bien qué hacer, emilia le había prometido volver algun dia. Mientras tanto, ana seguía en la ciudad tratando de no caer en la delincuencia y seguir por el camino correcto. Miedos: -A cualquier insecto. - No ser capaz de mantenerse en el camino correcto. -Tener la misma condición médica que su madre. Aspiraciones: -Conseguir un trabajo estable.-Tener su propia casa.
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