Edad y Fecha de Nacimiento (real): 27 años. 26 de Marzo de 1993.
Experiencia previa en rol: He roleado en varios servidor de RP entre ellos Malviviendo RP, SpainRP, PlatanitosRP y por último en Leyendas Urbanas de RAGEMP. Todo esto una suma de 1 año y medio.
Historia completa de tu personaje (como lo interpretaras, de donde viene, que pretende ser, sus aspiraciones y sus miedos, etc...):
Procedencia: Las Palmas, Gran Canaria, España.
Nombre: David Ramírez
Edad: 23 años (05/01/1997
Cualidades: Fiel, manitas, positivo y decidido.
Miedos: No poder conseguir la meta de ser surfista y sobretodo no poder encontrar al culpable de la muerte de su hermano.
Mentalidad: Persona tranquila, seguro de sí mismo y con bastantes ganas de ser alguien en la vida, Impredecible cuando alguien se la quiere jugar.
Árbol genealógico:
Padres: Juan Ramírez y María Ramírez.
Hermanos: Marco Ramírez.
David Ramírez nació en una isla de canarias en concreto en Gran Canaria, al sur de la isla.
Él vivía con su madre María Ramírez y su hermano Marco, eran una familia humilde en la que
la madre trabajaba para poder darle de comer a sus 2 hijos, ya que su padre los abandonó
cuando eran muy pequeños. Por este motivo la madre tuvo que buscar la manera de salir
adelante junto a los niños. María se convirtió en una mujer luchadora y bastante trabajadora,
nunca se rindió pese a las adversidades de la vida y siguió adelante con su vida y con sus hijos,
que era lo que la empujaban a querer mantenerse a flote y no tirar todo por la borda.
David y su hermano estaban muy unidos desde bien pequeños, por eso siempre se les veía
yendo juntos a todos lados, solo se separaban cuando pasaban tiempo con los amigos ya que
no compartían el mismo grupo de amistades. Marco tenía unos amigos conflictivos, los cuales
siempre estaban jugando con drogas, buscando pelea y realizando robos menores.
David era todo lo contrario a su hermano, él tenía unas amistades totalmente sanas que sólo
se dedicaban a hacer deporte y a tener una vida con hábitos saludables.
Un día, Rodrigo, un amigo de David, le enseñó qué era el bodyboard, un deporte marítimo.
A David siempre le había gustado el mar, desde bien pequeño le entusiasmaba la idea de hacer
un deporte acuático ya que el mar y el deporte conseguían darle la tranquilidad que
necesitaba, con esa actividad se sentía vivo.
A su hermano Marco no le gustaba la idea de que David se centrara en ese deporte ya que era
de riesgo y también a partir de que David empezó con el bodyboard se fue separando de él
cada vez más.
Tuvieron peleas bastante duras, donde a veces llegaban a las manos. David sólo se defendía de
la agresividad de su hermano, unas veces con silencios y otras veces más duramente, cosa que
odiaba ya que veía que su pobre madre sufría demasiado al presenciar dichos conflictos.
Su madre trabajaba muy duro para poder mantenerlos, sobre todo a Marco, por eso David no
entendía cómo Marco era capaz de quitarle dinero a su madre para conseguir drogas y que no
ayudase en casa con las tareas ni económicamente.
David era totalmente opuesto a su hermano, él realizaba las tareas de la casa siempre que
encontraba un hueco, iba a un taller de su mismo pueblo a echar una mano con las
reparaciones de los vehículos e incluso limpiaba todos los coches, así podía ayudar a su madre
que trabajaba 6 días a la semana y libraba solo uno.
Pronto llegarían los problemas cuando su madre cayó enferma. David tenía que hacer lo
posible para que no faltara la comida en su casa, trabajaba el doble y hacia recados a sus
vecinos a cambio de dinero. Al ver que el dinero que conseguía no era suficiente para
alimentar y pagar los gastos de toda la familia, optó por algo que siempre había odiado, las
drogas, las cuales conocía por parte de su hermano y los amigos de éste.
A pesar de que era un chico saludable y deportista no le quedó más remedio que coger ese
camino y vender en la calle junto a su hermano Marco. Marco estaba contento porque veía a
su hermano David seguir sus pasos, pasaba más tiempo con él y a su vez disponía de más
material para vender y consumir.
Con el tiempo fueron saliendo adelante, pero su madre enfermó aún más, llegando a tener
que ser ingresada de urgencia por la gravedad de su enfermedad. David y su hermano Marco
se hacían a la idea de que su madre podría fallecer en cualquier momento y tenían que
cambiar su tipo de vida, buscar un trabajo más estable y legal y comenzar a encaminar sus
vidas.
David consiguió un trabajo estable con un contrato decente en un taller de la zona en la que
vivía, pero su hermano seguía en la misma vida, ya que era un adicto a las drogas y a sus malos
hábitos.
Un día David en una de las visitas al hospital para ver a su madre, le contó las buenas noticias
que tenía para ella, había encontrado un buen trabajo, con buenos compañeros y buenas
condiciones laborales, María se alegró mucho por él y le pidió que hiciera lo mismo con su
hermano, que estuviera junto a él y le ayudara a seguir sus mismos pasos.
Pasaron unos meses más y la madre de ambos hermanos falleció, tenía un cáncer que los
médicos detectaron muy tarde y para aquel entonces ya no podían hacer nada por ella.
David quería mucho a su madre, estaba destrozado pero no se vino abajo en ningún momento
y siguió adelante cargando con el peso de la muerte de su madre. Marco era todo lo contrario,
él no podía soportar que la madre ya no estuviese y cayó en una enorme depresión que le hizo
refugiarse en las drogas, ya no las vendía, las consumía.
A los pocos días David se dio cuenta de la situación de su hermano, el cual había decidido
mudarse con dos amigos conflictivos, cosa que le provocaba una tremenda ansiedad ya que le
había prometido a su madre que no abandonaría a Marco y que haría de él un hombre de
provecho.
Al ver que cada vez tardaba más días en ponerse en contacto con él y pasadas dos semanas sin
tener ninguna noticia de su hermano, comenzó a buscarlo para saber si estaba bien o
necesitaba algún tipo de ayuda. Se puso en contacto con amigos de éste, los cuales no sabían
decirle donde estaba, ni en que situación se encontraba Marco, lo que si le dijeron es que tenía
una deuda muy grande con una persona muy peligrosa que le podría hacer cualquier cosa con
tal de saldar esa cuenta pendiente.
Ansioso y desolado, David por fin encontró a Marco en casa de uno de los amigos de éste, le
preguntó sobre la deuda que tenía y la razón de dichos actos, Marco le dijo que no podía
soportar la muerte de su madre y que no sabía qué hacer, que estaba perdido.
La deuda era a causa de que Marco había conseguido una gran cantidad de droga que tenía
que haber vendido y luego pagar, cosa que jamás hizo, la consumió y con ella se fue toda
posibilidad de salir adelante. David no se lo pensó dos veces y quiso ayudar a su hermano con
esa deuda fuera como fuese, le pidió a su hermano que volviera con él al domicilio familiar,
que dejase las drogas a un lado y encaminase su vida de una vez por todas.
David no podía parar de pensar en cómo sacar a su hermano de ese atolladero y decidió
reunirse con una de las personas a las que Marco debía dinero.
Una vez allí, nervioso pero seguro de sí mismo, miro a los ojos del hombre y le dijo que la
deuda se la pagaría pero que necesitaba alguna forma para poder solucionarlo ya que
disponía de muy poco dinero. El camello esgrimió una leve sonrisa y le dijo que había una
forma de poder pagar esa deuda, trabajando para él.
David debía quitarle de encima un kilo de cocaína que tenía pendiente de venta. Sin titubear
aceptó el trato, cogió el kilo de cocaína y se dirigió a su coche.
Lo que David no sabía es que había aceptado una trampa y una persona anónima daría un
chivatazo a la policía sobre lo que llevaba en el coche aquel día. Todo era una maniobra del
camello, si centraba a la policía sobre David, un cargamento mucho mayor podría llegar al
destino sin toparse por el camino con ningún control policial.
Al salir de allí de camino a su casa la policía se cruzó en su camino y lo comenzaron a perseguir.
David notó como su corazón se aceleraba, la boca le sabía a hierro y las manos empezaban a
sudarle, solo le quedaba intentar huir. Corrió varios kilómetros por la autopista hasta que a lo
lejos vislumbró un control policial que le bloquearía el paso. Resignado, nervioso y con una
enorme pena, pisó el freno y detuvo el coche.
Una vez sacado del coche a la fuerza y reducido en el suelo, los policías empezaron a realizar
las labores de búsqueda del material que aunque lo encontraron rápido, desmontaron casi por
completo el coche en busca de más estupefacientes escondidos, esto último sin ningún
resultado.
Detenido y una vez trasladado a dependencias policiales, David tuvo que prestar declaración.
Los agentes que llevaban el caso y el interrogatorio, le instaron a que aceptase un trato con la
fiscalía, como no tenía antecedentes, si confesaba quién le había proporcionado dicho
material, pedirían la pena mínima de prisión, que como sería de menos de dos años no tendría
que cumplirla y solo prestar servicios a la comunidad, en pocas palabras, tenía ante sus ojos la
posibilidad de salir de ese enorme lio en el que se había metido, pero también sabía que si
delataba a las personas que le habían proporcionado las drogas, su hermano Marco sería el
más perjudicado en toda esta historia.
Decidió por tanto no confesar y no revelar ningún dato de los camellos. A los pocos días tuvo
lugar el juicio en el cual David resultaría culpable de todos los cargos y sería condenado a cinco
años de prisión.
Entró en prisión y fueron unos días muy duros para David, se sentía solo, asustado y
presionado para no mostrar esa debilidad dentro de un sitio rodeado de personas realmente
malas. Aunque no todas eran malas, ya que su compañero de celda Martín, era un señor de
mediana edad, amable y buena persona que por circunstancias de la vida había acabado en la
cárcel por robos. Martín mantenía largas charlas con David y esto hacia que esa pesadilla fuese
más amena y los días no pasaran tan lentos.
Pasados cuatro meses de su entrada en prisión, David recibió una llamada y se dirigió
ilusionado hacia el teléfono esperando encontrar a Marco al otro lado de la línea, pero en vez
de escuchar a su amado hermano, se encontró con la noticia de que Marco había sido
asesinado por un disparo en la cabeza en el domicilio familiar. Pálido dejo caer el teléfono y
comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos, triste y desolado se dirigió a su celda donde Martín,
su mayor amigo en la cárcel, estaría esperando para consolarlo.
El tiempo iba pasando, con ayuda de Martín y psicólogos de la cárcel que ayudaban a David y
le animaban a que realizara cursos, empezó a superar la muerte de su hermano. Martín le
hablaba de que cuando saliera, no volviera al mismo barrio, ni a la misma casa, que él podría
proporcionarle un contacto en otro país, en un lugar diferente donde poder alejarse de toda la
tristeza que tenía.
A los tres años, David recibió la noticia de que ese fin de semana saldría de la cárcel por buen
comportamiento y acepto la ayuda de Martín para empezar su vida desde cero en un lugar
nuevo. Llegó el día y con lágrimas en los ojos se despidió con un gran abrazo a Martin y este le
entrego un papel con un número de teléfono y un nombre, le pidió que se pusiese en contacto
con él, hiciese las maletas y dejase todo atrás.
Así pues decidió tomar la ayuda de Martín y al salir de la cárcel en la primera cabina que
encontró se puso en contacto con esa persona.
Por un momento David pensó en vengar la muerte de su hermano, al cual le habían arrebatado
a la fuerza y al que no pudo darle un último adiós ya que le negaron el permiso. Todo cambió
cuando se acordó de su preciosa madre y decidió resignarse e intentar seguir su vida, en parte
huyendo a otro país para no ser encontrado por las mismas personas que mataron a Marco.
Metió en una maleta las pocas cosas que necesitaba, fue al cementerio a llevarle flores a su
madre y hermano y se dirigió al aeropuerto para comprar un billete que le llevaría a la ciudad
de Los Santos en el estado de San Andreas.
Allí su nueva vida le estaría esperando.