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Invitación -- Marcel


Marcuss

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¡Muy buenas! He sido uno de los ganadores del concurso convénceme.

Nombre y Apellidos:  James Chase Carter

Edad y fecha de nacimiento (REAL): 22/10/1993

Experiencia previa en roleplay: De forma aproximada empecé en el mundillo del roleplay en 2007 en el rol escrito de World of Warcraft, pasando después por diversos juegos de temática similar y acabando en foros y redes sociales. 

En el rol por voz llevo bastante menos, he pasado por servidores de "rol" de Arma 2 Dayz Mod, en los Poplife de Arma III y recientemente desde hace varios meses en varios servidores de GTA de rol serios. 


Historia:


De la misma forma que un cigarrillo se consume en cada calada, la vida de James Chase Carter no era muy distinta.

Nacido en Eagle Pass en la fecha del dieciséis junio de mil novecientos noventa y uno fue uno de esos chiquillos del verano texano, corazón atolondrado y más inconstantes que una brisa en aquellas fechas.
Criado en los férreos valores evangelistas del protestantismo vivió con una pequeña biblia en la mesilla y un pequeño montón de vinilos heredados de su bien querido abuelo el Predicador Carter de los cuales establecía extraños símiles musicales. ¿No era posible que Dios hablase a través de aquellos acordes? Cada rasgamiento de cuerdas podía ser una oración perdida en el sinfín del cosmos musical que se conformaba en su habitación donde la potente voz del Señor tomaba distintas voces en forma de balada que inculcaban viejas enseñanzas de aquella regia América sureña donde con un puñado de monedas podías emprender una melancólica aventura.

Johnny Cash, Lloyd Conger, Roy Wayne eran esa extraña banda sonora que resonaba sin parar en la reconvertida capilla de su abuelo ahora hogar de la no tan famosa empresa “Textiles y arreglos Carter” que pese resultar un nombre ciertamente resultón y profesional poco tenía que ver con la realidad pues los pocos conocimientos de sus padres no se podían eclipsar con un bonito cartel remachado en la entrada.
Ovillos e hilos danzaban sin ton ni son por el suelo de lo que antaño se conocía como un viejo altar donde James adoraba rescatar algún solitario botón. Cada botón contaba una historia o eso pensaba él. Tal vez un día rescatase alguno de un antiguo general venido a menos y como recompensa se llevase algún relato.

Si esta fuese una canción country, solo estaríamos en el momento en el cual la potente voz de Cash se vería enmudecida por el amargo trago de whisky que se estaría tomando antes de empezar una de sus canciones. Ahora con los labios más húmedos y con los primeros acordes empieza la verdadera historia de Carter.

James Chase Carter era de esos jóvenes soñadores, uno de esos que acaba embriagado por la mera fuerza moral de sus pensamientos o con una M1911 en algún lugar de su infancia llevando la palabra del Señor a base de balazos.
Por fortuna, las Moiras habían hilado otra historia para este joven, una donde podía seguir siendo presa de sus inexcusables valores y al mismo tiempo llevar un arma, un auténtico acierto ¿No?

Graduándose en la academia policial de Fort Worth encontró rápidamente el gusto a la criminología y la búsqueda de la verdad donde el análisis criminalístico como Detective lo embriagó tanto como el alcohol que cautelosamente guarnecía en una petaca de su pantalón. Tantas eran las historias que se escondían en una escena criminal, ya no eran botones perdidos, eran inmaculados remantes de toda clase de desaires. Amor, odio, celos... El auténtico tapiz de la humanidad que como un ávido explorador se esforzaba en descifrar en busca del codiciado tesoro.
 

No todo podía ser confundir justicia y verdad, James Chase encontró la que sería la nuez de su pay, Claire.
Una muchacha de cabellos lacios que caían como una cascada dorada sobre sus pálidos hombros, una sonrisa similar a la medialuna en una noche oscura y unos ojos esmeraldas que cortaban el aliento de Carter haciéndole sentir nuevamente aquel jovial muchachito.


La vida era fácil, recompensaba con buenos momentos y casos no demasiado complejos donde solamente visitaba algunas tiendas con los cristales rotos en busca de una perdida colilla de algún atracador. Ciertamente no era ningún desgarbado pistolero tipo John Wayne, pero al menos disfrutaba de una cómoda existencia, algo banal pero repleta de destellos que podría calificar como genuina felicidad.

No era el mejor ejemplo de dignificación policial, pero al menos hacía lo que podía, desde luego no se le podía comparar con uno de esos detectives de ficción encarnados en series como Ley y Orden.
James siempre tuvo un carácter afable, tal vez algo místico fruto de su infancia, pero salvo algún pequeño pecado menor fruto del amor por los productos de Baco poco se le podía reprochar, tal vez un ligero orgullo exacerbado fruto de la juventud.
James lo tenía claro, en esta vida había que ser uno de los buenos, malos ya había muchos.

Hasta el momento su vida era desenfadada. Como todas las vidas tenía sus pequeños problemas, algún quebradero de cabeza, pero poco más. Una vida normal más en la inmensidad del gigante americano. Otra ensoñación de la promesa bendita del país de la libertad.

Pero al igual que las alegrías nunca vienen solas, las malas rachas lamentablemente tampoco.
Un par de malos casos relacionados con tráfico de drogas, algún delito de sangre empezó a hacer mella en lo que sería la psique de Carter, poco a poco, fue bebiendo algo más. Las noches dejaron de ser para la contemplación de la obra del Señor y acabaron siendo un culto al hedonismo.
Sin perder la profesionalidad, pero perdiendo otros rasgos más importantes del día a día, las horas se fueron limitando para su querida Claire y el pozo parecía cada vez más hondo. El extraño cóctel de estrés, pesadillas y sentimientos encontrados provocan incluso al hombre más pio a buscar el refugio en la palabra de Dios.

Sin duda no se podía decir que Carter no intentó escuchar al señor, cada noche y cada mañana se arrodillaba a los pies de su cama hablándole, esperando una contestación, pero la nada lo envolvía.

¿Acaso cuando era niño no le escuchaba? Durante toda su vida había sentido aquella presencia tan cercana como una figura paternal donde con cada plegaria se acercaba un poquito más a él. ¿No era la misma vida una balanza en la cual las buenas acciones eclipsaban a las malas?

Cuando un hombre está cerca de perder la fe, pierde uno de sus grandes pilares morales. Al igual que decía Dostoyevski “Si Dios no existe, todo está permitido”; Carter se lo tomó al pie de la letra.

La contención de las emociones siempre había sido una virtud de la educación en valores cristianos, pero cuando todos los valores se cuestionan, Carter perdió esa capacidad en el mismo momento donde su Claire lo dejó con una pequeña nota sobra la cómoda de la habitación.

Dios no podía tener un plan inefable para él, se repetía entre copa y copa. Dios no podía ser piadoso si un hombre recto como él, cuando tropezaba, era castigado de este modo. Poco a poco incluso la profesionalidad de la cual siempre había hecho gala empezó a flojear.
Los casos no se resolvían debidamente, se le escapaban pistas y conjeturas bastante obvias pero el colmo de su carrera fue un tardío error que lo apartó de la carrera policial.
Unos lo llamaron suspensión de servicio, otros un sano retiro de la vida policial, incluso alguno especuló sobre un caso de abuso de la autoridad policial, pero fuese lo que fuese, Carter dejó la placa.

Los demonios le comían por dentro, podreciendo su alma cristiana provocándole toda clase de desaires en su día a día. Pronto James Chase Carter se convirtió en el cascarón de lo que una vez fue. Un extraño errante de lo que una vez había sido su tierra amada donde la vergüenza y culpabilidad lo ahogaba junto con litros de bebida mal destilada.

Vendió su casa, metió toda su vida en una maleta y emprendió su particular viaje a los abismos de los Estados Unidos. Usualmente cuando alguien se encuentra perdido y sin rumbo, la autocomplacencia forma parte del angosto camino que tiene que recorrer donde malvives a base de rentas formadas por tiernos recuerdos del pasado. El tortuoso descenso cara la nada absoluta de la vacua moralidad se tradujo en toda clase de situaciones de las cuales no necesariamente se siente orgulloso de narrar, aunque sea con varias copas de más encima.

En aquel viaje recuperó un viejo acompañante, la música. Todo sonaba infinitamente mejor con un buen disco sonando en el reproductor de su viejo coche, poco a poco incluso los destartalados corazones cansados pueden sanar. De aquí a allá, huyendo de las sombras del pasado recorría el corazón de la decadente Norte América donde las almas incapaces de sanar perdían su fatuo sentido entre bebida y violencia. Nieto de un Predicador, hijo de dos sastres, James Chase Carter era una mala copia de aquellos que amó, cosiendo desgracias y Predicando su desazón con el Señor que le había abandonado por un pequeño traspiés.


 

Pasaron casi dos años, en aquel pozo que cuidadosamente había conformado arañando cada maculo recuerdo de lo que había sido una buena vida. Cada mañana el amargo sabor del tabaco y la bebida barata impregnaba su paladar junto con una mezquina necesidad de ver simplemente la vida correr ante sus ojos. Quería ser un nihilista espectador de aquello que ocurría alrededor donde con un poco de suerte uno de los expresos de las películas de John Wayne le pasase por encima, era más fácil fantasear con otro tipo de vida con una buena copa entre manos.

Pero las pesadillas no habían cesado en todo aquel tiempo, después de todo, ¿A que tenía miedo realmente? Los pelos se le erizaban con cada repetitiva pesadilla recurrente de sus noches, era como si las llamas del infierno lo envolviesen cuando dentro de algunos años encontrase el descanso del suelo. Podía casi inhalar el azufre procedente de las entrañas de aquel oscuro agujero que tiraba de su alma cada noche. Cada noche más real, cada noche más cercano.

Por muy profundo que sea un pozo, cuando alzamos la cabeza correctamente podemos ver un fino hilo de luz, James Chase Carter encontró aquella luz en una vieja palabra dentro de la biblia de su abuelo. < Redención. >
Encontrar el perdón de aquella voz que había dejado tantos años atrás de escuchar, obrar en pos del bien recorriendo el tortuoso camino del perdón para hallar la paz.

Fue así como el fantasioso miedo de una mente consumida por la bebida provocó un cambio dentro de Carter, nuevamente las viejas palabras de su abuelo cobraban un sentido. No se trataba del magnánimo y estoico matiz religioso de un hombre versado en la teología, era un sentido más cercano y mundano.

No podía seguir en Texas, allí todo tenía un extraño sentimiento apagado en cada rincón donde posase su mirada, todo evocaba peores y más mezquinos recuerdos donde sería imposible encontrar la paz del camino cara la redención.
Con el depósito de su coche lleno, una maleta llena y con el corazón lleno de preguntas emprendió un nuevo viaje cara el estado de San Andreas donde tal vez pudiese urdir un nuevo comienzo.

¿Qué sería de su destino en aquella nueva oportunidad? ¿Podría seguir los pasos de su viejo abuelo y vestir el negro color de los Predicadores trasladando de aquel modo las enseñanzas que tardó en comprender? Podía encontrar el perdón ayudando al prójimo, siendo el pastor de un perdido rebaño tan sufridor como él.

¿O retornaría su vieja vida dentro del cuerpo policial? Después de todo los años más felices de su vida habían sido ungidos bajo el lema de servir y proteger. El bien se podía hacer sin la tarea evangélica y marcando la diferencia en un mundo complejo.

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Buenas.

 

Tu invitación ha sido aceptada. Te recomiendo leer la NORMATIVA a conciencia y comprenderla bien antes de pasar a hacer el examen oral.

También te dejo dos post muy útiles sobre COMANDOS /ME Y /DO y ROL DE ENTORNO

 

Ya puedes acceder al TS3 (ts3.despistaos.es) para realizar el examen.

 

Aquí tienes los horarios de entrevistas, puedes escoger el que mejor te venga: Horario Entrevistas

 

Cualquier duda, puedes preguntarla en las salas de ayudas en nuestro servidor TeamSpeak3 o mandarme un mensaje privado que te ayudare sin problema.

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ENTREVISTA ORAL APROBADA
 


¡Felicidades! Ya puedes entrar al servidor con la ID 13863.



Te dejo por aquí todos los enlaces que podrían serte de utilidad antes empezar a jugar. ¡Bienvenid@ a Despistaos!
 
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